Lejos han quedado ya los precios de las habitaciones por 120 o 150 euros. Los estudiantes que estas semanas se han ido incorporando a la vida universitaria desde fuera de Málaga se han encontrado con una realidad que lleva acechando varios años: los precios abusivos de los alquileres.
A la poca oferta destinada a estudiantes se suma la subida generalizada del alquiler en la ciudad de Málaga. Un rápido vistazo por las principales páginas de búsqueda de habitación muestra como, en el distrito universitario de Teatinos y El Cónsul, la media es de unos 300 euros. Con posibilidad de encontrar todavía algunas habitaciones por 250 euros, el lado opuesto puede llegar a alcanzar los 450 euros por habitación. Todo ello sin contemplar los gastos de luz, agua o internet, que pueden sumar otro centenar de euros a la mensualidad.
En datos generales Málaga se sitúa como la tercera ciudad española donde el precio de alquiler ha subido más entre los años 2013 a 2019. Tal y como señalaba el estudio “Evolución del mercado del alquiler de vivienda en España”, realizado por el Banco de España, Málaga es la tercera capital española donde más ha subido el precio alquiler residencial entre 2013 y 2019, situándose por detrás tan solo de Palma de Mallorca y Barcelona. Este mismo estudio señala cómo el precio ha incrementado en estos años más del 45%, lo que se traduce en unos precios inaccesibles para la mayoría de la población.
Junto a Teatinos y el Cónsul, zonas universitarias ubicadas junto al campus con la mayoría de centros, también es un punto de interés El Ejido, donde se encuentra la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Para los estudiantes de este centro la situación se complica doblemente, pues a los precios altos se une la fuerte competencia creada por el aumento de viviendas dedicadas al turismo.
Para los alumnos y alumnas que estudian por la zona del El Ejido, los precios vuelven a situarse por encima de los 250 euros/mes la habitación llegando a alcanzar los 400 euros/mes según los datos de las principales plataformas.
Respuestas por parte de los estudiantes
Ante esta realidad, el curso pasado los representantes del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Málaga lanzaron una campaña en redes sociales bajo el hashtag #EstudiantesSinTecho, donde centenares de alumnos y alumnas compartieron sus preocupaciones y situaciones respecto a la búsqueda de piso en la ciudad.
La campaña se convirtió en una petición oficial al Consejo de Gobierno de la universidad, el cual aceptó tomar medidas sobre la demanda estudiantil.
Siguiendo la línea de la campaña en redes, se hizo famoso el caso de la estudiante de Biología de la UMA, Noemí Escobar, quien publicó el pasado mes de marzo un tweet donde expresaba las dificultades de conseguir un piso. Así, entre los requisitos se sumaban varios meses de fianza, un mes más para la inmobiliaria y el aval de los padres. Requisitos que pueden llegar a superar los 1.000 euros solo para optar a la habitación. Es así como Noemí Escobar señalaba que “después de estar buscando piso desde enero nos llamó una inmobiliaria diciendo que cumplíamos todos los requisitos de avales, pero que además teníamos que estar empadronados en Málaga durante mínimo un año, condiciones que ya no podíamos cumplir y que son abusivas. A los precios altos se añaden estas condiciones, se están aprovechando de una necesidad que tenemos, pues no podemos decir que no a según qué pisos, independientemente de cómo estén, porque es que necesitamos un sitio donde vivir mientras estudiamos”. En el caso de Escobar, compagina estudios con trabajo “dedico todas las tardes a trabajar y por las mañanas voy a clase, así que dime tú ¿cuándo estudio?, al final no hay tiempo, entras en un bucle donde al bajar
el rendimiento pierdes la beca y eso te obliga a seguir trabajando y bajar aún más en los estudios, es una forma de expulsarte hasta del sistema de becas”.
Este curso, para muchos alumnos la situación se repite, siendo un tema que comparten en sus grupos y constatan a su alrededor. Así lo señala Amanda Vázquez, estudiante de Filología Hispánica en la UMA quien tiene la suerte de “vivir con un familiar”. “En mi caso, que soy de Fuengirola, tengo la suerte de poder vivir con mis abuelos. Esto facilita mucho el poder estudiar en la universidad porque para empezar no tengo que buscar un alquiler ni pagarlo, están muy caros y tienes que sumar muchos gastos de luz, agua…así como comer”. Estos gastos añadidos suponen una lastra para muchos alumnos y alumnas, “hay que tener en cuenta que en la universidad también tienes los gastos de libros y material, a mi por ejemplo solo en fotocopias se me va muchísimo dinero, así como el propio transporte o las veces que tienes que comer en la facultad porque haces trabajos o estas estudiando”.