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18 abril, 2024
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Alquileres por encima de las posibilidades, el precio de estudiar en Málaga

Los alquileres destinados a los estudiantes universitarios suben sus precios hasta rondar la media de 300 euros sin gastos, una cantidad que limita las posibilidades para estudiar fuera del hogar familiar

Lejos han quedado ya los precios de las habitaciones por 120 o 150 euros. Los estudiantes que estas semanas se han ido incorporando a la vida universitaria desde fuera de Málaga se han encontrado con una realidad que lleva acechando varios años: los precios abusivos de los alquileres.

A la poca oferta destinada a estudiantes se suma la subida generalizada del alquiler en la ciudad de Málaga. Un rápido vistazo por las principales páginas de búsqueda de habitación muestra como, en el distrito universitario de Teatinos y El Cónsul, la media es de unos 300 euros. Con posibilidad de encontrar todavía algunas habitaciones por 250 euros, el lado opuesto puede llegar a alcanzar los 450 euros por habitación. Todo ello sin contemplar los gastos de luz, agua o internet, que pueden sumar otro centenar de euros a la mensualidad.

En datos generales Málaga se sitúa como la tercera ciudad española donde el precio de alquiler ha subido más entre los años 2013 a 2019. Tal y como señalaba el estudio Evolución del mercado del alquiler de vivienda en España”, realizado por el Banco de España, Málaga es la tercera capital española donde más ha subido el precio alquiler residencial entre 2013 y 2019, situándose por detrás tan solo de Palma de Mallorca y Barcelona. Este mismo estudio señala cómo el precio ha incrementado en estos años más del 45%, lo que se traduce en unos precios inaccesibles para la mayoría de la población.

Junto a Teatinos y el Cónsul, zonas universitarias ubicadas junto al campus con la mayoría de centros, también es un punto de interés El Ejido, donde se encuentra la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales. Para los estudiantes de este centro la situación se complica doblemente, pues a los precios altos se une la fuerte competencia creada por el aumento de viviendas dedicadas al turismo.

Para los alumnos y alumnas que estudian por la zona del El Ejido, los precios vuelven a situarse por encima de los 250 euros/mes la habitación llegando a alcanzar los 400 euros/mes según los datos de las principales plataformas.

Respuestas por parte de  los estudiantes

Ante esta realidad, el curso pasado los representantes del Consejo de Estudiantes de la Universidad de Málaga lanzaron una campaña en redes sociales bajo el hashtag #EstudiantesSinTecho, donde centenares de alumnos y alumnas compartieron sus preocupaciones y situaciones respecto a la búsqueda de piso en la ciudad.

La campaña se convirtió en una petición oficial al Consejo de Gobierno de la universidad, el cual aceptó tomar medidas sobre la demanda estudiantil.

Siguiendo la línea de la campaña en redes, se hizo famoso el caso de la estudiante de Biología de la UMA, Noemí Escobar, quien publicó el pasado mes de marzo un tweet donde expresaba las dificultades de conseguir un piso. Así, entre los requisitos se sumaban  varios meses de fianza, un mes más para la inmobiliaria y el aval de los padres. Requisitos que pueden llegar a superar los 1.000 euros solo para optar a la habitación. Es así como Noemí Escobar señalaba que “después de estar buscando piso desde enero nos llamó una inmobiliaria diciendo que cumplíamos todos los requisitos de avales, pero que además teníamos que estar empadronados en Málaga durante mínimo un año, condiciones que ya no podíamos cumplir y que son abusivas. A los precios altos se añaden estas condiciones, se están aprovechando de una necesidad que tenemos, pues no podemos decir que no a según qué pisos, independientemente de cómo estén, porque es que necesitamos un sitio donde vivir mientras estudiamos”. En el caso de Escobar, compagina estudios con trabajo “dedico todas las tardes a trabajar y por las mañanas voy a clase, así que dime tú ¿cuándo estudio?, al final no hay tiempo, entras en un bucle donde al bajar

Los alquileres destinados a los estudiantes universitarios suben sus precios hasta rondar la media de 300 euros sin gastos, una cantidad que limita las posibilidades para estudiar fuera del hogar familiar
Tweet publicado por Noemí Escobar

el rendimiento pierdes la beca y eso te obliga a seguir trabajando y bajar aún más en los estudios, es una forma de expulsarte hasta del sistema de becas”.

Este curso, para muchos alumnos la situación se repite, siendo un tema que comparten en sus grupos y constatan a su alrededor. Así lo señala Amanda Vázquez, estudiante de Filología Hispánica en la UMA quien tiene la suerte de “vivir con un familiar”. “En mi caso, que soy de Fuengirola, tengo la suerte de poder vivir con mis abuelos. Esto facilita mucho el poder estudiar en la universidad porque para empezar no tengo que buscar un alquiler ni pagarlo, están muy caros y tienes que sumar muchos gastos de luz, agua…así como comer”. Estos gastos añadidos suponen una lastra para muchos alumnos y alumnas, “hay que tener en cuenta que en la universidad también tienes los gastos de libros y material, a mi por ejemplo solo en fotocopias se me va muchísimo dinero, así como el propio transporte o las veces que tienes que comer en la facultad porque haces trabajos o estas estudiando”.

Una única residencia pública

Con unos 35.0000 matriculados en la Universidad de Málaga, la institución solo cuenta con una residencia universitaria pública de 275 plazas, La residencia Alberto Jiménez Fraud. Para beneficiarse de una de ellas los interesados deben inscribir su solicitud en el mes de abril, una apuesta que para los alumnos de primer curso aumenta la presión para conseguir  plaza en la universidad.

Como opción pública, la Residencia Alberto Jiménez Fraud distribuye las plazas a través de convocatoria pública donde se valoran diferentes factores, como son el nivel de renta familiar, la distancia del domicilio de residencia habitual del alumnos o el expediente académico. Los estudiantes que no consiguen superar los requisitos exigidos pasan a una lista de espera, la cual puede llegar a doblar el número de plazas existentes.

Aunque a priori la residencia pública podría suponer un gasto menos no siempre es así. Con precios que rondan entre los 153 euros/mes (en habitación compartida), hasta los 228 euros/mes (por habitación individual), los estudiantes  deben sumar los gastos de luz, agua y teléfono, cuyo precio final se reparte entre las personas que comparten la habitación. Asimismo, la alimentación tampoco está incluída en el precio, lo que añadiría 286 euros/mes para la pensión completa (desayuno, almuerzo y cena de lunes a domingo) o 178 euros/mes para la media pensión (desayuno y cena de lunes a domingo).

El curso pasado, desde el Consejo de Estudiantes de la UMA se alertó del problema que significaba esta falta de oferta pública, instando a la universidad a solicitar la creación de otra residencia pública que se sumará a la Alberto Jiménez Fraud, ubicada en Portada Alta. La respuesta fue el planteamiento de una nueva residencia, pero se señaló la posibilidad de que esta tuviera una gestión privada durante 25 años.

La demanda sigue creciendo y parece ser solo responde a ella la creación de residencias de carácter privado, como la nueva construcción ejecutada por la marca Residencias de Estudiantes S.A. (RESA), que prevé estar finalizada para el presente curso.

Los alquileres destinados a los estudiantes universitarios suben sus precios hasta rondar la media de 300 euros sin gastos, una cantidad que limita las posibilidades para estudiar fuera del hogar familiar
Residencia Alberto Jiménez Fraud

Para Eva Zotano, estudiante de cuarto curso de Arte Dramático en la  Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga, encontrar piso este año fue una carrera de obstáculos: “nos costó muchísimo trabajo porque todas las opciones que encontrábamos eran muy caras o estaban muy lejos de nuestro centro de estudios. En mi caso, que éramos tres amigas, al final tuvimos suerte porque una amiga de mi primo dejó su piso y nos lo pasó, por lo que tuvimos que sumar una cuarta persona. Este año al final pagamos por un piso de cuatro habitaciones 1000 euros, mientras que el año pasado pagábamos por un piso de cuatro habitaciones unos 850 euros al mes”. Tal y como señala Eva Zotano, “creo que con estos precios lo que hacen es aprovecharse de una necesidad, saben que necesitamos estar cerca de la universidad”.

Cambiar cada año de piso es la realidad a la que se enfrentan cientos de estudiantes. Así fue el caso de José María Mesa, de 4º de Turismo, quien ha tenido que cambiar tras problemas con el casero, “nos pidió que arreglaramos ciertas cosas que debía cambiar el seguro, pero resultó que no tenía y quería que lo hiciéramos nosotros, al final tuvimos que dejar el piso. De precios pasé los primeros años pagando 200 euros y este nos han subido 25 euros más, junto a los gastos”.  Sobre los precios José María Mesa señala que “225 euros es un precio todavía razonable, no lo es ya cuando superan los 250 euros, que te obliga o a pedir más dinero a tus padres o a buscar un trabajo, lo que te supedita en los estudios, porque te quieta horas”.

Becas para hacer frente a los gastos

El Ministerio de Educación y Formación Profesional contempla dentro de sus becas para estudios universitarios una cantidad destinada al alojamiento de los estudiantes. De este modo, junto al pago de la matrícula, los alumnos y alumnas que acrediten residir fuera del domicilio familiar durante los estudios. Estas ayudas se incluyen dentro de las cuantías fijas, con un presupuesto de 1.500 euros por estudiante.

Para obtener estas ayudas los estudiantes deben acreditar un contrato de arrendamiento, ya sea de vivienda o habitación, que cubra el período de estudios.  Este primer documento ya supone una traba para muchos jóvenes, quienes se encuentran con numerosos requisitos para obtener el contrato, como pueden ser la necesidad de avalistas o de fianzas abusivas.

Estas ayudas además se ligan a la renta familiar de los estudiantes, solo pudiendo solicitarlas aquellos que acrediten estar en el umbral de renta 2 (lo que supone por ejemplo que la renta de una familia de cuatro miembros no supere los 36.421,00 euros anuales).

La Universidad de Málaga contempla a la necesidad de cubrir estos gastos con sus becas de Cohesión Social (con apoyo de la Junta de Andalucía). El curso pasado la modalidad de residencia contó con un presupuesto de 650.000 euros, destinadas a aquellos estudiantes que durante el curso académico tuvieran que desplazarse a Málaga capital debido a la distancia de su residencia familiar. Estas ayudas se traducen en una cantidad de 1.000 euros por estudiante. Las personas que las solicitan deben acreditar “fehacientemente su residencia en Málaga por motivos de distancia, locomoción o de horario lectivo”, así como estar matriculados de al menos 48 créditos.


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