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29 marzo, 2024
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Rectores

Columna de opinión de Carlos Pérez Ariza en la sección Horizontes sobre las elecciones al rectorado de la UMA y la situación en Cataluña

La universidad pública de Cataluña ha dado un triste espectáculo. Rectores defendiendo a los estudiantes que piden excedencia de clases para apoyar al gobierno secesionista. Vayan muchachos, tomen las calles y ya hará sus exámenes finales cuando puedan. No les contaremos falta en sus clases. Les parece mejor que esas horas docentes en las aulas sean prácticas callejeras, que sumarán a su expediente académico. El mundo al revés. La autoridad máxima de la Academia dando carta blanca al sector que más aúlla. En esta Era orwelliana los que quieren asistir a clases son los execrados; los que lo impiden, premiados. La sede del control académico (CRUE), reprende a sus colegas catalanes, ma non troppo. Referir a George Orwell es recurrente: “El nacionalista no sólo no desaprueba las atrocidades cometidas por su propio lado, sino que tiene una extraordinaria capacidad para ni siquiera oír hablar de ellas”. Pues esto no es 1984, sino 2019.

Es obvio que no todos los rectores son zoquetes, como esos de Cataluña. El de la Universidad de Málaga se presenta a su segundo mandato. Tras doce años de vicerrector, ganó unas reñidas elecciones en primera y segunda vuelta en diciembre de 2015. El próximo mes (03/12) aspirará a continuar por cuatro años más, para culminar su programa general de gobierno. Ha conseguido ponerse la soga a su propio cuello al cambiar los Estatutos. A partir de ahora, las autoridades académicas de la UMA lo serán solo por dos períodos consecutivos, desde el rector hasta el último de los académicos en cargos de gobierno. Se pone a la par de las otras Academias de Andalucía. Aquí, será la primera vez. Es un logro, que parece normal, pero que en este nuestro país, plagado de canonjías, grupúsculos y hermandades de gobiernillos es un grande avance. Da sentido democrático y ejemplo a un país, donde ya va siendo hora de que los reinos de taifas sean estudiados como un hecho histórico del pasado.

Sería muy sano que el ejemplo que da la UMA, entre otras universidades andaluzas, sea seguido por todas las universidades públicas de España. Y que se vaya extendiendo a todos los cargos políticos electos a todos los niveles. Eternizarse con el argumento de que les han votado elección tras elección no hace favor a la transparencia. Si bien son legítimos, según nuestras leyes, no es lo más sano para una sociedad dividida y convulsa como la que vivimos y sufrimos. La educación superior aún necesita urgentes retoques, afeites y aggiornamento, por algo se empieza.

Estas elecciones serán de trámite, suave es el viento. No se avizoran contendientes. Sabemos que hay candidatos in pectore. Se presienten designados, pero ponderan la ocasión para 2023, cuando la justa será reñida. Se da por hecho que un gobierno, al tener respaldo de los votantes,  tiene suficiente con esos dos lapsos. Para culminar un programa con eso basta. De ser reelecto, José Ángel Narváez Bueno, habrá inaugurado un rectorado de solo dos períodos por primera vez en la UMA.

Por Carlos Pérez Ariza
@OraculoCharlie
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