El profesor del Área de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad de Jaén, Francisco Vidal, pronunciará el próximo domingo su discurso de ingreso y de recepción oficial como académico de número en la Academia Andaluza de la Historia. El acto tendrá lugar a las 12 horas en el Convento de Capuchinos de Alcalá la Real y contará con la participación del coordinador provincial de la Academia, José Rodríguez Molina, del rector de la UJA, Juan Gómez Ortega, y del alcalde de Alcalá, Carlos Hinojosa Hidalgo. La Academia condecora así la labor de investigación que ha realizado Vidal sobre la historia de los Nazaríes.
¿Por qué cree que le han elegido miembro de la Academia Andaluza de la Historia?
Por mi trayectoria de veinte años en los estudios de historia de los Nazaríes, de la frontera y las relaciones entre islam y cristiandad, cuestiones con mucha presencia e importancia a lo largo de la historia de Andalucía en general y de Jaén en particular. Además, la Academia tiene un espíritu abierto, plural e integrador, con una concepción holística de la historia en la que es obligada la interdisciplinariedad, por lo que la presencia de arabistas y de los Estudios Árabes e Islámicos resultaba necesaria.
¿Qué supone este logro para usted, tanto a nivel personal como profesional?
A nivel personal es una gran satisfacción, una alegría pues implica una compensación al trabajo y al esfuerzo, a tanto tiempo invertido y robado a mi familia y a mis amigos. A nivel profesional, es un honor y un reconocimiento a la actividad y producción científica realizada, un incentivo para seguir en la línea de estudio de las fuentes árabes en sus múltiples formas. Además, llega en un momento adecuado y no demasiado tarde, como suele suceder en las grandes corporaciones académicas de ámbito nacional o autonómico cuyos miembros acceden a una edad bastante avanzada.
¿Qué estudia el grupo de investigación que dirige en la Universidad de Jaén?
Es un equipo interdisciplinar que estudia las sociedades árabes e islámicas en contacto con sociedades cristianas y la transición de la sociedad islámica a la cristiana en Andalucía. Ello implica analizar el legado y la herencia árabo-islámica que ese contacto y la transición de una sociedad a otra dejó desde el punto de vista del patrimonio histórico-cultural (monumental, pero también documental, intelectual, lingüístico, agrícola, etc.) o institucional (magistraturas o cargos que perviven en el mundo cristiano, transformados, como el alcalde, el alguacil, el alférez, los habices, etc.), entre otros.
¿Qué destacaría de la huella andalusí que la cultura árabe ha dejado en Jaén?
Muchas cosas, empezando por la primera y fundamental de su propia identidad onomástica: el nombre de Jaén es la castellanización del árabe Yayyán. La presencia árabe en las tierras de nuestra provincia fue intensa y extensa (desde el 711 y hasta 1485 en algunas zonas) por lo que el legado es amplio y no solo cuenta con los extraordinarios Baños Árabes (existieron otros más en la capital y todas las ciudades andalusíes de Jaén) y los múltiples castillos y fortificaciones de esa época con lápidas, monedas, objetos o tumbas, también cuenta con un rico legado intelectual (numerosos sabios y libros elaborados por ellos), personajes ilustres e incluso varios soberanos nacidos aquí, además de toponimia, palabras, redes de regadío, gastronomía, entre otros aspectos.
¿Qué cree que puede aportar a la academia?
El estudio y perspectiva de las fuentes árabes e islámicas para la historia de la Andalucía andalusí en general y, dado que mi plaza de académico de número es por mi provincia, del Jaén andalusí en particular. Por otro lado, además de participar en las actividades que organice la Academia en su sede central de Sevilla o en las subsedes provinciales, intentaré promover el convenio y la colaboración entre la Academia y la Universidad de Jaén para diversas actividades y propósitos científicos y culturales.
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