La difusión de la cultura – Cultura de la difusión

Imágenes. Eso es lo primero en lo que pienso cuando me planteo hacer llegar al máximo de público posible la programación cultural en la que trabajamos en la Universidad de Almería. Las redes sociales, en primer lugar, pasando por los medios tradicionales en diversos soportes como este en el que escribo, se nutren de imágenes. Así, un concierto, taller o una representación teatral finalmente llegan como una fotografía, como una sombra de lo que fueron o pueden llegar a ser y que, en la medida en la que no se olviden, servirán para difundir lo que se hizo o hará, o incluso las dos cosas al mismo tiempo.

La imagen es cultura, la fotografía es vehículo, pasajero y conductor. Piense en la plasticidad de un vestido en movimiento en el taller de danza oriental; la expresión del dolor en el rostro de esa actriz del grupo de teatro que cae en el escenario; unos dedos nerviosos que se pasean acariciando un saxo en la BIG BAND; admiración en las miradas de quienes se saben en compañía de ese autor que acaban de leer en el Club de Lectura… Y, sí, pienso en esas imágenes, que de la mano de aquellos que se afanan en una profesión casi extinta, nos hacen llegar la cultura en sus diferentes manifestaciones. Y no es sino el fotógrafo de medios el que consigue que la propia fotografía sea cultura de la difusión. Me gusta pensar en un universo paralelo de momentos de ese gran espectáculo que es la vida, en todas las manifestaciones que a través de las aulas temáticas ofrecemos a la sociedad. Todo ello en series de instantáneas que se constituyen en significante y significado de una tarea compleja y apasionante: Enseñar, compartir, extender, participar y promover la cultura desde la universidad.