Cuatro mujeres se sitúan al frente de la gestión económica de la UAL, la UGR, la UMA y la UCO, una circunstancia histórica que atribuyen al cambio generacional. Se trata de una situación inédita en el panorama de las universidades públicas de Andalucía. Quizás síntoma de una progresiva concienciación sobre la igualdad de género que ha calado entre los estudiantes —en los grados andaluces, el 54,6% son mujeres— pero que se resiste todavía a arraigar entre los altos cargos. El fruto de las políticas en esta materia o, como explican ellas, una consecuencia natural del relevo.
Las cuatro gerentes al frente de los recursos administrativos y económicos de la UAL, UCO, UGR y UMA, coincidieron a finales de abril en un encuentro en el Hospital Real de Granada. “En el ámbito de las universidades españolas a veces ha dado pena, porque me he visto sola en reuniones de gerentes. Así que bien por esta situación y bien por el avance”. Son palabras de la gerente de la UCO, Luisa Rancaño, acerca de una situación a la que se enfrenta la máxima responsable de la UGR, Pilar Aranda, con cierta asiduidad. En la actualidad es la única mujer al frente de una universidad pública en España.
“Cada vez hay más mujeres en los cargos por designación, sobre todo cuando hay una rectora se nota que en el equipo sí que mantiene bien la paridad, pero yo echo en falta mujeres que se presenten a cargos”, explica la gerente de la UMA, María Jesús Morales, “de 18 decanos hemos tenido solo una o dos; ahora hay cuatro, eso ya es un triunfo”. En su Universidad, el equipo de gobierno cuenta con 11 vicerrectores y cinco vicerrectoras. En Granada, la proporción es de cuatro mujeres y tres hombres. En la UCO cuentan con cinco vicerrectores y cuatro vicerrectoras. Por último, los vicerrectorados de la UAL están dirigidos por dos mujeres y cuatro hombres.
“Las mujeres saben mejor cómo organizar los fondos, se organizan mejor porque están acostumbradas a llevar los fondos de una familia”, afirma la gerente de la UAL, María del Carmen Caba. Para ella, las generaciones jóvenes en las universidades, tanto a nivel de alumnos como de docentes, ofrecen “prácticamente un equilibrio”. Sin embargo, remontándose a cifras de hace 20 años, Caba pone de manifiesto el cambio en la pirámide demográfica de las universidades. “En la nuestra había 17 o 18 catedráticas frente a más de 70 catedráticos”, detalla. “Hay mucha desigualidad en las generaciones mayores, cosa que no ocurre en las más jóvenes”.
María del Mar Holgado, gerente de la UGR, dice no haber sufrido “ninguna dificultad ni discriminación” durante su trayectoria en la Universidad. “Sé que lo hay en otros ámbitos de la sociedad”, añade, “pero yo en la vida universitaria no he notado nunca dificultad por ser mujer”. Carmen Caba opina que en el sector privado “sigue habiendo mucho más machismo”, algo que relaciona con el nivel de cualificación. María Jesús Morales, por su parte, percibe “un parón importante en el momento maternal, desde los 35 a los 40 años”, materializado en una reducción del número de mujeres docentes en la universidad: “La mujer renuncia a muchas cosas, y ahí sí que se nota”.
En lo relativo a la conciliación familiar, bromean con que habría que preguntar a sus hijos. Coinciden en que “hay una elección personal” de afrontar los sacrificios que requieren la enseñanza y la investigación. Horas fuera del despacho, correos, móvil, lecturas… “Bien es verdad, que normalmente nuestros hijos tienen una edad”, relatan, “de los 30 a los 40, cuando están los niños pequeños, lo dejas y luego retomas”, dicen con respecto a la investigación.
Pese al progreso hacia la equidad, las gerentes alertan sobre la desigualdad encubierta , “formas sutiles de machismo”, como el “paternalismo”.
Compartir