Un grupo de investigación de la Universidad de Granada vincula ciertos rasgos de la personalidad con un mayor riesgo de sufrir adicción al móvil. Los investigadores de la UGR han distinguido entre los rasgos de personalidad que aumentan o disminuyen el grado de vulnerabilidad ante la “nomofobia”, definida como el miedo a estar fuera del contacto con el teléfono móvil y considerada una fobia de la edad moderna.
La nomofobia afecta hasta a siete de cada diez españoles y se mide por el número de horas que se dedican al móvil, en sustitución de otras actividades. De este modo, la investigación de la Facultad de Psicología de la UGR ha analizado los rasgos de personalidad que acentúan o protegen a cada persona de sufrir este tipo de adicción que se convierte en una enfermedad cuando modifica las rutinas o incapacita para desarrollar una vida normal.
Así, la catedrática del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la UGR, Francisca López Torrecillas, explica que la investigación comenzó para profundizar en la nomofobia, una de las adicciones en auge de la edad moderna, y comprobar si existen perfiles o rasgos de la personalidad que influyan en la posibilidad de tenerla.
Entre las conclusiones destacan como factores protectores ante la nomofobia los valores, la predisposición a colaborar, y la espiritualidad cercana a las corrientes de crecimiento personal “tolerantes socialmente, empáticas, serviciales y compasivas”. Frente a este “escudo”, las personas que sufren esta adicción al móvil presentan rasgos relacionados con conductas que buscan la gratificación, “interesadas” o que requieren un refuerzo positivo del resto de la sociedad.
La madurez espiritual y el pensamiento no materialista son protectores contra la nomofobia
“La madurez espiritual, el deseo de sentirse realizado, la capacidad de meditar y el pensamiento no materialista, que se vinculan con altos niveles de satisfacción con la vida, aparecen en el estudio como protectores contra la nomofobia”, concluye López Torrecillas.
Además, la nomofobia provoca problemas de sueño, depresión, daña las retinas, puede generar tensiones musculares y afecta al comportamiento, como cualquier otra conducta adictiva, según los investigadores.