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29 marzo, 2024
AndalucíaGranada

La UGR planta cara a todo tipo de acoso con su nuevo protocolo

Miguel Lorente y Teresa Ortega

El acoso en todas sus formas, escolar, laboral, sexual, racial… es uno de los problemas que más afecta a la sociedad en el mundo entero y especialmente en España. Aunque este problema pueda parecer que a priori no se experimenta en instituciones como las universidades, nada más lejos de la realidad, motivo por el que la Universidad de Granada ha querido dar un paso hacia adelante para acabar con estas conductas, y por ello ha presentado esta mañana ante los medios su nuevo Protocolo para la Prevención y Respuesta ante el Acoso, que fue aprobado por unanimidad el pasado 26 de octubre por el Consejo de Gobierno de la UGR.

Al acto de presentación, que se ha desarrollado en el Salón de Rectores de Hospital Real, han acudido Teresa Ortega, vicerrectora de Responsabilidad Social, Igualdad e Inclusión, y Miguel Lorente, director del Secretariado de Igualdad y Conciliación, quienes han destacado que el protocolo aprobado es una muestra del “compromiso” que tiene la Universidad de Granada con esta “lamentable problemática que sigue siendo uno de los mayores problemas de la sociedad actual”, expresaba Ortega.

La iniciativa ha surgido desde la Unidad de Igualdad del Secretariado de Igualdad y Conciliación de la UGR, pero ha contado con el asesoramiento y la participación de otras estancias de la institución, como pueden ser la Secretaría General de la Universidad, la Gerencia, el Defensor Universitario, la Delegación General de Estudiantes o la Inspección de Servicios, entre otras. Como medidas innovadoras del mismo con respecto a otros protocolos ante el acoso de universidades públicas, la vicerrectora ha querido destacar que el protocolo pretende dar respuesta no solo a casos de acoso por razones sexuales o de género, sino también a otro tipo de situaciones de acoso por relaciones laborales, discriminación racial o étnica o ciberacoso, entre otros, mostrando además una visión y actuación “global e integral al incorporar medidas que van desde la prevención hasta la detección, la atención y protección de las víctimas que sufren acoso y la sanción de las personas responsables a través de la inspección de servicios de la UGR”, explicaba. Todo ello con el fin de “velar y garantizar los derechos de todas las personas que formamos parte de esta comunidad universitaria”, añadía.

Una presentación, que como bien ha recordado el director del Secretariado de Igualdad y Conciliación de la UGR, coincide con una semana especial, ya que el próximo 25 de noviembre se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género, uno de los casos más frecuentes de acoso, “que surge a diario y que sufre un 30 % de las mujeres del mundo”, apostillaba Lorente. Este tipo de acoso, junto con el sexual, es también el más frecuente en las universidades, “un 24% de mujeres, fundamentalmente estudiantes, en algún momento de su paso por la universidad va a sufrir acoso sexual, siendo únicamente denunciados a través de protocolos habituales un 1,4% de esos casos”, algo que refleja “una estructura que está facilitando la existencia del acoso y la invisibilidad de estos casos”, aseguraba el director.

Lorente también ha querido recordar la triple responsabilidad que debe cumplir la universidad con respecto a este tipo de casos, “no dándoles la espalda, rompiendo la estructura de la universidad como un instrumento propicio para llevar a cabo estas conductas, y trabajando y difundiendo información sobre este tipo de conductas para formar profesionales que sepan responder de forma efectiva ante casos de acoso”, expresaba.

Hasta ahora la gran mayoría de protocolos de universidades públicas contemplan como única respuesta ante este tipo de conductas, la denuncia, algo que no significa que no se produzcan casos de acoso, sino que simplemente los hace invisibles, puesto que la mayoría de casos de acoso no se denuncian, ya sea por desinformación de la víctima o porque no quiere a causa de miedo o temor a las represalias, y en ambas situaciones es deber de la universidad darle seguridad y apoyo a las víctimas, independientemente de que hayan denunciado o no, “este tipo de casos también requiere una respuesta por parte de la universidad”, aseguraba el director del Secretariado de Igualdad y Conciliación.

Por ello, para satisfacer la respuesta ante todo tipo de casos y situaciones de acoso, el protocolo de la UGR cuenta con tres grandes ejes, se trata de un instrumento que “no solo busca una sanción, sino atención, prevención y concienciación. No solo pretende dar respuesta a los casos que ya se están desarrollando, pretende que no haya acoso en la universidad”, apuntaba Lorente. Esos tres grandes ejes están basados en la prevención. El primero de ellos para concienciar a la comunidad universitaria de las conductas que son acoso, para que no se vean como normales y por tanto evitar que se produzca el acoso desde el principio.  Cuando ya hay acoso se pone en marcha la prevención secundaria, para tratar de evitar aquello que está produciendo el acoso, y finalmente la prevención terciaria, que tiene una doble componente, la respuesta y la atención integral a las víctimas de acoso.

En lo que respecta a la función de prevención englobará todas aquellas campañas de concienciación e información sobre el acoso en sus distintas variantes, encargándose de ello la Unidad de Igualdad del Secretariado de Igualdad y Conciliación. La actuación ante los casos se desarrollará a través de la Unidad de Igualdad, la Inspección de Servicios o el Defensor Universitario, produciéndose ante ellos dos tipos de respuesta. La primera se trata de una respuesta informal y se empleará en aquellos casos cuyas conductas inapropiadas puedan desembocar en acoso, realizando un seguimiento del caso, hablando e informando con la víctima y también con la persona responsable de la conducta. La segunda respuesta engloba el procedimiento disciplinario o la vía judicial y se dará en aquellos casos de extrema gravedad.

Para el análisis de los distintos casos se creará el Observatorio de Igualdad de la UGR, mientras que de la atención y protección a las víctimas, así como de las distintas respuestas que se den ante los casos, será responsable la Oficina de Prevención y Respuesta ante el Acoso (OPRA), que comenzará a funcionar dentro de tres meses.

Una iniciativa pionera en las universidades españolas al incorporar este enfoque que también tratará casos que no hayan sido denunciados, previniendo y concienciando al estudiantado, protegiendo y atendiendo a las víctimas, y también sancionando a los responsables, porque “la desigualdad hay que romperla con la igualdad. La universidad tiene que ser un instrumento transformador de esa desigualdad para transformarla en igualdad. No hacer nada es hacer que continúen a lo largo del tiempo estas conductas negativas”, concluía Lorente.


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