Planeta Vulnerable: teatro ecológico del S.XXI se dará cita, este jueves 28 de junio a las 20:00 horas, en el hall del edificio Macroscopio del Parque de las Ciencias, consorcio de la Universidad de Granada. Así, se trata de un ciclo de lecturas dramatizadas dirigido a un público a partir de 12 años. La entrada es gratuita con inscripción previa.
Planeta Vulnerable
El proyecto es una colección de 10 obras cortas, dirigidas a despertar la conciencia y la sensibilidad de los espectadores hacia los problemas que afectan a la sostenibilidad del planeta. Han sido elaboradas en el marco del proyecto de ‘Nuevo Teatro Fronterizo’ que dirige el dramaturgo José Sanchís Sinisterra, y que llegan al Parque de las Ciencias de la mano de la Escuela Remiendo Teatro.
En el programa de Planeta Vulnerable se interpretarán tres lecturas: Lavinia, de Gracia Morales; Hasta que el infierno se congele, de Xavi Puchades; y Las velas, de Eva Redondo.
Lavinia, de Gracia Morales
La autora, en esta lectura, aborda por una parte, la influencia del cambio climático en los desastres ambientales y, por otra, cómo actúa la sociedad ante un paulatino suicidio de la vida humana en nuestro planeta. La sociedad se encuentra ante esta amenaza con alarma o resignación, con incredulidad o histeria, pero, de cualquier modo, es necesaria, señala Lavinia, una acción eficaz por detener o al menos ralentizar dicho proceso.
Hasta que el infierno se congele, de Xavi Puchades
En 1967, Texaco abrió su primer pozo petrolífero en la selva amazónica ecuatoriana. Posteriorimente, en 1990, había perforado más de 400 pozos y se marchó, dejando un millar de piscinas artificiales repletas de vertido tóxico. Ya en 1993, diferentes comunidades indígenas llevaron a los tribunales a Texaco-Chevron. El caso, conocido como “el Chernóbil de la Selva“, todavía está en los tribunales. Sobre este litigio, un portavoz de Chevron declaró hace poco: “Vamos a seguir peleando hasta que el infierno se congele”. Esta pieza breve surge de la impotencia ante tal muestra descarada de impunidad. Pequeños fragmentos congelados de nuestro infierno cotidiano.
Las velas, de Eva Redondo
Sumergido, sin localización fija y con un tamaño aún incierto, se encuentra en las profundidades del Pacífico, el séptimo continente; una basta extensión conformada por millones de partículas de plástico. La autora piensa en esta isla de basura como en sopa no digerida, como en futuro vómito del mar hacia la tierra, de la naturaleza a la civilización. Mientras navega a sus anchas por el Océano, cientos de especies acuáticas y pájaros marinos mueren envenenadas por la ingesta de estos desechos tóxicos. Entretanto, Eva Redondo realizará una reflexión sobre como el ser humano sigue inmerso en su espiral de consumo, como si su desmesurado apetito pudiera llegar a saciarse.