21.5 C
Málaga
25 abril, 2024
HorizontesOpinión

Se habla en español

Carlos Pérez Ariza trae en su columna de opinión en Aula Magna su visión sobre la internacionalización de la universidad y el mayor apoyo que esta debiera dar a la cultura española.

Ahora que el NYT ha cerrado su edición en español, es bueno saber que los jóvenes, que sí miran al futuro, se vienen a España a estudiar y aprender un idioma que cubre el planeta desde los tiempos de los Descubrimientos. No es el avasallador inglés del Internet global. Pero que 550 millones de personas lo hablen es un peso específico para los negocios, la cultura y su propio porvenir como lengua. Nadie en países de habla española entiende que, dentro de nuestro mismo país, haya gente que lo desprecie en favor, sin matices, de sus lenguas vernáculas. Los extranjeros no lo ven así. Quien nace con dos idiomas desde la cuna, ya lleva ventaja. Aprender español es un seguro para su futuro profesional.

Aquí llegan, desde el frío norte, alemanes, holandeses, suecos, franceses y estadounidenses. Málaga está a la cabeza, junto a Barcelona y Madrid, como plazas preferidas. La ciudad andaluza recibe a tales alumnos a un ritmo sostenido del 20% anual. Pero el crescendo se lo llevan coreanos sureños, japoneses, chinos. A esos orientales les fascina ese horizonte comercial que tienen al otro lado del Pacífico. Para ese desembarco, que ya es sostenido y amplio, mejor si llevan en la agenda la posibilidad de entenderse en el español de América, que es el mismo nuestro, con sus giros y acentos, pero que se escribe igual y se habla desde Canadá al lejano sur de Chile y Argentina. Un hecho único en el mundo.

En esta corriente creciente de estudiantes, que cubre todo el año, incrementándose en verano, las chicas superan 70%/30% a los chicos. La media está entre 18/20 años. Están aquí entre 4/7 semanas, aunque en los cursos universitarios públicos ad hoc permanecen un curso académico completo. Estos jóvenes se encuentran con la cultura española, esa forma inconforme de estar en el mundo. Las comidas son a horas imposibles para ellos. ¡Y qué comida! Nunca la van a olvidar.  La mar Mediterránea, acogedora aun en invierno, es un descubrimiento inusual. En sus países los mares son aguas inhóspitas, difíciles de calentar. La marcha es una palabra española que aprenden en 24 horas. Lo importante no es su traducción, sino el significado español para la juerga juvenil. Aquí, es cierto, hacen cosas que no se atreverían hacer en sus países, menos permisivos con los aspavientos juveniles. La cerveza o el vino, no sólo es de calidad, sino mucho más barato. Y si fuman, también ese humo dañino lo chupan como casi un regalo. España es diferente.

Se lo pasan bien aquí estos aprendices de nuestro idioma. Serían cursos más completos si, además de la gramática, acentuación, tiempos verbales, giros, etcétera, se les enseñara nuestra cultura. En las academias privadas de idiomas, se deja un tanto de lado ese aspecto. Olvidan, tal vez, que el español es la expresión de una forma de existencia. Subrayar que hemos sido la primera nación moderna de Europa y que el castellano unificó y cohesionó a un territorio, dentro y en América, incluida buena parte de lo que hoy son los Estados Unidos y Canadá. Ayudaría, sin duda, a que ellos entiendan mejor el nuevo idioma que están adquiriendo.

Por Carlos Pérez Ariza
@OraculoCharlie
En Horizontes


Compartir

Otras noticias de interés

¿Computan las prácticas como antigüedad laboral?

Aula Magna

Errejón y la acción en la Universidad

Aula Magna

‘Quiéreme, pero bien’

Aula Magna

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información. ACEPTAR

Aviso de cookies