Las universidades no han vivido nunca ni pueden vivir al margen del entorno social, cultural y económico en que se desenvuelven. Las transformaciones que se producen a su alrededor les afectan directamente y les obligan a reaccionar, con objeto de dar la mejor respuesta posible a las demandas que se les plantean.
En estos tiempos actuales, hay dos fenómenos que producen un gran impacto en el mundo universitario. Por una parte, la creciente digitalización de las sociedades está provocando cambios de gran entidad en los modos de producción y comunicación del saber, abriendo nuevas posibilidades para la educación a distancia y virtual. Por otra parte, el imparable proceso de mundialización que vivimos está rompiendo las fronteras universitarias tradicionales y abriendo nuevos horizontes, de dimensión global.
La confluencia de ambos fenómenos está transformando los modos tradicionales de actuación de las universidades e impulsando su internacionalización, que en consecuencia se ha convertido en un objetivo estratégico para todas ellas. La internacionalización no es hoy una opción más, sino una exigencia ineludible. Y desde esta perspectiva, hay varias líneas de actuación que requieren una atención especial.
En primer lugar, hay que desarrollar y fortalecer las relaciones internacionales y la cooperación interuniversitaria. Para la UNED hay dos ámbitos geográficos fundamentales, en los que venimos participando hace muchos años: el europeo y el iberoamericano. Tanto por razones de cultura como de lengua y cercanía geopolítica, ambos constituyen escenarios prioritarios para nuestra actuación. Las conexiones son muchas y la presencia en asociaciones universitarias, intensa. Pero hay otros ámbitos que cobran nuevo interés, a los que habrá que prestar atención en los años venideros: se trata del área de sur del Mediterráneo y de los países asiáticos.
Aunque venimos trabajando en este objetivo, ofreciendo desde hace tiempo nuestras titulaciones a estudiantes internacionales y sosteniendo centros de apoyo en otros países, debemos abrir nuevas vías de actuación, entre las que se incluyen la oferta de titulaciones conjuntas con socios extranjeros en cada una de las etapas de estudios, como los doctorados internacionales, los másteres reglados, los cursos internacionales de especialización, los cursos de formación permanente y los cursos de extensión universitaria en los centros asociados de la UNED en el extranjero.
En segundo lugar, hay que incrementar la movilidad de los estudiantes, personal docente e investigador, profesores tutores y personal de administración y servicios. Para ello hay que impulsar acciones en diversos ámbitos, como Erasmus+, UNED+, proyectos de movilidad virtual, de movilidad at home, así como el incremento de solicitudes de proyectos KA2 y la financiación de la Comisión Europea a proyectos docentes en colaboración con socios europeos y no europeos. Las iniciativas de movilidad virtual, muchas de ellas coordinadas con las universidades con las que compartimos modalidad educativa y ámbito cultural y geográfico son cruciales.
En tercer lugar, debemos impulsar las acciones de cooperación internacional. Impulsar la cooperación con el objetivo de implementar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) resulta fundamental para una universidad como la nuestra, por su larga trayectoria de relaciones con Iberoamérica y su marcado carácter de inclusión social. Desde enero de 2016, Naciones Unidas proclamó 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y consideró a la universidad cómo uno de los elementos principales para la implementación de estos objetivos.
Por Alejandro Tiana
Rector de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED)
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