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19 abril, 2024
Nacional

Dos investigadores de la UPM miden el espesor del hielo en la Antártida

Javier Lapazaran y Eva de Andrés en la Antártida

Javier Lapazaran, profesor de la ETSI de Telecomunicación y Eva de Andrés, estudiante de doctorado de esta Escuela de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), han pasado mes y medio en la Antártida para realizar diversos trabajos de prospección en los glaciares de la isla de Livingston. Ambos pertenecen al grupo de Simulación Numérica en Ciencias e Ingeniería (GSNCI) y entre sus estudios está medir el espesor de hielo de los glaciares, su velocidad y su balance de masas para establecer así un estudio de la dinámica de los glaciares

Aula Magna se ha puesto en contacto con uno de los investigadores, Javier Lapazaran, que explica a este periódico los detalles de esta importante investigación. El equipo al que pertenece el profesor Lapazaran llegó a la Base Española Juan Carlos I de la Antártida el pasado 7 de diciembre y estuvo allí hasta el 20 de enero. “Es justo cuando finaliza el invierno y comienza el verano en la Antártida”, explica el profesor :”Los niveles de nieve están al máximo al llegar, luego van disminuyendo y dejando expuesto el hielo con sus grietas, por lo que según llegamos es el mejor momento para hacer nuestros estudios”. Javier Lapazaran destaca que en el continente helado sólo se habla dos estaciones: Invierno y verano, que, al estar en el hemisferio sur van al contrario que nuestro invierno y nuestro verano.

Un estudio novedoso por el número de glaciares de la Antártida medidos

El profesor Javier Lapazaran explica a Aula Magna que hemos medido en lugares donde no se había medido antes”. Ésto ha sido algo novedoso, muy importante a nivel científico y un gran reto a nivel logístico. Las conclusiones que se extraerán de los datos se verán a medio plazo porque “es una campaña de mediciones muy complejas con una gran cantidad de datos que hay que procesar por lo que no será cuestión de días extraer conclusiones. Eso sí, con esta expedición hemos hecho una ‘foto’ del estado actual de esos glaciares”, relata el profesor.

El equipo de la UPM realiza expediciones antárticas dos veces al año para realizar medidas de una serie histórica de balance de masas en dos glaciares de la isla Livingston . Los componentes de la segunda expedición de este año, que se inició el pasado mes de febrero, están ahora volviendo de la Antártida después de realizar diversos estudios de campo.

Gracias a estos trabajos realizados en la Antártida, podrán determinar el espesor de hielo en zonas donde antes no se había alcanzado el lecho subglaciar. El análisis dará a los científicos informaciones clave de la estructura del hielo (en relación a su estratificación, fracturas y sistema hidrológico) y sus propiedades físicas (entre las que se incluyen la densidad y su contenido en agua líquida).

El uso del georradar para medir el espesor de hielo de la Antártida

Las prospecciones en los glaciares se han llevado a cabo con un georradar que se transportaba al lugar elegido. Lo primero que se hacía era por vía satélite analizar ese lugar. Después, con tres motos de nieve, tres personas se dirigían al sitio, establecían las mediciones de seguridad y una hez hechas se desplazaba todo el equipo en forma de convoy. “Este convoy estaba formado por tres motos de nieve que circulaban una detrás de la otra seguidas de dos trineos que llevaban uno el transmisor del radar y el otro el receptor. Se hace así por razones de seguridad”.

Una vez que se llegaba, era hora de medir el espesor del glaciar. El transmisor emite ondas electromagnéticas, grandes impulsos que atraviesan el hielo y llegan hasta el lecho del glaciar, se reflejan y vuelven para que el receptor determine cuánto tiempo han tardado en regresar. Basándose en esa medición se obtiene el resultado de cuál es el espesor de ese glaciar. El profesor Lapazaran  explica que “el hielo es especialmente bueno para utilizar un georradar. El hielo permite que las ondas electromagnéticas lleguen a una distancia mayor que en tierra. Mientras que en el hielo atraviesan varios kilómetros, en tierra se quedan en unos pocos metros”.

Además de la expedición en convoy de motos de nieve y trineos, el desplazamiento hasta aquellas zonas más impracticables e inseguras se hacía en un helicóptero del ejército colombiano. El uso del helicóptero ha permitido analizar las zonas costeras de los glaciares sin poner en riesgo la seguridad de los científicos en zonas de los glaciares donde están excesivamente deteriorados o agrietados. Este sistema de transporte ha permitido además cubrir un mayor radio de acción y analizar un mayor número de glaciares en la Isla Livingston (Antártida) que en anteriores expediciones.


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