‘Campus inclusivos, campus sin límites’ es un programa que lleva cinco años ayudando a jóvenes estudiantes de secundaria y Bachillerato con discapacidad a despertar sus expectativas de acceso a unos estudios universitarios y además, el objetivo es implicar a las universidades para que estos jóvenes sigan dentro del sistema educativo.
El programa educativo ‘Campus inclusivos, campus’ es una iniciativa puesta en marcha por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte junto con la Fundación ONCE y la Fundación REPSOL. El secretario de Estado de Educación, Formación Profesional y Universidades, Marcial Marín, ha inaugurado la Jornada de Trabajo del Programa “Campus Inclusivos, Campus sin Límites” en la que se han presentado los resultados durante sus cinco años de existencia.
A lo largo de este tiempo, y durante cinco ediciones llevadas a cabo, el Programa se ha desarrollado en 15 universidades y por él han pasado 660 estudiantes. Según ha explicado Marín el impacto del programa ha sido muy positivo. La mayor parte de los jóvenes que han pasado por el programa han continuado su proceso formativo y han accedido a la educación superior. Las universidades estatales están día a día más concienciadas sobre la importancia de eliminar las barreras y convertirse en centros inclusivos. No sólo en cuestiones arquitectónicas, sino también en sus programas educativos.
Barreras por superar
El secretario ha destacado que desde el Ministerio de Educación son conscientes de que por mucho que se ha avanzado en la inclusión aún existen retos que afrontar para llegar a una universidad igualitaria. Por eso, durante la Jornada de Trabajo del Programa, ha insistido en la importancia de mantener un “compromiso permanente con iniciativas como los Campus inclusivos” para avanzar en la reducción del abandono escolar temprano en este entorno, y ha defendido la necesidad de “conseguir hombres y mujeres del mañana plenamente formados, y para los que su discapacidad no ha sido un límite”, ha señalado como uno de los objetivos a cumplir en los próximos años.
Pero ésta no es una tarea exclusiva de las universidades. La educación inclusiva ha de estar presente a lo largo de las diferentes etapas formativas como “un proceso de fortalecimiento de la capacidad del sistema educativo para llegar a todos los estudiantes. Ya sea en las escuelas o universidades para atender las necesidades de esa juventud que oculta tras su discapacidad un talento y unas cualidades, dignas de ser desarrolladas y reconocidas en una sociedad que aspira a ser mejor en todos sus ámbitos”, explicó el secretario.
A lo largo de la jornada de ayer se debatió sobre buenas prácticas y propuestas de mejora para seguir avanzando en el acceso de las personas con discapacidad a la educación superior y reducir el abandono escolar temprano.