2020 ha sido un año intenso para las universidades. Desde Aula Magna, El Periódico Universitario hemos cubierto todo el proceso de adaptación de las instituciones académicas al nuevo escenario. Un proceso que ha estado cargado de dificultades y ha mostrado la capacidad de resilencia del sistema universitario español.
Desde el comienzo de la pandemia, el pasado mes de marzo, las universidades españolas realizaron una apuesta por la continuidad del curso académico. Seguir con la docencia y que nadie “perdiera el curso” se propuso como el camino a seguir por todas las instituciones académicas, una apuesta que significó el paso hacia la enseñanza bimodal. En España, la formación digital estaba posicionada como una opción minoritaria entre los estudiantes.
Desde el ámbito público, la UNED era la institución con más experiencia en este campo, lo que la situó como referente para muchas otras universidades a la hora de plantear la adaptación de los programas docentes y lo más importante, las evaluaciones. La plataforma AvEX, desarrollada por la UNED para dar respuesta a las evaluaciones online, ha sido uno de los resultados del trabajo conjunto entre las administraciones, abriendo la puerta de los recursos a todas las universidades que lo requirieron. Una vez resuelto el método, se tuvo que dar respuesta a un apartado más comprometedor: la brecha digital existente en España. En este punto han sido las propias universidades las que han tenido que hacer uso de sus recursos para que su comunidad no se viera afectada.
La crisis económica, vinculada a la pérdida del empleo de muchas familias, ha puesto en una situación complicada a multitud de estudiantes, que han necesitado de un apoyo extra para cubrir la falta de dispositivos o conectividad. El paso a la docencia virtual ha tenido así muchas más implicaciones que el simple traslado de una clase magistral a formato audiovisual. La formación de los docentes en competencias digitales ha sido otro de los requisitos que se ha llevado parte de los recursos académicos.
Con la mente puesta en la vuelta a las aulas, desde los equipos de gobiernos se ha mantenido firme la apuesta por la formación presencial tan pronto la situación sanitaria lo requiriera. Esto ha conllevado otro montante económico destinado a la adaptación de los espacios. Con especial atención al personal universitario, más allá de los propios alumnos y alumnas, los protocolos de movilidad y gestión de la limpieza se han visto incrementados con vista a atender la importante demanda. Todo ello, con una puesta en práctica simultánea. Las universidades españolas, e incluidas en ellas, las andaluzas, han demostrado así su resiliencia y fortaleza ante la crisis. Sumando además el papel social que han jugado sus trabajadores, con la cesión de materiales, espacios y personal para cubrir la demanda de sanitarios y dispositivos.
La investigación ha vuelto a presentarse como la opción más viable para salir de la pandemia, ofreciendo estudios y resultados que han agilizado muchas de las demandas sociales. Entre ellas destaca la creación de respiradores automáticos, dispositivos con sello andaluz (y malagueño) que han cruzado fronteras y mostrado que la ciencia generada por el sistema universitario español cumple con los más altos estándares de calidad. A menos de un mes del fin del año, y con un nuevo semestre por iniciar, las perspectivas muestran que la vuelta a las aulas de forma completa todavía dista mucho de ser real.
Las universidades aún así siguen preparándose y atendiendo sus presupuestos para ofrecer espacios seguros de trabajo y estudio, siguiendo con la premisa de que, pese a cualquier contrariedad, la vida continúa y la formación se posiciona como la mejor guía para salir de esta crisis, así como de las futuras problemáticas a las que la sociedad pueda enfrentarse.
Con todo este escenario presenta, solo podemos desear un 2021 cargado de información y buenas noticias. Un nuevo año donde podamos sacar un titular muy esperado: «Se acabó la pesadilla» la pandemia ha desaparecido.