Cuando en nuestra adolescencia poníamos la vista en el futuro y pensábamos en la universidad, no había un escalón superior muchas veces. Los grados representaban para muchos de nosotros un camino para alcanzar nuestros sueños, para convertirnos en aquello que anhelábamos y nos apasionaba. Un esfuerzo considerable, más bien una inversión, para realizarnos como seres humanos. Bendita ignorancia la nuestra en nuestros mundos de ensueño.
Cuatro años me separan del inicio de mi andanza, y tanto en lo personal como en lo académico es un camino que volvería a recorrer gustoso. Tengo la fortuna de estudiar la carrera que he elegido, y es un privilegio que muchas personas no han podido alcanzar. Sin embargo, tras cuatro años de trabajo y esfuerzo me encuentro ante un abismo de desconcierto. Acabo el grado y no me habilita para trabajar en nada, siento que me faltan competencias y conocimientos básicos, que estos cuatro años no han sido suficientes para ser lo que siempre quise. Siento que me falta algo, un año de mi futuro concretamente. Estoy, pues, en la obligación de realizar un máster si quiero tener algún futuro laboral.
El terror desborda mi mente cuando me entero de que la mayoría de los másteres tienen una demanda apabullantemente superior a la treintena de plazas que ofertan. Ochocientas personas compitiendo por apenas treinta plazas, y yo llego a preguntarme si mis cuatro años tendrán futuro. No tengo más remedio que
intentarlo, no voy a rendirme en este punto.
Necesito la preparación que me falta, necesito la oportunidad de cumplir mis sueños, de alcanzar mis metas. Necesito un máster. Mi máster. Y muchos de vosotros también lo necesitaréis para aquello que pretendáis ser. Quiero seguir formándome para ser mejor como profesional y adaptarme a las irrisorias exigencias del mercado. Lo necesito. Cuatro años no han sido suficientes. Una persona que acaba su carrera en cuatro años, donde antes eran cinco, no puede haber mantenido el nivel de conocimientos. Es sencillamente imposible. Y no quiero perder nada.
Quiero trabajar en lo que he estudiado. Necesito un máster. Y no sé si tendré siquiera opción de acceder a él. Igual me invento que tengo uno…
Por
por Daniel Espadas
Vocal del Consejo de Estudiantes de la UJA
@CEUJA