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7 diciembre, 2024
AndalucíaEntrevistas

César Bona: «Estimular la competitividad desde que son niños es un error»

Educar, tal y como señala el Diccionario de la Real Academia es «desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño». Pero para César Bona, finalista en los Gobal Teacher Prize, los «premios nobel» de la enseñanza, es algo más, un algo que ofrece a los niños el verdadero camino al éxito en la vida, educar en los valores que crean una buena sociedad. Gracias la presentación de su nuevo libro Las escuelas que cambian el mundo (Plaza&Janés) este maestro de origen zaragozano ha vuelto a Málaga unos días, ciudad que inspira uno de los capitulos a través del Colegio La Biznaga, ejemplo de docencia de éxito a través de un sistema educativo más social e integrador.

cesar-bonaDesde la playa de la Misericordia, donde podemos compartir unos minutos con el maestro Bona, este docente señala que «tenía muchas ganas de volver, porque estuve muy a gusto y me trataron muy bien. Se crea una relación muy especial con esta gente, porque siempre están pendientes de los niños y yo estuve como un niño más, como un compañero más, como alguien de la familia, hablé con los docentes, las familias y los chavales…». Ser niño es integrarse en sus formas de ver la vida es lo que permite a un buen maestro enseñar y transmitir los conocimientos necesarios para la vida. «Todos hemos sido niños, lo que se trata es recordar cómo se sentía uno, pues los niños viven las cosas con más intensidad, tienen más ilusión por cosas, es importante saber cómo ellos ven el mundo» subraya este maestro, a la vez que recalca que «no es tan difícil volver a ser el niño que fuiste, solo decir que ahí, si lo haces es cuando les entiendes mejor y ellos también te entienden a ti».

«Estimular la competitividad desde que son niños es un error»

Dentro de un sistema que premia los exámenes sobre el verdadero conocimiento, César Bona expone a traves de siete ejemplos reales cómo se puede educar de forma diferente. Se trata de ejemplos reales en los que el principal objetivo es «enseñar a pensar y reflexionar» a los niños y niñas, «porque tienen que ser conscientes de que cada paso que den o cada palabra que digan va a influir en los que tienen a su alrededor, en las personas, en los seres que comparten su medio y en el propio medio». Siete ejemplos de colegios cuya filosofía dista de los deberes diarios, los exámenes donde «se vomitan las ideas» y que prioriza la colaboraicón entre estudiantes, maestros y padres, ejemplos reales y extrapolables que permiten dotar a los niños de «más herramientas de las que teníamos cuando salíamos de la escuela o de las que tienen otros niños». En esta línea Bona declara que «tenemos que ver en qué centros funciona que los chicos vayan felices y extrapolarlo a otros centros. Los niños que salen de los sistemas que aparecen en el libro no se dan de bruces porque se les dan las herramientas para trabajar en equipo, para buscar la información, para tener pensamiento crítico y con todo eso no se pueden dar de bruces, más bien lo contrario». Todo ello le lleva a afirmar que «estimular la competitividad desde que son niños es un error» el acierto está en «estimular la cooperación, que es en lo que se debería poner énfasis en todas las escuelas» a través de la cosntrucción de los propios espacios y debates entre todos los sectores.

 

César Bona ha sido finalista en 2015 de los Global Teacher Prize.
César Bona ha sido finalista en 2015 de los Global Teacher Prize.

España sufre de un sistema educativo que ahoga a los jóvenes, priorizando los exámenes y alejándolos de la realidad de la sociedad. Bajo esta premisa se expone un sistema distinto donde el niño es el principal sujeto, y su felicidad un objetivo. Así, Bona señala que «con la reválida muchos piensan que haciendo muchos exámenes se mejora la calidad de la educación, y eso, lo único que hace es estimular el sistema que tenemos que es un sistema memorístico en el cual tienes que aprender muchas cosas y vomitarlas en el papel, y al día siguiente te ocupas de otra cosa ya está. Lo que hay que hacer es enseñar para que los chavales entiendan el proceso y que lleguen a las respuestas por ellos mismos. En alguno de estos colegios no solo los maestros evalúan, son los chicos los que evalúan también a los maestros sobre cómo explican el conocimiento, cómo empatizan… y también existe coevaluación, que a mí me parece interesante, ver a la vez que ves como los demás te ven». Un proceso de «humanización» de la educación que subraya ésta como el método que tiene «en cuenta el factor humano, es lo que no cabe en el sistema actual, y para eso hace falta escuchar a los chavales, crear espacios y tiempos para que ellos se expresen, que se conozcan, hacerles reflexionar sobre la diversidad y que entiendan que de las diferencias se aprende, y que eso hay que entenderlo y aceptarlo».

La educación y cada una de sus fases debe tener un «para qué», un motivo que impulse al niño a investigar y buscar sus propios argumentos. Es así como Bona subraya que «todo proceso educativo tiene que tener un para qué, sobre todo para poder saber para qué sirve la educación. Hay voces que dicen que sirve para crear “seres empleables” hay gente que no entiende que la educación es mucho más y que debemos ser seres sociales, no solo meter conocimientos en la cabeza de los niños. Ellos pueden compartir su propio conocimiento y además debemos intentar que vaya dirigido no a los mejores individualmente sino colectivamente». Trabajar en equipo para formar parte de la realidad social que los recibirá posteriormente, donde deberan ser parte de una ciudadanía que espera de ellos no solo a la mejor generación sino a la que más defienda su entorno y a sus semejantes.

El proceso de la educación requiere maestros y maestras que crean en él y se formen de manera que su futura profesión se transforme en un puesto laboral reconocido socialmente. Es por ello que Bona, señalado como uno de los mejores docentes españoles, expone que «debemos dignificar la profesión de maestro desde la propia entrada a la carrera, tendría que ser distinto el acceso a la universidad. Las notas deberían subirse, pero no solo las notas porque puedes ser buen estudiante, tener buenas notas y no tener ni idea de relacionarte con los niños o no tener espíritu social y son asuntos fundamentales». En esta línea, la recomendación dada a los futuros maestros es directa «hay que tener en cuenta que tienen una grandísima responsabilidad, se debe estar muy convencido de que si se quiere ser maestro se ha de tener en cuenta que va a ser un modelo para esos niños, de intentar superarse siempre y ayudarles a que se superen, tener curiosidad por todas las cosas, a respetar el medio ambiente… sobre todo que sepa que va a ser modelo para cientos de niños y niñas».

 

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