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19 marzo, 2024
Entrevistas

Clara Peñalver: “Málaga, y el resto de la Costa del Sol, es también mafia, delincuencia y muerte”

Entrevistamos a Clara Peñalver, autora de Las voces de Carol, quien trae en su nueva obra una visión más oscura y enigmática de Málaga.

La literatura nos lleva a mundos fantásticos y situaciones increíbles que a muchos nos gustaría vivir, pero también nos puede desvelar lo que nuestro entorno esconde y las muchas posibilidades que tiene la ciudad en la que vivimos. De esta idea parte la nueva novela de Clara Peñalver Las voces de Carol (Ediciones B), que nos lleva al mundo de inspectora Carol Medina y un caso que traerá noches de insomnio para el lector.

Tras la trilogía de Ada Levy, Clara Peñalver muestra una vez más que es una autora que viene a quedarse en el panorama literario español con un género nada fácil: el thriller. Muchos son los autores que buscan crear mundo lejanos y escenarios artificiales para sus obras, algo que para Peñalver no es necesario, pues su pluma usa la realidad para trasmportar al lector a situaciones que creía imposibles tan cerca. ¿Puede Málaga ser el escenario de un crimen con tintes oscuros? Por qué no.

Para profundizar en esta obra y conocer más a fondo a la autora hemos hablado con ella. Clara Peñalver vuelve a introducir su estilo y técnica para crear verdadera literatura.

Muchos autores se alejan de los entornos locales cercanos por no considerarlos como propicios para ser escenarios de un crimen ¿por qué escogió Málaga para que fuera el lugar de los hechos? ¿son nuestras ciudades también escenarios para el género thriller?

Empezando por la segunda pregunta: rotundamente sí. Siempre he pensado que cualquier ciudad es buena para un thriller si el autor es capaz de captar tanto sus luces como, sobre todo, sus sombras. Málaga es muy luminosa, todo el mundo lo sabe. Su turismo de sol y playa ahora se complementa con turismo gastronómico, museístico (cultural en general) y también empresarial. Pero, a la vez, Málaga, y el resto de la Costa del Sol, es también mafia, delincuencia y muerte, y para descubrirlo solo es necesario abrir un buscador de internet y explorar lo que cuenta (y contó) la prensa al respecto.

Cómo le ayudaron sus estudios en Biología a la hora de exponer una escena de un crimen? ¿cuáles son los elementos que nunca deben de olvidarse para crear un escenario verosímil?

En primer lugar, haber estudiado biología me ha permitido comprender con mayor facilidad determinados conceptos científicos y forenses y, sobre todo, plasmarlos con facilidad. Ahora bien, todo lo relativo a la escena del crimen, la autopsia y el manejo de las pruebas lo he aprendido gracias a grandes profesionales del Instituto de Medicina Legal y del Cuerpo Nacional de Policía. Sin ir más lejos, Carbonero es un reflejo ficticio de Manuel Pérez , un policía de la científica cuya ayuda fue imprescindible para innumerables pasajes de Las voces de Carol.

Nos hablaste una vez sobre que tus personajes son ‘frankesteins’ ¿qué mezcla tienen los protagonistas de Las voces de Carol?

En este caso, salvo la excepción de Carbonero, que sí que encuentra un referente claro en la realidad, el resto de los personajes tienen tanta mezcla (de familiares, amigos, gente cercana o personas que he conocido en bares, aeropuertos o bocas de metro) que apenas puedo ponerles nombres propios.

También hablamos del método de la ‘Habitación Sellada’ ¿cómo está presente en la nueva obra?

Como de costumbre, me ha acompañado en todo el proceso creativo, desde la semilla de la novela hasta el cierre en la última página. Esa semilla fue Abril Zondervan, que cuando nació en mi cabeza ni si quiera estaba muerta. Al darme cuenta de que ella debía aguardar sobre una mesa de autopsias, diseñé al resto de los personajes, decidí cuáles serían los puntos fundamentales de la trama y escogí Málaga como escenario principal. Además de eso, el método Habitación Sellada participa en esta novela como una metáfora: la caja, un ente enfermizo que atrapa en sus fauces a la protagonista de la última obra de Abril Zondervan.

Tras cerrar la trilogía de Ada Levy, ¿puede comenzar otra historia de detectives y casos que encierran más de un misterio?

En realidad, me gusta pensar que Ada Levy no ha desaparecido. Cuando concebí a este destartalado personaje, me imaginé zambulléndome en sus historias cada vez que necesitara aprender algo nuevo como escritora, también cuando me apeteciera divertirme jugando con una protagonista difícil de manejar. Lo que significa que Ada sigue viva y que en cualquier momento puede verse involucrada en una nueva aventura.

Las motos vuelven a estar presentes en su obra ¿podrían ser guiños a su propia identidad?

Sin duda alguna. La moto me llega tanto al alma que ha acabado convirtiéndose en un atajo para conectar, no solo con la carretera, también con la ficción.

Entre las voces internas que más se repiten está la que dice que no se puede vivir de escribir ¿qué le respondes?

Que me he hecho impermeable a esa voz.

 ¿Cómo ve el futuro de la literatura en un entorno cada vez más digital?

Podría responderte que difícil, pero difícil ya lo era antes. También podría comentar que desesperanzador, por la avalancha de malos augurios que sobrevuelan el tema. Sin embargo, y dado mi espíritu positivo, prefiero quedarme con lo que Armando Babani cuenta en uno de sus artículos para El País. El titular lo dice todo: “Y el libro en papel no murió en 2018”.


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