El Programa Explorer continúa dando lo mejor de cada uno en la Universidad de Málaga, en total 30 jóvenes se forman cada día gracias a sus talleres y charlas, compartiendo experiencias, entusiasmo y apoyos.
A las cuatro de la tarde, cuando muchos estudiantes ya dan por finalizadas las clases, o comienzan su turno de tarde, un grupo de jóvenes emprendedores se reúne en la escalinata de la sala de corworking de Link by UMA. Allí, Antonio Peñafiel los recibe para adelantarles las claves de su segundo reto: crear un Pitch y optar a una plaza en Sillycon Valley.
Se trata del grupo de ‘explorer’ que, durante cinco meses, se van a formar de la mano de expertos en emprendimiento dentro de uno de los programas mejor valorados. Este programa está promovido por Santander Universidades, en colaboración con la Universidad de Málaga y el apoyo del Parque Tecnológico de Andalucía. Unos cimientos que hacen que los futuros emprendedores cuenten con el respaldo necesario para hacer de sus ideas proyectos de éxito. Y solo hace falta ver el entusiasmo que ponen en cada sesión para entender que las aulas se les hacen pequeñas a estos alumnos y alumnas, los cuales manejan términos y aptitudes encaminadas a ser los nombres del entorno empresarial malagueño del futuro.
De la mano de Antonio Peñafiel, quien junto a Sofía Martínez y Natalia Pérez dirige esta edición de Explorer, se presenta periódicamente los retos del programa nacional. En esta ocasión se muestra a los estudiantes qué es un Pitch y cómo afrontarlo. La base del que es el nuevo reto Explorer parece al principio fácil, pero tras una demostración se ven los fallos y la diferencia entre presentar una idea y llegar a un futuro cliente. Con lápiz, papel y portátil todos apuntan las pautas a seguir, ser un emprendedor requiere trabajo y grandes dosis de pasión.
Las claves del éxito
El reto está claro: grabar un vídeo de dos minutos de duración donde se presente la idea y a sus creadores. Para hacerlo Peñafiel señala las directrices “hay que perder el miedo a comunicar” y es importante “saber adaptarnos al cliente y al escenario”, sin que se olvide lo más importantes, partir por la presentación de uno mismo y de su producto.
“Hay que causar una buena impresión en el menor tiempo posible” añade Peñafiel, enfocándose en la necesidad de “empatizar con nuestro público” y “despertar su interés”. El éxito se asegura cuando nos conocen a nosotros, nuestra empresa y nuestro servicio, y quieren saber más de todos y todo ello a través de un discurso directo y claro, donde se entienda qué necesidades cubre nuestro producto y por qué nuestra empresa es la mejor opción a tener en cuenta. Sin miedos y con una sonrisa.