Contra la división y la politización de la voz estudiantil


Además de evidenciar el escaso predicamento que el Sindicato de Estudiantes tiene entre la comunidad universitaria, la reciente huelga y manifestaciones han puesto una vez más de manifiesto la politización y la división que impera entre las organizaciones estudiantiles.

No en vano, y a pesar del escaso seguimiento de esta huelga en las universidades, el hecho de que los alumnos de cada Facultad de una determinada universidad, o incluso de cada clase, hayan decidido por su cuenta si secundar o no esta convocatoria, refleja, cuanto menos, una falta de cohesión y organización de la voz estudiantil; reflejo a su vez de la citada división existente entre las organizaciones que representan a este colectivo.

Lógicamente, no se trata de que los universitarios tengan que tener una única voz y que no puedan existir discrepancias y diferentes formas de reivindicar la solución a sus problemas, pero en ocasiones esta división parece ser más fruto de una politización sistemática entre los representantes estudiantiles que de un debate serio, crítico y riguroso de los diferentes problemas y propuestas.

En este sentido, y sin entrar a valorar la idoneidad o no de la citada huelga, lo que resulta chocante es que no haya una manifestación universitaria como tal que única y exclusivamente afecte a este sector educativo y se haga una defensa del sistema universitario público, mientras se acogen, o no, a otras convocatorias que desglosan las reivindicaciones y el mensaje llega confuso, en vez de atender a la uniformidad y mandar un mensaje claro a los poderes públicos de la situación de la comunidad universitaria, algo que sería mucho más factible en una huelga universitaria con los motivos claros de su convocatoria, aunque teniendo en cuenta las particularidades locales en cada provincia.

Con todo, y si de división de la voz estudiantil hablamos, más grave aún es lo que está ocurriendo en el seno de la representación estudiantil andaluza, donde los estudiantes de las universidades de Sevilla, Granada, Jaén y Cádiz han comenzado el curso planteando directamente la creación de una nueva Conferencia de Representantes de Estudiantes Andaluces (CREA), como respuesta a la división y ruptura generada en el seno de la Coordinadora Andaluza de Representantes de Estudiantes (CARE), donde aún siguen acudiendo a sus reuniones los universitarios de otras 4 de las 9 universidades públicas restantes que formalmente aún pertenecen a la CARE: Almería, Huelva, Málaga y la Pablo de Olavide; ya que los estudiantes de Córdoba se está manteniendo al margen.

División que parece tener que ver más bien con determinados personalismos y/o politizaciones varias, y que parece obviar dos cuestiones fundamentales. Aún sin estar de acuerdo con la forma en la que ha venido funcionando la CARE en los últimos tiempos -que hay que cambiar-, los estudiantes de 9 universidades siempre tendrán más fuerza y legitimidad que 4, por no hablar de que es mucho mejor que los universitarios tengan un único interlocutor válido ante las instituciones, sobre todo ante la Junta de Andalucía.

Ante semejante panorama, y al igual que ocurre entre la clase política española, ¿también es necesaria una regeneración entre la representacion estudiantil? Pudiera ser, pero lo que parece aún más necesario es más unidad y más implicación de la mayoría de los universitarios en los temas que les afectan.


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