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14 diciembre, 2024
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Cuando la pasión por el fútbol se transforma en investigación

La afición por el deporte rey le hizo a Adrián Fernández Miguel, estudiante de Ciencias Ambientales de la Universidad de Málaga, aplicar sus conocimientos para realizar el Trabajo Fin de Grado sobre la viabilidad que tendría un traslado futuro del estadio de fútbol de la ciudad de Málaga. Este joven universitario ha realizado un estudio medioambiental y evaluación de impacto del terreno situado en San Julián, conocido en Málaga como ‘Los Chochales’, para su adecuación. «Mi tutor, Carlos Jiménez, propuso un tema libre para una evaluación de impacto y esta había sido una idea que yo siempre había tenido ya que soy muy forofo del Málaga, y siempre había pensando que ese sitio sería el idóneo si se hacía otro estadio», afirma.

De este modo, «el objetivo era comprobar la viabilidad para el traslado futuro del estadio de fútbol y viendo propuestas de la ciudadanía estaba la parcela que yo he elegido, en frente de Arraijanal, los terrenos al lado de Plaza Mayor». «Ahí estaba aprobado mediante un plan parcial la Ciudad Deportiva del Málaga CF, La Academia, tras un proceso muy largo, puesto que era una zona que tenía protección por las dunas, era el único trozo de playa virgen que quedaba de Málaga«, explica Adrián Fernández que insiste en que «finalmente han tenido los permisos, han podido tener la recalificación, el plan parcial y eso sale adelante. Cuando la obra vaya a empezar es un misterio para todo el mundo pero está aprobado».

Reconstrucción virtual del Estadio Malaka.
Reconstrucción virtual del Estadio Malaka.

En el TFG ‘Estudio Medioambiental y Evaluación de Impacto Ambiental, de la SUS-G-1 San Julián, Estadio Malaka’ el universitario abarca todos los aspectos del medioambiente y riesgos que tiene esa zona, sin olvidar un estudio socioeconómico de cómo influiría, teniendo en cuenta la ampliación del Plaza Mayor que llegaría a estar colindado con la parcela. «Dentro del proyecto, donde se indica que la zona es apta para la construcción del estadio, habría que tener en cuenta que hay dos impedimientos iniciales: la servidumbre aeronáutica, necesitando consentimiento de la agencia estatal, y que tiene una zonificación tipo 2 arqueológica, se requiere un informe arqueológico negativo con sondeos», describe el universitario.

Según el estudiante, «la parcela se llama ‘Los chochales’ porque antiguamente se utillizaba para el cultivo de altramuz, que aquí llaman «chochitos malagueños». Antes sí se utilizaba para el cultivo pero ahora mismo está abandonada». Esta zona ha sido uno de los puntos de máximo interés en relación con el yacimiento fenicio de Cerro del Villar, esto es, como un asentamiento secundario de los localizados en tierra firme y directamente relacionado con el poblado primigenio. Esta zonificación viene reflejada con todas sus características en el PGOU/ Enclave nº20-Enclave Púnico de San Julián, en cuyas observaciones se enuncia: «Los resultados de las intervenciones arqueológicas han sido decepcionantes, si bien se mantiene en sondeo al considerar la profundidad a la que pueden aparecer restos».

«Se paliaría el problema de accesibilidad que tiene el actual Estadio de la Rosaleda con todos los grandes atascos y la falta de aparcamientos del núcleo urbano»

En el estudio se ha hecho hincapié en la infraestructura de accesos. «Es bastante positiva porque es San Julián que tiene ya la parada del tren de cercanías, que enlaza con el metro, por lo que fomentaría el transporte público», puntualiza Adrián Fernández, quien señala que «los accesos se pueden hacer por la MA-20, la MA-21 o por los nuevos accesos al aeropuerto. De esta forma se fomentaría muchísimo que aficionados de Fuengirola, Torremolinos o Benalmándena, por ejemplo, fueran». De esta forma, se paliarían dos problemas que tiene el estadio actual, La Rosaleda, «cuyas dos principales vías de limitación de asistencia son el propio aforo (las entradas que quedan sin vender son las más caras) y que una persona de la periferia se mete en el nucleo urbano y se encuentra sin aparcamiento, con atascos, mala accesibilidad…», especifica el estudiante.

El trabajo también recoge una recalificación de suelos mediante un plan parcial «ya que hay proyectado que tenga un uso comercial e industrial debido a que es una zona colindante a grandes naves de marcas internacionales, y he añadido el plan a equipamiento deportivo y zonas verdes y de esparcimiento», explica el universitario que, en su opinión, «el enclave es complejo de estudiar y lleva un gran apartado de riesgos geológicos por la microsonación sísmica que tiene la zona que, además, se encuentra en una llanura de inundación; pero con las modificaciones del cauce el riesgo se reduce muchísimo, y se propone la subida de la altura de cimentación del estadio». A este respecto, recuerda que «cuando se construyó el Palacio de Deportes José María Martín Carpena, en la capital malagueña, en las primeras lluvias se provocaron grietas en el edificio que fue construido sobre arcilla, y este material se expande, por lo que la composición del terreno era conflictiva para la edificación».

En la climatología se describe el balance hídrico, viento, humedad atmosférica, calidad del aire, agua subterránea o confort sonoro, entre otras variables. «Lo que realizo es un estudio medioambiental preoperacional, cómo se encuentra esa zona, para posteriormente ver cómo influye la construcción en el medioambiente dando como resultado final una matriz de impacto donde se describe cómo influiría en cada variable», precisa Adrián Fernández, quien concreta que «cada vez que hay una obra de cierta envergadura se tiene que hacer una evaluación de impacto».

«La vegetación es nula, no hay espacios protegidos y no tienen ningún valor porque la zona ahora se utiliza de escombrera»

En cuanto al confort sonoro, debido a la proximidad con el aeropuerto, «sería un sitio que no podría utilizarse para un centro educativo o un hospital, y se resalta en la recalificación que un equipamiento deportivo sí puede porque genera ruido también», advierte el joven de 28 años que hizo una comparación con el ruido que hace un estadio similar, el Ramón Sánchez-Pizjuán de Sevilla: «Llegaba a 67 decibelios, un área de sensibilidad acústica ruidosa o tolerantemente ruidosa». Asimismo, «la vegetación en la zona es nula, no hay espacios protegidos y la calidad paisajistica es muy baja porque ahora mismo se utiliza de escombrera y no tiene ningún tipo de valor», sentencia.

En cuanto a la parte del estudio socioeconómico, Adrián Fernández advierte de que «es muy subjetivo». Para la estimación de puestos de trabajo hizo una comparativa con el Estadio Cornellà-El Prat en Barcelona, que se construyó hace pocos años (su inauguración fue en agosto de 2009) y es de características similares con un aforo de 40.500 espectadores. «Cogí la estimación de los puestos de trabajo que se crearon durante la fase de obra, unos 2.132, y durante la fase de uso, que en día de partido es de 1.200″, indica. Actualmente, en el organigrama del Málaga Club de Fútbol trabajan 559 personas, situando la cifra sobre las 895 personas los días de partido aproximadamente. La ampliación del recinto, por lo general, conlleva un aumento de creación de empleo extrapolable (más aún si se tiene en cuenta la inminente construcción de La Academia en los terrenos adyacentes de Arraijanal).

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