Un estudio europeo, liderado por expertos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), ha arrojado luz sobre el grave impacto que la intensificación de la agricultura está teniendo en las poblaciones de aves agrarias en Europa.
Los resultados, publicados en Basic and Applied Ecology, destacan cómo la intensificación en la agricultura no solo reduce la diversidad taxonómica de las aves, sino que también afecta significativamente su diversidad funcional, un aspecto hasta ahora poco explorado.
El estudio se centró en agroecosistemas cerealistas y examinó la respuesta de la diversidad funcional de las aves a un gradiente de intensificación agrícola a lo largo de toda Europa. Utilizando información bibliográfica sobre rasgos del ciclo biológico de 30 especies de aves, los investigadores calcularon diversos índices de diversidad funcional y analizaron su relación con la intensificación agrícola, tanto a escala de paisaje como a nivel de campo de cultivo.
Los resultados revelaron concretamente que una mayor intensificación a nivel de campo favorece el ensamblaje de comunidades de aves de vida más corta y menor tamaño, además de disminuir la diversidad global de rasgos, incluyendo el tamaño relativo del cerebro.
Esta intensificación también restringe la variedad de estrategias de inversión parental. De manera preocupante, se observó un aumento de las especies generalistas, incluyendo algunas introducidas o gestionadas para la caza, en detrimento de las especies típicamente adaptadas a tierras de cultivo y pastizales, las cuales están más asociadas con la prestación de servicios ecosistémicos.
“La mayoría de los estudios enfatizan el papel de los elementos no cultivados del paisaje en el mantenimiento de comunidades ecológicas funcionales en paisajes agrarios, pero nuestro estudio indica, a escala europea, que lo que se hace en cada campo influye profundamente en la composición y funcionalidad de dichas comunidades, lo que también afecta a la provisión de servicios ecosistémicos”, comenta la coautora Irene Guerrero, investigadora del Joint Research Centre de la UE en Ispra (Italia).
Por su parte, Manuel B. Morales, catedrático de Ecología de la UAM y también coautor del estudio, advierte: “La creciente intensificación de la gestión convierte nuestros paisajes agrarios en ecosistemas simplificados, integrados por comunidades empobrecidas y homogeneizadas donde la presencia de especies exóticas puede ir en aumento”.
Finalmente, Juan Oñate, Profesor Titular de Ecología de la Universidad Autónoma de Madrid y firmante del trabajo, concluye que “sólo una gestión de la agricultura menos intensiva y basada en los propios procesos ecológicos evitaría llegar a ese punto”.