La Sala de Exposiciones de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Málaga presenta Una amabilidad Incómoda, primera exposición individual de Alicia de la Fuente de los Ángeles (Dela Delos), quien finalizó el año pasado el Máster en Producción Artística Interdisciplinar en el mismo centro.
La muestra compagina humor y arte, definiéndose como “un grito existencial de ayuda” Desde la UMA se llama a relajarse para disfrutar con la práctica escultórica de Dela Delos y su especial visión tangencial e independiente, distinta a lo que imaginamos al hablar de producción artística en un contexto social. Tanto sus esculturas, que a menudo se ubican en algún lugar entre lo kitsch y el camp, y sus performances y vídeos muestran una falsa ingenuidad que revela un profundo interés por la teoría y la filosofía del humor.
Una amabilidad incómoda está comisariada por Blanca Montalvo, está acompañada por un catálogo que incluye textos redactados para la ocasión por la comisaria, la artista y por amigos y compañeros: Anabel Perujo (artista), María Terrón(historiadora y comisaria) y Eugenio Rivas (artista).
Dela Delos se centra en Una amabilidad incómoda en la relación inmediata y tensa entre el artista y el público, en los patrones de expectativas, los ideales de representación, la teatralidad y la interpretación de los objetos como identidades. Su fascinación por el tremendo potencial crítico del humor como comentario sobre el fracaso humano, y en especial cuando se trata de sistemas sociales, es una característica crucial de su obra.
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En el fondo están el sexo y las relaciones que establecemos con los otros. Cómo nos ven y cómo querríamos ser vistos. Así, sus esculturas de peluche retienen una lejana referencia sexual que traslada cierta insumisión y revuelta lúdica, tanto en un giro narrativo que enlaza con los movimientos del Chicago de los años 50 y 60: The Monster Roster y The Hairy Who, como en una suerte de mestizaje entre surrealismo y expresionismo, con una imaginería sexual y transgresora del cuerpo que va de Lee Lozano a Antonin Artaud.
Según Marcuse, la sexualidad era por naturaleza “polimorfa perversa” y una potencia revolucionaria. Y al igual que el arte, debía escandalizar y sacudir la conciencia y el inconsciente complacientes. En su defensa de la sexualidad y el juego, Marcuse reivindicó el placer, la gratificación de los instintos y la genitalidad no procreativa frente al precepto del “trabajo socialmente útil”, que instrumentaliza nuestros cuerpos.