Aunque parezca contradictorio (y sorprendente), algunos zoólogos se dedican a actividades investigadoras como las que describe el título, necesarias para el mejor conocimiento del segundo grupo animal más diverso después de los artrópodos: los moluscos (más de 85.000 especies vivientes).
Como resultado de una tesis doctoral en curso que se realiza en la Universidad Autónoma de Madrid, codirigida por investigadores de esta universidad y de la Academia de Ciencias de California (San Francisco, EE. UU.), y en colaboración con la Estación de Bioloxia Mariña da Graña (Ferrol, Galicia) de la Universidad de Santiago de Compostela, se han descrito detalladamente las características corporales del molusco nudibranquio Lophodoris danielsseni, (utilizando microtomografía computarizada Micro-CT), y se han establecido sus relaciones evolutivas con especies cercanas.
¿Qué es la micro-CT ?
La micro-CT es un método de análisis por rayos X similar a la Tomografía Axial Computarizada (TAC) empleada en Medicina, que permite observar en distintos planos (capas) la estructura interna y externa de pequeños animales y “reconstruirla” en 3D utilizando un programa informático, pero sin tocar ni dañar el animal. Hasta hace poco, el estudio morfológico de los animales pequeños se basaba en la microdisección o en la reconstrucción en 3D de cortes histológicos seriados, técnicas más complejas que, además, dañan o destruyen los ejemplares, a veces únicos e irremplazables.
¿Y los nudibranquios qué tipo de molusco son?
Los nudibranquios son un grupo de moluscos gasterópodos marinos comúnmente conocidos como babosas marinas que, como su nombre indica, tienen las branquias (y el resto del cuerpo) “desnudas”, es decir, visibles exteriormente. La mayoría de los gasterópodos tienen una concha calcárea que cubre total o parcialmente su cuerpo blando (branquias incluidas), pero la concha se ha perdido en varias líneas evolutivas dando lugar a otras adaptaciones morfológicas y funcionales.
Lophodoris danielsseni es una especie de nudibranquio descrita en 1878 que, hasta ahora, no había sido estudiada morfológicamente con detalle. Utilizando micro-CT, complementada con microdisección y microscopía electrónica de barrido (MEB), se ha obtenido una descripción detallada de su forma externa, de la estructura y disposición de los órganos internos (especialmente de los sistemas digestivo y reproductor) y de su “armadura” (un entramado de diminutas espículas calcáreas) que sustenta el cuerpo del animal. La MEB ha permitido estudiar con detalle la rádula (la “dentadura” de los moluscos), la cutícula labial y las espinas peniales (los nudibranquios son moluscos hermafroditas y su pene puede estar “armado” con espinas).
Todas estas características morfológicas son de interés no solo para la identificación de las especies de nudibranquios, sino para establecer sus relaciones evolutivas. Estas relaciones se estudian también utilizando técnicas de secuenciación genómica y análisis filogenético. Así, se han analizado también las relaciones evolutivas de Lophodoris danielseni con otras especies cercanas utilizando la secuencia del gen mitocondrial citocromo c oxidasa subunidad I (COI).
Especie tipo
Este trabajo es especialmente relevante al ser L. danielseni la “especie tipo” del género Lophodoris, es decir, la especie con la que el nombre del género está asociada permanentemente desde el punto de vista taxonómico. Según las reglas establecidas en el Código de Nomenclatura Zoológica, el nombre de una especie se basa en un solo ejemplar (el tipo). En el caso de que esa especie sea la especie tipo de un género, ese ejemplar determina las características morfológicas (y genómicas) comunes que deben compartir otras especies distintas para pertenecer a ese género, características que se consideran relacionadas evolutivamente.
Un ejemplo cercano sería la especie Homo sapiens, la especie tipo del género Homo fijada por Karl von Linné en 1758, donde la palabra Homo corresponde al género y sapiens a la especie. Otras especies diferentes del género Homo, pero relacionadas evolutivamente con Homo sapiens serían, por ejemplo, Homo neanderthalensis u Homo erectus. Esta forma de nombrar las especies supone una ordenación jerarquizada que permite relacionarlas evolutivamente. Y esta evolución se ve reflejada en características corporales (y genómicas) comunes.
La descripción e identificación de especies constituye una información esencial en Biología para otras líneas de investigación básicas o aplicadas, como el estudio de cómo se relacionan las distintas especies entre ellas y con su entorno o ecosistema (ecología) y cómo responden y se adaptan evolutivamente a esas relaciones (ecología evolutiva), el diseño de estrategias para su conservación (biología de la conservación), cómo han evolucionado a nivel genético o incluso, en algunas especies, establecer la procedencia de sustancias de interés farmacéutico y médico, como las producidas por algunos gasterópodos.
La falta de una descripción detallada de una especie puede llevar a una identificación incorrecta y, con ello, alterar los resultados de las investigaciones donde dicha especie se haya incluido. Una gran parte del más de millón y medio de especies animales están insuficientemente descritas. Además, un elevado número de especies aún no han sido documentadas para la ciencia, estimándose que solo conocemos entre el 10 y el 20% de las especies existentes. Queda, por tanto, un arduo trabajo para generaciones de zoólogos que hoy deben documentar la diversidad animal en un escenario de crisis: la llamada “sexta extinción”. Y, para algunos de ellos, eso significa seguir “desnudando” (y desanudando) moluscos “desnudos”.