Es una idea muy extendida en la sociedad, pero según estudios científicos, el dormir ocho horas seguidas puede ser contraproducente. De hecho, otro estudio certifica que durmiendo siete hay menor riesgo de mortalidad. No pierdan detalle.
Cada casa es un mundo, se dice. Cada cama también, y por eso cada uno tenemos una forma de dormir o conciliar el sueño y un tiempo determinado con el que creemos levantarnos mejor. Pero lo cierto, es que algunos de ellos no son correctos, aunque por lo extendido del hábito creamos que es una teoría aceptada. Hablamos entre otros casos del mito de dormir ocho horas diarias.
Un estudio realizado por la Sociedad Americana del Cáncer sostiene que hay mayor riesgo de mortalidad entre las personas que afirman dormir ocho horas o más, mientras que el riesgo es menor en las que aseguran dormir una hora menos. Lo que tampoco significa que cuanto menos mejor, porque desde cinco horas en orden descendente, también aumenta el riesgo de mortalidad. Algo de culpa para las horas del descanso tienen los problemas y trastornos del sueño. :
Aún así, los expertos en esta materia no están del todo de acuerdo. Hay está de acuerdo con que el ideal de dormir ocho horas diarias es un mito equivocado. Pero no generalizan a toda la sociedad. Por ejemplo, Gualberto Buela, presidente de la Asociación Española de Psicología Conductual (AEPC), considera que depende de la persona en cuestión. Lo que decíamos, en cada cama uno manda. Buela afirma que depende de las necesidades de cada persona y que existen casos de gente que duerme cinco o cuatro horas y media de sueño, y pueden hacerlo perfectamente.
“He dormido la noche entera sin darme cuenta”.
Otra de las frases que se escucha al levantarse de la cama y dirigirse hacia el desayuno (otra cosa importante: el desayuno es la comida más importante del día), es la de “he dormido ‘del tirón’ toda la noche sin darme cuenta”. Lo cierto es que según la AEPC es recomendable dormir en ciclos de aproximadamente 90 minutos.
Pero a la hora de dormir correctamente influye mucho más. Cambio de colchón si está viejo, postura, comida poco copiosa antes de dormir y no hacerlo sin comer algo, poca luz y fuera aparatos electrónicos, así como la televisión. Como vemos, el dormir y descansar no es cosa fácil. Así que suerte y ¡dulces sueños! O mejor dicho, dulces ciclos cortos de sueño.