Tras la publicación de los nuevos criterios de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) que permiten el acceso a la categoría de Profesor Titular y Catedráticos (rango de funcionarios) a las universidades públicas, continúa la discrepancia entre los investigadores por el endurecimiento de las nuevas medidas. A partir del pasado 17 de noviembre, los investigadores que quieran acreditar el reconocimiento de Profesor Titular o Catedrático verán dificultados los procesos, una queja que ya paralizó el sistema de acreditación en 2016.
Entre los principales cambios destaca la ampliación a 21 comisiones en vez de las cinco anteriores. De esta forma, según los nuevos criterios de la ANECA en vez de seguir las ramas del conocimiento (Ciencia, Humanidades, Ciencias Sociales, Arte y Salud) se pasaría a atender hasta 21 áreas específicas. También destaca el nuevo sistema de calificación, dejando atrás el modelo número para seguir un sistema alfabético de la A a la E, siendo la A la más alta que se puede obtener. En este nuevo sistema se necesitaría una clasificación B en docencia e investigación para acceder a la acreditación.
Se trata así de un modelo que sigue las directrices anglosajonas, aumentando los requisitos necesarios para optar a la subida de rango. En esta línea se ha pronunciado desde la Universidad de Jaén el catedrático emérito de Derecho internacional Público, Juan Manuel de Faramiñan Gilbert, exponiendo que
“En España deberíamos seguir un modelo universitario más mediterráneo, más continental y no tan anglosajón. El modelo que se está imponiendo es un modelo basado en criterios anglosajones y no se adapta tan bien a los países continentales. El propio modelo de Bolonia es un modelo anglosajón que no tiene en cuenta las características y la idiosincrasia de las universidades españolas”
De esta forma, Faramiñan Gilbert subraya cómo “mejorar la calidad de la universidad siempre está bien, pero el modelo tiene que adaptarse al pensamiento continental”. Una línea en la que Javier Contreras, doctorando y portavoz de la Federación de Jóvenes Investigadores Precarios, suma que «en España existe una tendencia a aplicar la innovación a coste cero, sin invertir». Tal y como expone Contreras, estos nuevos criterios deben ser analizados junto al modelo de universidad que se da en España, cuestionando si de verdad se cumple el concepto de «universidad al servicio de la sociedad».
El endurecimiento de los criterios presentados por la ANECA llevan consigo que investigadores que en la anterior convocatoria debían aportar un mínimo de ocho artículos (en el caso de las Ciencias Sociales), pasen a tener que acreditar al menos 20 publicaciones y siete artículos, una diferenciación que provocaría un agravio comparativo con las nuevas generaciones de investigadores a la vez que con los propios docentes que ya tengan el cargo, existiendo por ejemplo catedráticos con menos publicación que los aspirantes a serlo.
A todo ello se suma la falta de convocatoria a plazas, una realidad que se denuncia desde la Federación de Jóvenes Investigadores Precarios exponiendo cómo se está ya creando un «tapón» en el que investigadores acreditados optan a categorías más bajas, «debido a la falta de plazas y los recortes que se han estado llevando a cabo». Por otra parte, si se destaca desde esta organización cómo las quejas van encaminadas al «endurecimiento de los criterios en cuanto a investigación, no tanto por los de docencia«, que sí estarían valorados positivamente como experiencia necesaria de aportar.
A la investigación y docencia se añaden los méritos en la gestión y administración, criterios que en líneas generales se aceptan como necesarios. De este modo, el catedrático Faramiñan Gilbert subraya que “el mundo universitario tiene que basarse en un trípode donde sean igualmente valoradas la experiencia en investigación y en docencia, por supuesto, así como la experiencia en gestión. Si los criterios se apoyan más en una que en otra se está cometiendo un error”
Un sistema sin las condiciones claras
Ya en enero de 2016 tras la petición de los sindicatos y de la propia Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) se paralizó el modelo propuesto por el Ministerio de Educación, siendo requisito indispensable la unificación de los 21 criterios sobre los que se asentaba. A esta paralización, desde los sindicatos se denuncia el «tapón» de acreditaciones que se lleva sufriendo durante un año, pues desde finales de 2016 la ANECA habría recibido acreditaciones que todavía no están resueltas.
Desde el cuerpo de profesores titulares son muchas las voces discordante con el nuevo modelo, recriminando el endurecimiento de los mismos y la dificultad para promocionar. Así lo señala Maria Luz Puertas González, profesora titular de la Universidad de Almería en el área de Matemáticas aplicadas, quien señala ante la publicación del nuevo modelo que «por una parte, me parece bien que las condiciones exigidas estén claras, para que conseguir la acreditación nacional no quede al arbitrio de la comisión correspondiente. Sin embargo, con los criterios que se han hecho públicos ahora, creo que será muy difícil pasar el corte y que muy pocos candidatos conseguirán la acreditación».
Este nuevo sistema se traduce en una desorientación por parte de los investigadores que han comenzado su trayectoria en la universidad, tal y como señala Contreras. «Te cambian los criterios cuando ya te habías hecho una composición de cómo debías actuar», algo a lo que se suma la «frustración» ante lo que parece una improvisación de medidas, pues «da la impresión de que cada vez es más difícil dedicarse a la investigación y que esto es una forma de encubrir determinados recortes y aumentar los obstáculos para que investigadores se conviertan en funcionarios», señala Conteras. Opinión que se comparte desde la percepción de los que ya tienen el cargo de titular, tal y como manifiesta la profesora Puertas:
«Es cierto que actualmente hay otras figuras contractuales, que incluso pueden ser contratos indefinidos como es el caso de los contratados doctores, sin embargo, la posibilidad de acceder a una plaza de los cuerpos docentes universitarios parece que está más lejos cada día para las nuevas generaciones»
La falta de estabilidad sigue su curso en la carrera investigadora, donde es necesario «definir un modelo de criterios estable y efectivo, y no generar tantos cambios que frustren y perjudiquen a las personas que quieren desarrollar una carrera profesional en el mundo universitario», mantiene Juan Manuel de Faramiñan, subrayando a su vez cómo » los criterios deben basarse más en el modelo universitario español (no anglosajón) en sus características y en su idiosincrasia, y contemplar las diferencias de las distintas carreras y titulaciones a la hora de establecer el control de calidad»