Durante los meses en los que la población española estuvo confinada por la pandemia de COVID en la primavera del 2020, el Grupo de Investigación en Psicología y Deporte de la Universidad Autónoma de Madrid realizó un estudio longitudinal sobre los efectos de las restricciones en la salud mental de los deportistas y los aspectos positivos del deporte en el confinamiento.
Los resultados, publicados recientemente en Frontiers in Psychology, mostraron que quienes vieron más reducida su actividad física presentaron peores efectos. Pero, además, los resultados pusieron de manifiesto la capacidad de adaptación de esta población, que logró reducir las manifestaciones de malestar emocional a medida que fueron discurriendo las semanas.
“Esta investigación nos permitió observar cómo la adaptación psicológica fue más acusada cuando el deportista practicó su deporte con otros. También encontramos diferencias en cuanto a que el deporte se practicara al aire libre o en interiores, y una interacción entre ambos factores”, declara Víctor J. Rubio, profesor de la UAM y primer firmante de la investigación. :
Deporte y salud mental
El estudio sobre el deporte en el confinamiento se llevó a cabo durante siete semanas, coincidiendo con los momentos más duros del confinamiento y con los días en los que una buena parte de las medidas habían sido relajadas. :
Participaron de forma voluntaria 274 practicantes de diferentes deportes. Estos fueron invitados semanalmente a completar el formulario GHQ-28, un instrumento frecuentemente utilizado para identificar sintomatología somática, de ansiedad, de disfunción social y depresiva en población no institucionalizada.
Además, los investigadores recopilaron información sobre el deporte practicado, número de horas y sesiones a la semana que se solía llevar a cabo, manera habitual de practicarse, actividad física que se estaba llevando a cabo en ese momento y datos sociodemográficos.
“Es bien conocido el circuito de conexión entre la práctica de actividad física, el bienestar y la salud. En general, las personas que practican regularmente actividad física muestran menores síntomas de ansiedad, estrés y depresión. Incluso se ha llegado a decir que la actividad física es el más barato, accesible y eficaz antidepresivo que se puede recetar, por no hablar de sus efectos preventivos”, asegura Rubio.
“Nuestro estudio —agrega el investigador— ha puesto de manifiesto de nuevo esto, a la vez que ha señalado que los seres humanos tienen una alta capacidad de adaptación a las circunstancias adversas. Sin embargo, esa capacidad varía ampliamente de un individuo a otro. Identificar lo que hace que algunas personas sean más proclives a adaptarse a las condiciones negativas puede proporcionar información muy valiosa para mejorar la capacidad de las personas para hacer frente a las adversidades y reducir así el sufrimiento”.
Psicología del confinamiento
Los estudios sobre los efectos en la salud mental de poblaciones confinadas tienen una larga tradición en psicología. Muchos se han centrado en las consecuencias negativas, desde el aislamiento aplicado a presos al aislamiento que enfrentan los exploradores polares.
Sin embargo, hasta la fecha, el estudio de la adaptación psicológica a estas condiciones extremas o anómalas que suponen importantes restricciones ha recibido menos atención. “La profundización en los mecanismos llamados de resiliencia puede dar indicaciones sobre cómo abordar el entrenamiento de colectivos como astronautas, e incluso de la población general, para afrontar situaciones vitales estresantes”, concluye Rubio.