Ha lidiado con uno de los centros de más prestigio en la UGR durante una época compleja en el ámbito universitario. El decano de la Facultad de Medicina, Indalecio Sánchez-Montesinos (Almería, 1958), agota sus últimas semanas al frente del que ha sido su cargo durante ocho años. Entre mayo y junio se escogerá el nombre del nuevo decano. “En esta época uno ya va haciendo balance”, reconoce. Pese a las dificultades a las que ha plantado cara —implantación del Plan Bolonia y traslado de la Facultad al PTS, entre otras— no duda en buscar la perspectiva optimista, tanto al mirar hacia atrás como a la hora de anticipar el futuro. “Eso nunca se sabe”, responde sobre una hipotética segunda candidatura al Rectorado.
A lo largo del día, Indalecio va tomando un trozo de su “parcela de vacaciones de agosto” para reflexionar. ¿Y dormir? “No soy una persona que duerma mucho, no necesito muchas horas de sueño para descansar”, asegura. Entre leer y escuchar música le suelen dar “las tantas de la noche”. La poesía es una de sus aficiones, ya que puede aprovechar los descansos para leer alguna pieza. También la música, “de la más pop que podemos tener ahora a la música clásica o gregoriana”. Eso sí, si tuviera que elegir, se quedaría con el jazz. Además, busca hueco para el deporte. Cada tarde de jueves, un grupo de amigos de la Universidad se reúne en Cartuja, pese a que, reconoce: “Ya más que jugar vemos rodar el balón”.
- Le ha tocado ser decano en una época convulsa, ¿lo va a echar de menos o es un descanso?
Ni lo uno ni lo otro. Yo nunca me planteo mi vida como algo especial en el sentido de descanso o mucho trabajo. Es cuestión de que la vida te va poniendo en algún momento en el que tienes que aportar todo lo que puedas y en este caso he aportado efectivamente una gran cantidad de cambios. Pero no lo he hecho yo. En realidad hemos estado todos formando una piña aquí en la Facultad y con el equipo de Gobierno de la Universidad e incluso con las instituciones de Granada. La Facultad se ha abierto mucho y hemos tenido la suerte de poder participar con el Colegio de Médicos, con el Servicio Andaluz de Salud, con la Escuela de Salud Pública, con IAVANTE, con hospitales privados… Ha habido una unión muy fuerte para poder ir desarrollando todo este trabajo.
- El balance de estos ocho años, ¿es positivo?
Muy positivo. La verdad es que sí. Hemos desarrollado un trabajo con muchas dificultades, al menos a priori, y finalmente hemos ido consiguiendo los objetivos que estaban planteados. Sabíamos que los objetivos no eran de desarrollar por completo las propuestas que habíamos hecho en el 2008 porque entre otras cosas la implantación de Bolonia termina este año. Entonces es imposible una modificación del plan de estudios, un ajuste de las diferentes asignaturas, que las prácticas clínicas se desarrollen al completo… :
- ¿Qué poso le dejan estos ocho años?
Muchísimo, la verdad es que muchísimo. Hay dos cuestiones que me han quedado. En esta época ya va uno haciendo balance. Y son dos cuestiones personales. Además en mi vida funciono por ese aprendizaje personal que tienes cada día. Una es la libertad. Cuando tú estás en momentos de contraste, no de contradicciones, esa convicción que tienes de libertad, ese espíritu de libertad propia que yo personalmente tengo, se nota mucho más. Luego también el de servicio público. Dos cuestiones que para mí se han acrecentado muchísimo. Tanto la primera, de esa condición de libertad, de ver lo que es funcionar con libertad, con respeto, la unión de libertad con respeto para poder decir lo que se considera que hay que decir en beneficio de una institución pública son los dos grandes sentimientos, las dos grandes circunstancias que ha habido a lo largo de estos ocho años.
– ¿Cuáles han sido el mejor y peor momento?
El peor momento el comienzo. Me encontré una facultad donde no había relaciones con el SAS o con la Consejería de Salud, estaban rotas. Eso hacía que no hubiera comisiones mixtas y por tanto que no hubiera convocatoria de plazas de profesores vinculados, que a mí eso me parecía y me sigue pareciendo uno de los elementos fundamentales. El plan de estudios estaba prácticamente definido, con asignaturas, e incluso con reuniones que ya se habían estado haciendo en Andalucía para poder poner asignaturas que fueran parecidas y luego no lo han sido, en el sentido de poder facilitar las convalidaciones y también la movilidad. Para mí fue un gran reto. Había una adenda que se había firmado justamente antes de entrar nosotros como equipo decanal por la cual los profesores asociados iban a ir desapareciendo y dejaba una perspectiva de los tutores clínicos, la figura de prácticas clínicas, pero desaparecían los profesores asociados en Ciencias de la Salud, que pudimos corregir con protocolo.
Luego había un traslado de la Facultad de Medicina que era inminente y pasaba el tiempo y cada vez estaba más complicado, con un proyecto muy complejo de sistema sanitario donde desaparece un hospital y se distribuye por toda la ciudad, con un plan de estudios como decía donde hemos podido modificar muy poco porque ya estaba hecho. Nos está obligando ahora a poder plantear una modificación del plan de estudios y poder ajustarlo a la realidad de los estudiantes. Y luego una facultad que estaba totalmente diseñada, incluso donde hemos advertido barreras arquitectónicas como puede ser la cafetería de esta facultad, las aulas donde a un discapacitado le cuesta mucho trabajo situarse en cualquier lugar como se sitúa un compañero suyo en un edificio nuevo… La verdad es que para mí fue el momento más complicado de poder establecer no solamente los objetivos que estaban marcados, sino poder llevarlos a cabo ante esa situación tan compleja.
“Yo trato de hacer especial aquello que es normal, y eso me sirve para ir renovando las energías cada día”
Y el momento mejor… Los momentos mejores en la Facultad siguen siendo el encuentro con los estudiantes. No he tenido momentos especialmente… El día a día, cuando uno va desarrollando su trabajo. Para mí son los momentos especiales. Yo trato de hacer especial aquello que es normal, y eso me sirve para ir renovando las energías cada día, pero fundamentalmente los momentos mejores han sido con los estudiantes. Además, a tres niveles. Cuando entran, cuando uno recibe a los estudiantes de primero, que es una inyección de energía, de alegría, de ilusión, de esperanz. Incluso con tiempos complicados que hemos vivido en crisis económica, los estudiantes siempre vienen con esos ojos que brillan y que te dan energía y sobre todo alimentan esa esperanza de creer en el futuro porque lo fundamentas en ellos.
El segundo, cuando se marchan, con esa ilusión de ‘hemos terminado la facultad y ahora tenemos un MIR por delante y un nuevo sueño a cumplir que es desarrollarnos ya como médicos, y como médicos especialistas’.
Y la tercera cuando tenemos el aniversario de las promociones, otra vez estudiantes, estudiantes mayores, pero que recuerdan su facultad en la verdadera dimensión. Y vuelven a tener esa ilusión renovada del comienzo cuando ellos empezaron en la Facultad de Medicina, y eso he tratado de trasladarlo siempre a los nuevos. Es decir, he tratado siempre esa parte fundamental que creo que es la Facultad, la transmisión de valores, ya no tanto de conocimientos, porque tenemos unos estudiantes muy buenos. Bastaría con que les diéramos los libros para estudiar y desarrollarse, y entonces lo que hay que trasladarles son esos valores que te los da la propia experiencia, la propia visión de tu Facultad, del mundo que te rodea de la práctica diaria.
- Ha mencionado el traslado de Medicina, ¿en qué porcentaje de consecución se encuentra?
Cuando me presenté a rector se malinterpretaba intencionadamente la idea de que yo no quería traladarme al PTS. Por más que lo expliqué, cuando hay alguien que no quiere entenderlo porque no le interesa, pues no lo entiende. Yo pedía al menos un año para poder adaptar primero lo que es un traslado en sí, que ya es complejo, pero sobre todo porque aquí tenemos una docencia a la que hay que defender, una investigación con grupos de investigación potentes que está en la propia Facultad, y que por tanto todas las herramientas o todos los medios materiales, hay que ponérselos al menos como yo decía al comienzo a nivel cero. Y nosotros hemos venido con un nivel de menos veinte. Hemos tenido que ir trabajando, y todavía no hemos llegado a ese nivel cero de punto de partida a partir del cual nosotros podemos ir desarrollando ya una Facultad con entidad propia.
Sí que hemos hecho entre todos un esfuerzo muy grande planteando tres cuestiones primordiales. En primer lugar la docencia, que esto pudiera funcionar desde el primer momento. Ha habido algunas circunstancias complejas que parece que para el segundo semestre vamos a tener ya. Luego la investigación. Hemos tenido algún problema con la llegada del nitrógeno líquido, el CO2, etc., que parece que ya lo tenemos prácticamente listo. Luego el tema de la seguridad, la seguridad del edificio, el tema de acceso, accesibilidad, barreras arquitectónicas… Yo creo que hemos hecho un avance muy importante y en muy poco tiempo, y sobre todo dando tranquilidad. No llevando a una tragedia de un traslado complicado sino tratando ver entre todos que esta era la situación a la que nos veníamos y que poniendo un poco cada uno de su parte iríamos construyendo con esos tres pilares básicos.
- ¿Usted seguiría manteniendo que hacerlo el curso próximo habría sido lo óptimo?
Yo sigo sin tener duda. Sigo manteniendo que no es una cuestión de traslado. Uno se traslada y como si se traslada a Motril o nos trasladan a Sierra Nevada. Habría mucha luz también, con grandes ventanales, en medio de la naturaleza… No se trata de eso. Se trata de tener un proyecto. Esperar un año era por tener las instalaciones preparadas para que el traslado no fuese en detrimento de la propia docencia o la investigación. Luego que tuviéramos el hospital aquí completo, que claro, es nuestro elemento de prácticas fundamental para el estudiante. Y aquí no tenemos el hospital completo ni lo va a ser. Una de las cuestiones que yo hablaba siempre era el proyecto de hospital. Tener un hospital en el norte y tener un hospital en el sur. Lo que tenemos es un solo hospital ahora distribuido por la ciudad. Eso cambia el panorama. Dificulta el panorama docente. Creo que también el sanitario, de asistencia sanitaria, al menos pedía esa cuestión. El metro, que hubiera llegado al menos en los plazos que poco a poco han ido prolongándose. Pero se decía que este año estaba aquí para que los transportes, los medios de acceso al propio parque o las salidas desde el PTS fuesen un poco más acordes.
Tampoco había una prisa razonable o argumentada para venirse en ese momento. Yo sigo convencido además después de haber hecho la experiencia. Una vez que el equipo de gobierno de la Universidad decide que hay que hacerlo así y que además los departamentos, los directores de departamentos entienden que hay que irse, pues nos vamos. Uno ya se olvida de esos argumentos y se dedica a que funcione lo mejor posible, que es lo que hemos hecho.
- ¿Qué tareas quedan pendientes para su sucesor o sucesora?
Siempre hay tareas. Es un continuo. Sería un error que yo no entendiera que el equipo anterior trabajó mucho, hizo mucho. Ahora hay que seguir en esa misma línea. Desde mi punto de vista seguir luchando por una docencia que sea acorde a nuestro sistema sanitario. Yo creo que tenemos unos especialistas y unos facultativos magníficos. Por tanto sigo opinando que uno de los grandes retos que debe tener, retos por la urgencia, es tener profesores clínicos en la Facultad de Medicina. Pensar en el relevo generacional: ser un profesor no se improvisa, y por tanto hay que saber cuándo hay que ir haciendo y en qué departamento, en qué área, en qué ámbito del conocimiento hay que hacer ese cambio y ese relevo generacional y en qué momento, que me parece fundamental. Y segundo, consolidar esas prácticas clínicas que ya están muy encaminadas a que el estudiante esté a partir de tercero relacionado directamente con un centro sanitario, con una participación directa en lo que es la práctica sanitaria.
- Ha mencionado el tema de las prácticas sanitarias, le transmito una pregunta que me han hecho llegar los alumnos: ¿cree que hay falta de entendimiento entre la Facultad y los hospitales?
No lo creo. El problema es que hay que hacer una distribución rigurosa, y una distribución real. Cuando van muchos estudiantes a un solo servicio donde no se ha hecho una distribución acorde a lo que el servicio puede retener o tener para las prácticas clínicas, el estudiante tiene una sensación real de que hay más estudiantes de los que puede absorber un servicio. Cuando van a un hospital como La Inmaculada o San Rafael, ya el número está establecido de comienzo y no pueden ir más alumnos de los que están establecidos.
Por eso nosotros hemos planteado un plan, una aplicación informática que hemos dominado Cajal, en el cual las prácticas clínicas han mejorado muchísimo. No hay más que ver el rotatorio de sexto: los estudiantes están muy contentos con el rotatorio, porque están un año completo en el hospital, no solamente en Granada, sino que han ido a Motril, a Jaén, a Almería y en este segundo cuatrimestre además en Ceuta y Melilla.
“El número de estudiantes que estudian Medicina debe estar en relación con la capacidad que tenemos de poder dar una docencia digna fundamentalmente práctica”
En el momento que esa distribución se haga conjuntamente con el plan de ordenación docente para todos los cursos de tercero a sexto, que es en lo que se ha avanzado muchísimo en estos años de implantación progresiva del Plan Bolonia y este año lo culminamos con esa aplicación informática que va a estar en este segundo semestre ya funcionando a pleno rendimiento, porque hasta el momento ha ido desarrollándola poco a poco, van a tener una sensación real, van a comprobar que esas prácticas son rigurosas. No pido otra cosa. El resto, en cuanto a unas prácticas dignas, en cuanto a unas prácticas de calidad, las tienen. Lo único que hace falta es ese rigor a la hora de distribuir, de ajustar el plan de estudios, que no está ajustado y hay asignaturas que deberían estar en otros cursos para que se desarrollen sus prácticas a lo largo de todo el curso académico, ya que las asignaturas por el Plan Bolonia se han distribuido cuatrimestrales.
Las prácticas, por tanto, si se distribuyen por cuatrimestres no dejan suficiente espacio en el sistema sanitario. Entonces hacemos una de dos: o ajustamos el plan de estudios para que esa asignatura se pueda distribuir a lo largo de los dos semestres, dando un grupo un primer semestre y el otro segundo grupo el segundo semestre e intercambiando, o hay que reducir el número de estudiantes, porque desde mi punto de vista el número de estudiantes que estudian Medicina debe estar en relación con la capacidad que tenemos de poder dar una docencia digna fundamentalmente práctica.
- ¿Cuál es el futuro de Indalecio? ¿Tiene algún planteamiento además de la docencia?
Seguir siendo una persona que trata de ser buena persona y al servicio de los demás. No he tenido ninguna otra idea en mi vida desde hace mucho tiempo. Con un proyecto para mí que es el más importante de mi vida, que es mi proyecto familiar. A partir del proyecto familiar tratar de lo que Dios me vaya disponiendo cada día hacerlo lo mejor posible.
- ¿Se volvería a presentar a las elecciones al Rectorado?
Eso nunca se sabe. Creo que la Universidad necesita más que de una renovación, una renovación recuperando lo que significa la Universidad en sí. La autonomía de las personas, entender las personas como tales, pero no solamente en teoría, sino como yo decía: con cara, corazón y cerebro. Que los centros tengan autonomía, que la investigación sea capaz de desarrollarse en unas líneas prioritarias pero organizadas de tal manera que los recursos estén a disposición de todos y se puedan trabajar en red para que eso dé unos frutos reales yo creo que merece la pena. Pero ya a estas alturas de mi vida, después de haberme presentado y con las perspectivas que hay y la edad que tengo es muy complicado.
- ¿Falló algo en las elecciones o simplemente no convenció su programa?
Yo creo que uno puede hacer balance en plan de ver qué falló. Yo no lo sé exactamente. Yo dí todo lo que tenía, traté de explicar lo que tenía. Sigo opinando que hay un régimen de poder. Cuando hablo de régimen de poder no hablo de un régimen de poder de la Junta de Andalucía, porque no tiene nada que ver. El problema de esta Universidad, como de la universidad en general, es que se ha perdido el criterio de libertad. Ir en contra de tanta difamación como yo recibí, que yo era del PP, era del OPUS… Yo puedo tener mis convicciones personales y, ¿por qué no?, podría serlo. No es en este caso. Es muy complicado luchar si no quieres utilizar las mismas armas y yo era un precio que no iba a pagar. El precio de la mala política, de la perversión de la política, yo no lo iba a pagar en la UGR. No lo hice y por tanto no luché con las mismas armas. Traté de llegar a todo el mundo de la mejor manera posible, pero por supuesto no llevé a personas a votar de la mano. Esas cuestiones de tipo político de difamación personal no las hice ni las pienso hacer nunca porque es un precio que nunca pienso pagar. Es muy difícil hoy en día tal y como está el panorama poder luchar con esa desventaja a priori.
- Hubo voces que difamaron en contra de Pilar Aranda por su relación con el PSOE, y criticaban que eso podría perjudicar en asuntos como la reclamación de la deuda, ¿considera que esa relación no está siendo tan negativa?
No entré en su momento y no voy a entrar ahora. No valoré si Pilar Aranda era del PSOE o no, si tenía antecedentes de tipo político o no. Valoré desde el punto de vista universitario como proyecto, valoré la necesidad de un cambio, de una renovación en la Universidad. Pero una renovación en ese sentido, no una revolución, sino una renovación en vuelta a lo que es la Universidad en sí, a la libertad de cada uno, a la autonomía, a que los centros crezcan y que por la confianza que se da a cada uno de los centros que crezca la Universidad. No el control, no la centralización, pero nunca valoré a Pilar Aranda. Lo dije además públicamente: es una persona a la cual estimo, incluso utilicé la palabra que quiero. Nunca la valoré desde el punto de vista político, sino de proyecto de las personas que hemos visto que están en el equipo de gobierno y que podían tener un significado de continuidad o no. Pero nada más.
- ¿Salen los estudiantes de Medicina en Granada bien preparados para el MIR?
Los alumnos salen bien preparados. La muestra está no solamente en los resultados del MIR, sino en cómo se desarrollan después cuando están haciendo la residencia. La valoración que hacen en los centros sanitarios. Yo siempre pido más. Pero también hay que tener los pies en la tierra, uno no puede estar continuamente viendo lo negativo, lo que falta por hacer. Hay un proyecto que lo vamos a desarrollar este año porque era uno de los objetivos que nos planteamos como equipo decanal hace 8 años pero no podíamos poner en marcha hasta que llegáramos a sexto de carrera. Es que a partir de tercero las diferentes academias de MIR, en este caso el Colegio de Médicos de Granada, pero está abierto a cualquier academia que quiera venir, para darse publicidad de lo que hacen, de cuál es su metodología, vamos a hacer un examen MIR en 3º, otro en 4º y otro en 5º.
Es decir, vamos a hacer un simulacro de examen MIR con toda aquella materia que hayan dado los estudiantes hasta ese momento. Por una doble cuestión: en primer lugar porque de esa manera los estudiantes van a ir ya adaptándose a un sistema de preguntas, a un sistema de examen, impuesto desde fuera. Independientemente de que adquieran conocimientos. No podemos hacer que las facultades de Medicina sean academias MIR, porque entonces perdería sentido. Pero sí no perder la realidad de lo que va a ocurrir con ese estudiante cuando termine. En segundo lugar, para que también el profesorado de la Facultad vaya entendiendo que además de esos contenidos desde el punto de vista teórico-práctico, vayan encaminando en esa forma de preguntar, de examinar, que irá variando con el tiempo y a la que nosotros nos tenemos que ajustar rápidamente en beneficio de los resultados que pueda obtener el estudiante. Los objetivos están marcados, pero el desarrollo completo no se podía hacer porque entramos en una situación de cambio completo en este caso en el plan de estudios.
- En los últimos años han florecido las asociaciones: Tendiendo Puentes, orquesta, Academia de Alumnos Internos… ¿Cree que la Universidad aporta el suficiente apoyo a este movimiento estudiantil?
A mí me parece fundamental. Estas asociaciones que me nombras, por ejemplo la de la orquesta, fue incentivo personal. Es verdad que el esfuerzo lo hacen los estudiantes, evidentemente. Pero es verdad que desde el comienzo para mí el estudiante debe formarse y sobre todo el médico en valores humanos. No bastan los conocimientos. Los conocimientos los adquieren sin más por el nivel de capacitación que tienen. Necesitamos enseñarles valores, y esos valores no se enseñan en los libros. Si no la formación del médico podría ser directamente en los centros sanitarios, no pasarían por la facultad. Es necesario tener en cuenta a aquellos estudiantes que tienen un paso más en el compromiso de la gestión, de compartir con los demás. Valores de la solidaridad, de la amistad, valores humanos que me parecen fundamentales. El apoyo que se les da es el máximo que podemos. Vamos mejorando, vamos en línea ascendente. Yo creo que siempre es bueno que haya capacidad de mejora. No debemos ser catastrofistas, ni pesimistas, ni negativos.