El sonido de las risas y los gritos recorren el Complejo Deportivo de la Universidad de Málaga todas las tardes de los martes y los jueves en el campo de césped artificial donde entrenan los equipos de rugby malagueños. Deporte que surgió en los 80 en la Facultad de Derecho y que es todavía muy desconocido para la sociedad, sobre todo, sus valores, estando plagado de mitos y estereotipos.
Estereotipos que se ensañan con la categoría femenina; y es aquí, en el ámbito de la universidad, donde se respira el origen del rugby y las actuales jugadoras del CD UMA quieren ofrecer la posibilidades de romper con la falsa imagen que se tiene de un deporte que, como indica María Olea, “es mucho más táctico y estratégico que físico”. La veterana puntualiza que “dentro de un equipo de rugby hay hueco para todo tipo de perfiles y formas de ser; da igual como seas, siempre habrá una posición que se ajuste a cada personalidad y físico, sobre todo en la modalidad 15”.
Este inicio de temporada el equipo de la UMA, que afronta diversas competiciones como la liga andaluza de seven, se ha volcado en la promoción ya que “cada campaña hay gente que se va; estamos en un ámbito en el que hay bastantes cambios y estos años hemos tenido muchas pérdidas”, informa María Olea, quien hace hincapié en que “en el equipo ha habido un relevo generacional”. De este modo, “hemos puesto carteles en todos los centros además de un stand informativo donde explicamos este deporte y las posibilidades que existen para participar o simplemente probar”, comenta la jugadora malagueña.
Con respecto a los objetivos deportivos, otra de las veteranas, María Centurión, puntualiza que “queremos formar al equipo para estar al máximo rendimiento en abril, cuando sea el campeonato universitario, que es nuestro fin”. “Han llegado muchas jugadoras nuevas y a las veteranas nos toca echar una mano y formar y enseñar desde cero”, describe la apertura, quien subraya que “este año por primera vez entra en el trofeo rector la categoría femenina de seven y aunque se ha apuntado otro equipo que no tiene nada que ver con nosotros, les hemos dicho que entrenen con nosotras y nos repartiremos, porque no son suficientes”. :
Junto a ellas, en el mismo campo, entrena el Club Rugby Málaga masculino, cuyo senior milita en regional, que agrupa diversos equipos y categorías. Décadas lleva el club promocionando, divulgando y aportando talento a la capital malagueña, aunque en los últimos años se ha desligado de la UMA manteniendo la colaboración con el campo y la gestión del rugby masculino. “Está habiendo una evolución y cada vez se conocen más los valores”, insiste José Juan Atorrasagasti, delegado del club y entrenador del sénior que lleva 30 años ligado al club, que también traslada el rugby a los colegios.
Una estudiante de teleco, sin techo en el rugby mundial
A la segunda fue la vencida para Alhambra Nievas. Granadina de nacimiento, nació en la localidad de Beas en Granada, esta árbitra de rugby se considera malagueña de adopción ya que la Universidad de Málaga le formó no sólo en el ámbito académico, sino en el deporte al que ahora se dedica, el rugby. Por segundo año consecutivo estaba nominada como mejor árbitro del mundo y en esta ocasión, y contra su propio pronóstico, logró el título junto a su compañero, el colegiado sudafricano Rasta Rasivhenge. “Estoy muy feliz y contenta”, describió Alhambra Nievas tras su llegada a Málaga, y añadió que “han sido unos momentos inolvidables y todavía no soy consciente de lo que he logrado, creo que no me lo he llegado a creer”.
En menos de tres días la ingeniera, cuyo proyecto fin de carrera se centra en el propio complejo deportivo universitario, recibió el galardón internacional y ha sido condecorada con la medalla de bronce de la Real Orden del Mérito Deportivo. “Fue una semana de locura y de felicitaciones”, afirmó Alhambra Nievas, quien subrayó que también he afrontado “el gran reto de estar en un test match masculino en Anoeta (San Sebastián) en un Tonga-EEUU”, siendo la primera mujer en ser árbitra asistente.
Alhambra Nievas no solo logró en 2016 alcanzar su sueño de estar en los Juegos Olímpicos, sino que fue designada para arbitrar la final de rugby 7 femenino entre Nueva Zelanda y Australia. En dicha final, la granadina expulsó a la neozelandesa Portia Woodman y el oro cayó del lado de los australianos por un 24-17. Recordando estos momentos, la granadina dijo que “uno de los momentos más emotivos del premio de la World Rugby fue cuando esta misma jugadora, que expulsé por lances del juego que ella misma reconoció, me felicitó y me dijo que me lo merecía“.
La carrera de esta ingeniera en el arbitraje internacional ha sido meterórica porque apenas han pasado tres años desde la pregunta “¿Qué necesitas para vivir?” que le dirigió Paddy O’Brien, gerente de los árbitros de la Unión Internacional de Rugby (IRB, por sus siglas en inglés), para que se pudiera dedicar a full time a ser árbitro de rugby en la modalidad 7 ya que la IRB iba a preparar a los mejores árbitros para los Juegos; y ahora está en la cima mundial.