Al ir a los museos el visitante se suele quedar extasiado observando vasijas y objetos cotidianos de épocas remotas, sin saber que. en muchas ocasiones, estos no tenían más valor para sus contemporáneos que el que hoy en día se le daría a cualquier objeto común de una casa. En esta línea, el nuevo vídeo de #aCienciaCerca defiende la diferenciación entre el valor real y la posición de los objetos en las exposiciones.
Así, Andrés Adroher Auroux, profesor del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Granada, reivindica que las piezas no se expongan en los museos como si fueran obras de arte, “pues cualquier vasija antigua no debió tener mayor valor para las comunidades del pasado que el que tiene para nosotros en la actualidad un cubo de plástico”.
El investigador de la UGR destaca que los objetos de los que nos rodeamos tienen una posición en el espacio, a nuestro alrededor, que explica en parte la función que cumplen. “Aunque inicialmente los objetos suelen crearse para una función determinada, ésta puede cambiar con el paso del tiempo, de modo que en muchas ocasiones solamente contamos con el contexto para hacernos una idea de su funcionalidad”.
Y eso es precisamente lo que ocurre en la Arqueología: si sacamos una pieza arqueológica de su contexto, perderemos el referente funcional más importante y, por tanto, nunca podremos conocer el significado que para las culturas del pasado pudo haber tenido.