El emprendimiento es una idea que se vende bien entre los jóvenes. Se llega recalcando la importancia y la necesidad de emprender, pero parece que no se diferencia mucho entre el ámbito privado y el público. A los jóvenes se les vende el emprendimiento a través de cursos, formaciones, talleres y la posibilidad de acceder a subvenciones e incubadoras de empresas. Un mundo irreal en el que todo son facilidades a coste cero.
Pero ¿qué pasaría si emprendes y te va mal? Esta charla no tiene tanta presencia en los coworking. La realidad es que el premio no te lo quitan, pero la subvención sigues teniéndola que devolver, así como el recargo extra por falta de pago de la cuota de autónomo o los incentivos de la contratación la laboral. Tras este proceso que adeuda y aplasta cualquier ganas de crear una nueva iniciativa, ya queden aun menos fuerzas para volver a ningún foro ni congreso. Como pequeño empresario solicito a que quienes comulguen con la importancia del empredimiento señalen a los jóvenes tanto lo bueno como lo malo, pues no se debe olvidar que, cuando ya dejas de ser emprendedor entras en el grupo del pequeño autónomo o empresa y en ese momento el choque con la realidad es más duro, ya eres uno más y seguro no se acordarán de ti, solo cuando le seas necesario.
por Miguel Gaona
Director de Aula Magna, el periódico universitario