En los últimos años se ha venido corrigiendo el desequilibrio que tradicionalmente existía entre la posición competitiva de España como destino turístico y la formación universitaria en turismo, gracias especialmente a la incorporación de los estudios universitarios de turismo a la universidad española en 1996. Posteriormente la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior ha permitido que en la actualidad en Andalucía y en otras Comunidades Autónomas de España se puedan cursar enseñanzas de grado, máster y doctorado en Turismo, lo que paralelamente se ha visto acompañado por el despegue de una comunidad científica española en torno al turismo.
La madurez y la relevancia adquirida por el turismo en el ámbito universitario es tal, que incluso hace años se creó REDINTUR, red interuniversitaria de posgrados integrada por veintiséis universidades españolas, cuyo fin es promover la cooperación en la docencia en turismo y la transferencia de conocimiento y talento turístico, que ha sido la precursora de iniciativas como el Sistema de Información Científica del Turismo o el Doctorado Interuniversitario en Turismo.
No obstante, parece que la administración pública, y en concreto el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, no termina de apreciar el papel que la universidad española viene desempeñando en el sistema turístico español y la formación de sus egresados en turismo, sobre todo a raíz de la publicación en el Boletín Oficial de Estado de la Orden IET/1943/2015, de 14 de septiembre, por la que se establecen las bases del programa de becas del Instituto de Turismo de España para la realización de prácticas profesionales. Las afirmaciones anteriores no son arbitrarias, pues resulta que en la citada orden se especifica que pueden acceder a la misma todo tipo de titulaciones, sin establecer ningún criterio que ponga en valor a los titulados universitarios en turismo, a pesar de que la finalidad de las becas es dar respuesta a las demandas del sector turístico. Este hecho no sucede en otros ámbitos de conocimiento. ¿Se imaginan un programa de becas de medicina o ingeniería en el que pudiese presentarse como candidato cualquier titulado universitario?
Además, las bases del programa de becas establecen que los candidatos seleccionados que acepten la beca habrán de suscribir un compromiso de cursar el Máster en Turismo Internacional, una titulación que no se sabe quién la impartirá, pero cuyas materias ya están cubiertas por la oferta formativa universitaria existente en España.
Al menos queda la esperanza de que REDINTUR, en su misión de defender y prestigiar los estudios universitarios de turismo, envió a finales del año pasado un escrito oficial al Ministerio competente, instándole a reconsiderar el planteamiento de las bases de un programa de becas que está llamado a atraer talento turístico y dar respuestas los retos del sector.
Por Antonio Guevara Plaza
Decano de la Facultad de Turismo de la Universidad de Málaga