En Aula Magna, entrevistamos hoy a Bella Palomo, candidata al decanato en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Málaga, este próximo 05 de diciembre. Bella tiene una larga trayectoria profesional. Es catedrática de Periodismo desde 2017 y fue alumna de la primera promoción de Periodismo de la UMA. Estuvo vinculada a Diario Sur durante una década, y tras ser madre decidió apostar firmemente por la universidad. Ha sido profesora visitante en las Universidades de Washington, New Jersey, Miami y Salvador de Bahía, y ha dirigido cuatro proyectos nacionales, vinculados con aspectos cruciales de la comunicación como la desinformación o la inteligencia artificial. Tiene una amplia experiencia en gestión universitaria -secretaria y directora de Departamento, coordinadora de Grado, vicedecana de Infraestructura, Empresa y Calidad, y colaboradora habitual de agencias de evaluación como Aneca, Agencia Estatal de Investigación o Unibas- entre otras.
¿Qué le ha motivado a presentar su candidatura al decanato?
La necesaria mejora del clima de trabajo en el centro, la falta de motivación del alumnado y la drástica bajada de nota de corte de acceso. Son consecuencias directas de no cambiar el plan de estudios que se implantó en 2010. Como antigua alumna esta situación me resulta dolorosa, y me frustra como docente. Me importan las personas, y es urgente cambiar de rumbo y regenerar la situación para cumplir con un servicio público de calidad. Como catedrática, he alcanzado el máximo nivel en mi carrera académica, no necesito el cargo para promocionar; mi mayor aspiración ahora es poner mi experiencia y conocimientos al servicio de nuestra universidad y facultad, trabajando en conjunto para construir un futuro mejor.
En líneas generales, ¿Cuál es el programa con el que aspira a liderar el decanato?
Mi programa concentra 60 propuestas realistas para cumplir durante los próximos seis años, y resultará complicado concentrarlo en un párrafo. Apuesta por cinco pilares claves: los estudios, las personas, la investigación, los espacios y la transparencia. La actualización de los planes de estudio representa el eje prioritario, así como la creación del doble grado Comunicación Audiovisual-Periodismo ya que muchos estudiantes malagueños se marchan a Sevilla y Madrid para poder cursarlo. En el ámbito de las personas, debemos reconectar con una comunicación interna y externa más fluida. El decanato debe facilitar el camino, no concentrar el protagonismo de todas las actividades de las que se informa en los canales oficiales. Y también debemos estrechar nuestros vínculos con el sector empresarial, creando un comité asesor de expertos y multiplicando nuestra oferta de prácticas no solo en Málaga. Una de las medidas estrella es “un café con mi decana”: hay que normalizar esa relación; no podemos acercarnos a los estudiantes solo cuando se pide el voto.
La creación del Vicedecanato de Investigación y Transferencia también es clave. Somos la facultad de España que más proyectos nacionales ha conseguido en la última convocatoria, y esa fortaleza debe reconocerse y apoyarse. Respecto a los espacios, el traslado de la Facultad de Turismo a un nuevo edificio generará nuevas oportunidades para adaptar el centro a nuestras necesidades, con salas de reuniones para estudiantes, grupos, nuevos despachos para docentes e investigadores visitantes, y por fin “tunearlo”, personalizarlo con una estética adaptada a nuestro ámbito. Y finalmente la transparencia será fundamental para recuperar la confianza perdida. En estos últimos ocho años, nunca se han presentado ni aprobado las cuentas en Junta de Centro para conocer cómo se ha gestionado la asignación anual.
En definitiva, es un programa muy madurado e integrador, que atiende a las inquietudes recogidas en mis encuentros con profesores, estudiantes y PTGAS, y que pretende volver a ubicar nuestra facultad en un referente nacional e internacional. Puede consultarse en www.bellapalomo.com
¿Cuál es la mayor fortaleza de su candidatura al decanato?
La facultad debe ser reformateada en forma y fondo, pero si tuviese que destacar solo un aspecto, mi firme apuesta por la actualización de los planes de estudio de grado y máster. Mi compromiso es empezar a trabajar en ello durante los primeros 100 días. Durante los últimos cuatro años he participado en el programa Acredita, evaluando títulos de grado, máster y doctorado. Esta experiencia me ha permitido trabajar con colegas de diversas universidades, compartiendo conocimientos y aprendizajes clave. Gracias a ello, cuento con la preparación y perspectiva necesarias para liderar el cambio que nuestra facultad necesita.
¿Cómo ve su centro en la actualidad y que margen de mejoras reales existen en su posible mandato? Comparto con muchas personas de nuestra comunidad que no pasamos por el mejor momento. De ser una facultad creativa, líder y prestigiosa, hemos transitado a una realidad muy distinta. Ni el profesorado ni el alumnado ni el PTGAS son culpables de esta etapa. Se trata de un problema de reajuste estratégico, una gestión que ha estado apagada desde hace años y que no ha sabido conectar con las demandas de un escenario tecnológico, social y cultural disruptivo y en plena evolución. Con mi propuesta pretendo reforzar la dignidad del servicio público, especialmente necesario para sobrevivir y ser referentes en una etapa marcada por la llegada de las universidades privadas. Tengo la energía, el conocimiento, la creatividad y la ayuda necesaria para avanzar en esa dirección.
¿Qué valor añadido aporta usted con respecto a la candidatura rival?
Fundamentalmente tres: en primer lugar, mi afecto por mi carrera y mi profesión. Estoy marcada por mi formación; como alumna de la primera promoción, periodista durante diez años en medios y una investigación centrada en el análisis de las rutinas profesionales, soy consciente de nuestras debilidades y nuestras fortalezas, frente a la otra candidata que no ha estudiado ninguno de los títulos que ofrecemos ni ejercido su actividad en empresas de comunicación. En este sentido, no he creado una cuenta en redes sociales para aparentar lo que no soy, o abordar una jerga que no me corresponda, como también ha hecho mi rival. Estoy en redes desde 2010, creo firmemente en ellas, y eso me aproxima aún más a la realidad comunicativa actual del alumnado y al sector profesional. En segundo lugar, por este antecedente, he podido dirigirme al alumnado de compañera a compañera; soy una más, como ellos; sé cómo piensan, cómo sienten, de qué se quejan, y gracias a esa complicidad se han convertido en mis mejores asesores de campaña. Y en tercer lugar, la integración, crear un proyecto realmente colectivo que no beneficie solo a aquellos que me votan y se aleje de prácticas tóxicas y sectarias.
La Universidad de Málaga se encuentra inmersa en una situación financiera complicada ¿de qué manera puede influir esa coyuntura en la evolución del centro que pretende liderar?
Soy optimista y me consta que se están tomando las medidas necesarias para superar esta preocupante situación en dos años. Mientras, tendremos la creatividad suficiente para seguir avanzando. No podemos quedarnos paralizados. Será fundamental también que cuando concluya su mandato el decanato actual, se marche haciendo públicas las cuentas de estos años. La historia no debe repetirse, y no quiero heredar deudas desconocidas.
La comunidad universitaria es muy amplia. En el caso concreto de los estudiantes, quizás por dejadez, apatía o falta de interés, no se implican lo suficiente en los procesos electorales. ¿Qué peso tienen los estudiantes en su candidatura?
Son fundamentales y están ilusionados con el cambio. Me lo pidieron y di el paso. La clave del éxito de mi candidatura es que el estudiantado ha estado a mi lado, he contado con su apoyo, como el del profesorado y el PTGAS. ¡Me recargan las pilas cada día! La campaña es agotadora, pero la estoy disfrutando mucho.
Un mensaje final a los votantes de cara a las elecciones al decanato del 05 de diciembre.
Creo firmemente en el servicio público, y en las posibilidades de mejorar sustancialmente nuestra facultad. Si me otorgáis vuestra confianza, durante los próximos seis años mi objetivo prioritario será trabajar para construir una facultad de vanguardia y ocupar el lugar que realmente merece en la esfera nacional e internacional. Para lograrlo os propongo un programa integrador, responsable, ético, en el que todos nos sintamos protagonistas del cambio. Conocedora de nuestro excelente capital humano, me comprometo a defender un nuevo liderazgo colectivo. Un modelo de gestión que reconecte con la comunidad, sensible a sus necesidades. Cuento con vosotros y con vuestro voto para hacer realidad este nuestro proyecto y que sea una victoria colectiva. La facultad y las nuevas generaciones de estudiantes lo merecen.