La catedrática de Química Inorgánica y candidata a rectora de la Hispalense, Adela Muñoz, recibe a Aula Magna en su despacho de la Facultad de Química para explicar su proyecto de futuro. Los estreses de la campaña la acosan, y pese a que el teléfono nos interrumpe la cita en varias ocasiones responde a todas las preguntas sin titubeos.
La primera pregunta es obvia. ¿Por qué se presenta? ¿Qué motiva a una catedrática de química a querer ser rectora?
Creo que hace falta que haya un cambio de aires. Intentamos convencer a otras personas de que se presentasen, pero como nadie lo ha hecho he dado el paso yo. Es necesario un cambio en la gestión y la proyección. Hay gente que me han dicho que estoy loca, desde mi punto de vista, la locura sería no hacer nada. Me siento obligada a intentarlo.
Su talón de Aquiles con los estudiantes es el paro académico. Se ha manifestado públicamente a favor del primero recientemente ¿por qué la ferocidad del rechazo en 2012? ¿No es contradictorio, o puede ser entendido como una posición estética?
En el 2012 lo que yo tenía era un importante enfado porque se instrumentalizó una acción legítima de los alumnos para hacer un cierre patronal. Bueno, yo creo que estaba haciendo méritos para el cargo que actualmente ostenta (en referencia a Antonio Ramírez, entonces rector hoy consejero de economía de la Junta). Había un rechazo muy fuerte contras las políticas del Ministro, que con la excusa de regenerar la Universidad lo que empezó a hacer fue una voladura controlada. Entonces, como forma de luchar contra esta agresión a la Universidad, y al ser esta una de las mayores del estado, había que cerrarla completamente. Entiendo la lucha, pero no que se instrumentalice nuestra institución. Yo tengo por escrito todo lo que yo pienso al respecto, y vengo defendiendo una universidad pública donde los alumnos tengan voz. Estoy completamente convencida de que la universidad es mucho mejor con la voz de los alumnos. Pero me enfadó muchísimo que se instrumentalizara el paro de los alumnos para el cierre patronal, por muy enfadada que también estaba con Wert. Había profesores que querían acudir a sus despachos y laboratorios y no fue posible. Y este mismo caso se volvió a dar en 2014, bajo la excusa de que los conserjes no tuvieran servicios mínimos. El objetivo de la lucha lo comparto plenamente. Pero no se puede utilizar esta casa para hacer méritos políticos o para luchar contra un Ministro tensando los reglamentos y la ley. La universidad es mucho más importante como para utilizarla como ariete o herramienta electoral.
Pero Sra. Muñoz, los críticos contra el paro académico llegaron a hablar de que el paro académico era anticonstitucional. ¿No cree que la derecha mediática los utilizó a ustedes?
Claro. En una entrevista en ABC yo digo que estoy a favor del paro. En medios diferentes fueron acribillando y mezclando esas informaciones con otras declaraciones de profesores de Derecho. Pero por supuesto yo estaba a favor del paro de los alumnos. Sin ninguna duda. Es algo con lo que no puedo estar en contra. Pero como se instrumentalizó para cerrar la universidad estaba visceralmente en contra.
No se puede usar para hacer caja. Es un paso previo que para mí no es negociable. El precio de grado y máster debe ser igual. De entrada, los estudiantes tienen una reticencia con muchos motivos en base a la implementación del 4+1. Lo hicieron los profesores y no basándose en lo que hubiese debido única y exclusivamente: la calidad de la docencia y el beneficio de los alumnos. Es nuestra culpa, lo asumo y aunque yo no participé en esos debates soy corresponsable, por no haberme opuesto. Los alumnos ahora me plantean que desconfían, porque si antes se comprimieron los cinco años en cuatro, ahora piensan que se comprimirán en tres. Ante esa desconfianza muy legítima, entiendo que prefieran quedarse como están para no empeorar. Pero hay que ir más allá, hacer un examen crítico asumiendo que no se hizo bien de entrada. El 3+2 no se puede hacer bajo prisas y bajo la guía de mantener los intereses de los profesores. En Comunicación por ejemplo, la conferencia de decanos tiene la postura unitaria es mantener el esquema 4+1. Son los responsables de los centros los que tienen que impulsar la reforma, una rectora no debe ni puede imponer nada. En Ciencias o Ingeniería, ante la tendencia de la carrera profesional y la movilidad europea, hay voces que piensan que es favorable un sistema 3+2. Posiciones mágicas no hay. Hace falta debatirlo por campus, y por centro. No aplicarlo a ciegas, sino de forma sosegada. Y las reticencias de los alumnos son perfectamente comprensibles y justificadas.
En los pasillos de la US le dan pocas posibilidades de ganar al actual rector en funciones. ¿Se ve con opciones reales de ser rectora? ¿Cuáles serían sus primeras medidas inmediatas en caso de que llegase a tal cargo?
Me veo con posibilidades reales porque se están removiendo muchas conciencias, no las partidarias de que esto permanezca igual, sino de la gente que había tirado la toalla, y ahora están pensando que a lo mejor sí tiene arreglo. Esa gente tan reacia se está convenciendo y se está movilizando para conseguir votos o convencer a quien lo tiene.
Una de las primeras medidas es llevar al Claustro el debate sobre el sufragio. Si ese debate lleva a un cambio en la forma de voto, dimitiría. Y convocaría elecciones con ese nuevo método. En caso contrario, tras las elecciones a nuevo Claustro, creo que ese sería el más legitimado para elegir Rector, por tanto, también dimitiría. Primera medida por tanto, el debate que se le debe al Claustro sobre el sufragio universal. Hay muchas voces que lo están pidiendo.
Como concepto, creo que la docencia ha dejado de estar en el centro del foco y los intereses de la universidad. Hay que volver a poner la docencia en el centro de la universidad, hacer una revisión de los grados y los másteres, porque eso tiene que estar en constante revisión para su mejora, y tomar acciones urgentes ante problemas graves. Por ejemplo, el máster de abogacía, de los que hay varios cientos de egresados del grado que no han tenido opción de matricularse o el máster de secundaria, donde el enfoque ha sido erróneo y nula planificación. Estas dos intervenciones urgentes las veo clarísimas. Luego además, en las facultades de mayor demanda social, el ratio alumno/profesor es muy alto, y de esa manera la docencia que los alumnos universitarios requieren no puede impartirse. Hay que evaluar las necesidades mínimas imprescindibles para paliar esos déficits. Empezando por elaborar un plan de choque a ese profesorado sobrecargado y para los otros en condiciones impresentables y dignificarlos. No se puede decir que se tiene una Universidad de excelencia teniendo profesores doctores cuyo sueldo mensual no llega a los 600 euros.
En cuanto a la democratización, que es una de las cosas que más falta, el sufragio es una de las cosas, pero no lo único. Actualmente las decisiones se están tomando en dos o tres comisiones, ni si quiera el Claustro tiene potestad real de decidir sobre casi nada. Se nos ha ido convocado solo para asentir. Estudiantes y profesores del sector B han hecho expresar su voz crítica, pero el efecto de esa crítica ha sido muy limitado. No hemos podido ni bloquear nada ni participar en la toma de ninguna decisión. No se puede llegar al Claustro con las decisiones ya tomadas en otras comisiones, copadas por personas afines al equipo de gobierno. Esos órganos de representación tienen que ser más plurales. La dinámica de núcleo cerrado donde se decide todo hay que romperla, por estética, y sobre todo por el bien de la universidad, porque yo creo que es necesario el concurso de todos.
Ahondando en la situación del profesorado. Este mandato estuvimos a punto de vivir una huelga de profesores, algo inaudito en la universidad española. Habla usted de un plan de choque para facilitar la tarea docente. ¿Qué más desarrollaría en investigación, transferencia, el talento que se va ante la incapacidad de dar estabilidad?
Hay que tender a dos cosas: a la estabilización de este profesorado y a medidas para evitar la marcha constante de talento. Debemos aspirar a no poner parches, sino hacer una plantilla teórica con las necesidades docentes reales, y las más urgentes. En cuanto a la tarea como investigadores adquirir un plan de estabilización de las personas que hayan acreditado su suficiencia investigadora. Los que no se han ido, garantizarles unas opciones dignas para que no se marchen. Los que se han ido, dar opciones y convocatorias de plazas específicas para que puedan volver. Tengo un caso cercano de una doctoranda mía a la que le hicieron un contrato en Alemania, con unas opciones magníficas. Este caso no es único. Debemos ofertar unos contratos competitivos, quizás no comparables a los de otros países que sí tienen claro el papel de la investigación. Y por supuesto, no restringir esta política a los egresados de la Universidad de Sevilla. Intentar atraer a joven talento en formación.
Luego también hay un colectivo, de una edad mediana, que han visto congeladas y cercenadas todas las posibilidades de promoción. Al tener plazas fijas parece que sufren menos, pero al no tener opción de promoción, desincentiva su trabajo. Hay que cuidar a esas personas dado que son el grueso del personal docente. Deben sentir que su labor es reconocida. Aquí existe un problema es que tradicionalmente los méritos que se evalúan son solo científicos, y pienso que hay que tener en cuenta los docentes para incentivar la mejora. Este modelo plantea una incongruencia, dado que con Bolonia una parte más importante de nuestro tiempo debemos dedicarla a los estudiantes y esto no se tiene en cuenta en la promoción. Algunos estudiantes me han planteado si estoy a favor de Bolonia. El Plan Bolonia en el sentido de hacer un acompañamiento al alumno, y no ser un docente que solo da docencia sino que apoya el aprendizaje, es positivo. Pero el profesorado necesita recursos y reconocimiento.
Del PAS reconozco que conozco menos, pero tengo muchos documentos. Hay muchas iniciativas positivas que están haciendo y que debemos reconocer, como por ejemplo un método pionero que han puesto en marcha para evaluar su trabajo.
Además de personal, necesitamos soportes. Por eso en materia de infraestructuras hace falta hacer un plan general para detectar las infraestructuras que necesitan atención urgente, y para mí sería muy secundario hacer nuevos edificios, que ha sido la política imperante los últimos mandatos. En la fallida Biblioteca del Prado tenemos el ejemplo más evidente. Yo nunca entendí que desde la US se promoviera algún edificio, por muy vanguardista que fuera, en competencia directa con nuestro edificio más emblemático, la Fábrica de Tabaco. Desde el punto de vista de las demandas de la comunidad universitaria, hay que atender mucho antes las aulas y laboratorios de Farmacia o Medicina, que no pasarían en muchos casos una inspección de seguridad, o el dramático caso de la Escuela Politécnica. Incluso en el propio Campus Central falta espacio.
Deteniéndonos en el tema de la biblioteca. ¿Cree que la US ha pagado los platos rotos del acuerdo entre Ayuntamiento, Junta y Universidad? Las últimas informaciones dicen que la US tendrá que pagar la subvención de 16 millones concedida por la Junta, y no deja de resultar singular que el hoy demandante de esos fondos como consejero fuese el responsable del proyecto ayer como vicerrector.
Hay que tener mucha firmeza a la hora de abordar este asunto. Hay que asumir, por supuesto las responsabilidades de mis antecesores en el cargo, pero desde luego con firmeza en defender a la Universidad de Sevilla. Esta decisión no fue en solitario. Yo no la hubiese tomado. Me pregunto si hubiese debatido en el Claustro hubiésemos ido tan alegremente a ese proyecto. Hubiese sido necesaria una mayor responsabilidad coral y más transparencia. La responsabilidad no es solo de una de las instituciones. Son tres entidades y las tres deben ser corresponsables.
A tenor de esto, hay que destacar que la US es la mayor institución de Sevilla, y que da trabajo y atiende a un mayor número de personas. Por eso, creo que en la comunidad y en la ciudad debe tener un peso mayor. De entrada, para facilitar descuentos a los estudiantes. Es el colectivo estudiantil el colectivo de la ciudad con más proyección social, más joven, más dinámico, y la ciudad debe tratarlo con un mimo especial. Articular no solo los descuentos sino cobrar más protagonismo.
También se me viene a la cabeza un problema no menor. Somos una institución pública y los centros de estudio están abiertos a los estudiantes de secundaria y a otros universitarios. Esto plantea problemas porque los alumnos de la UPO demandan nuestros espacios, y no se les debe negar acceso a ellos. Pero hace falta tratar este tema con el Ayuntamiento para que ponga a disposición salas de estudios. La demanda actual de uso de salas de estudios es muy superior a oferta. Para ello no hace falta construir nuevas salas, sino buscar espacios existentes y estudiar su adecuación.
Las infraestructuras mobiliarias no han sido las únicas que han generado precariedad en los últimos años. ¿Qué medidas plantea en materia de infraestructuras informáticas?
Se podría vivir con aulas y despachos precarios. Lo que no podemos vivir de ninguna manera es sin infraestructuras informáticas. Dependemos para todo de ellas: matriculación, gestión de proyectos, subida de actas. Una de las medidas primeras es impulsar un sistema de software libre. Aunque en principio requiera una inversión elevada, a la larga es mejor. Paradójicamente un software de pago sería más barato en el inicio, te soluciona de inmediato un problema. He tenido ocasión de dialogar con el personal de informática y tengo confianza en él. Tienen la formación y buena predisposición. E incluso estaría dispuesta a facilitar la contratación si fuese necesario. Es un conocimiento que debe generarse aquí y transferirlo a la sociedad y a otras universidades.
Pero el software libre tiene unas limitaciones. ¿Tendría capacidad dado el volumen de usuarios: más de 60.000 estudiantes, más de 5.000 profesores?
Tenemos el ejemplo de la Open University, con dos millones de usuarios. Y dentro de España, la Politécnica de Valencia, que es de un tamaño similar a nosotros. Por supuesto que requiere un trabajo adicional para desarrollarlas. Pero cuando hay muchos usuarios lo necesario son servidores potentes, haya plataforma libre o de pago. Y para desarrollar esa plataforma libre necesitamos un grupo de programación para la adaptación a las necesidades. Soy partidaria de que se personalice en base a las necesidades de cada campus. Los costos de la Plataforma Virtual no son despreciables. Y por ello propongo reinvertir esos fondos formando y contratando personal que desarrolle el software aquí. Sé de profesores y técnicos con voluntad para ello. Nuestra Universidad tiene recursos personales para potenciar estas herramientas, e incluso exportarlas a espacios educativos de características similares a las nuestras.
Escuchándola es evidente que sus políticas requieren de dos elementos claves: contratación y dinero. Tanto la Junta como el Gobierno Central han puesto condiciones muy duras para la contratación, y algo similar ocurre en el terreno económico. Es de todos sabido la deuda de la Junta con las Universidades. ¿Cree que desde la humilde posición de rectora pueden superarse esos escollos?
De las cosas que estamos hablando quizás lo de software libre sería lo que traería mayores beneficios con menores costes. La contratación sí puede generar más gastos, pero nunca lo consideraría como costo, sino inversión, siempre en positivo. Para abordar las salas de estudio se podría llegar a acuerdos con otras instituciones, y buscar alternativas muy económicas. Toda medida de mejora y desarrollo implica un coste económico, y sin planificación financiera no tiene base real. Por eso de las primeras personas con las que cuento en esta campaña son profesores de la facultad de económicas que antes de nada han hecho una serie de propuestas y evaluación para que todo sea realizable.
Planteamos dos vías fundamentales para conseguir fondos. Lo primero, los que tenemos, optimizarlos. En lo pequeño y en lo grande. En lo pequeño, poner en marcha el Plan de Sostenibilidad que está realizado y no se ha llevado a cabo. En otro aspecto, optimizar los recursos de infraestructuras y de administración y servicios, reorganizar unidades y servicios. Además, nosotros planteamos un organigrama de la universidad bastante austero. Reducir el número de cargos a veinte o veinticinco máximo. Esto supone un cambio de filosofía drástico. Primero, que los cargos tienen que ser los mejores, independientemente de sus afinidades personales. Y segundo, que esos cargos tienen que ser los mínimos, para llevar una gestión eficaz pero dándole el protagonismo que se merece al personal de administración. Yo defiendo a los funcionarios que han llegado donde están a través de muchos filtros y pruebas. Frente a los cargos nombrados a dedo.
Lo segundo, conseguir más fondos. De entrada recordando la deuda de la Junta de Andalucía con las universidades andaluzas y muy especialmente con la de Sevilla, que está en torno a los 100 millones. Hay que ser muy firmes en la exigencia de este pago total. Y si este tiene que ser fraccionado, al menos que los costos financieros por el retraso del pago a proveedores, que son del orden de medio millón solo en el último año, los asuma la Junta. Tendríamos una cuenta de pagos a los proveedores muy saneada de no ser por esta deuda. Además, hay que ser creativos en la búsqueda de fondos adicionales: de fundaciones, de patrocinadores privados, y especialmente aprovechando el talento de nuestra universidad. En la Universidad de Oxford he visto como han hecho un emporio comercial como centro del conocimiento. No solo para sus estudiantes, sino para la sociedad en general, a través de la formación permanente. Hay dos grandes segmentos de personas que quieren completar su formación con miras profesionales o por enriquecimiento personal. La idea es darle más facilidades a ese profesorado que hoy está trabajando en ese ámbito casi de manera altruista. Así podremos acuñar la marca US como marca de calidad en la enseñanza.
La estructura de gobierno que yo planteo es de nueve vicerrectorados, nueve vicerrectorados adjuntos y dos o tres delegados de la rectora. Un equipo que trabaje con autonomía. Por lo que sé, en el equipo actual todas las decisiones relevantes tenían que pasar por dos personas. En mi equipo esto no sería así. Y también dar autonomía a los responsables de centro. Democratizar y descentralizar la toma de decisiones. Con esos principios, creo que con diez personas trabajando de manera eficiente y autónoma sería perfectamente posible.
Su planteamiento de financiación supondría introducir fuentes privadas. Esto es un asunto polémico, el que la universidad tenga que llamar a las puertas de la privada ante el recorte de los fondos públicos. Puede tener un efecto positivo en forma de cooperación pero ya se sabe, nadie da gratis…
Esto es un equilibrio delicado. Por una parte, estoy radicalmente en contra de que se hayan metido en los centros de la Hispalense sucursales de un banco. Yo soy una firme defensora de la universidad pública e independiente. Soy partidario de cooperar para que sea beneficioso para ambos, pero siempre manteniendo la autonomía de la universidad. Hay que considerar patrocinios privados, pero creo que es más positivo a través de cátedras financiadas por pequeñas empresas. Mucho más delicado son las colaboraciones con grandes corporaciones, que nos podrían fagocitar. Pero es necesario desarrollar esas colaboraciones a todas los niveles. Y para ello estoy bien asesorada por mi equipo, con profesores de economía, derecho y marketing.
Por sus planteamientos, aspira a introducir cambios en la política económica. Pero claro, con un gerente, que es un funcionario, y un Consejo Social que es el órgano que realmente tiene las competencias, no es tan sencillo. Aquí el Rector no tiene toda la capacidad de decisión. ¿Ha tenido oportunidad de reunirse con la presidenta del Consejo Social?
No he tenido ocasión de reunirme con la presidenta del Consejo Social, la tengo pendiente. Hace falta contar con todos los estamentos del Consejo Social, porque tiene la importante misión de fiscalizar la universidad. Es malo que haya una excesiva sintonía entre Consejo y Rectorado por esta razón pero tampoco llegar a una situación como la pasada legislatura, con un enfrentamiento claro entre presidenta y rector. La presidenta debe ser independiente y que no dependa nada del rector pero debe existir una colaboración. Debe primar trabajar por la mejor universidad posible.
El catedrático de Farmacia, Antonio Rabasco, parece tener una finalidad parecida a la suya. ¿Ha hablado con él? ¿Lo integraría en su equipo para evitar la división del voto?
Él habló conmigo inmediatamente después de presentar su candidatura. Yo estoy recabando datos, y por lo pronto no puedo adelantar gran cosa porque estamos en conversaciones.
Ayer dimitía el catedrático de Comunicación, Manuel Ángel Vázquez Medel bajo críticas a la legitimidad del proceso electoral. ¿Estamos ante un proceso legítimo? ¿No cree que su candidatura lo legitime ante las múltiples denuncias de falta de democracia?
En las elecciones de 2011 tras la dimisión anticipada de Joaquín Luque no hubo posibilidad alguna de plantear una candidatura. Lo único que pudimos hacer fue una rabia, un rechazo para manifestar que esto era una burla. Se planteó incluso presentar quince candidaturas para retirarlas luego. Finalmente se canalizó organizando una recogida de firmas de toda la comunidad universitaria, fundamentalmente seguida por profesores y PAS. Se recogieron más de 800 firmas. Curiosamente ni Vázquez Medel, ni Rabasco ni Juan Vázquez (también claustral dimisionario) firmaron. Estábamos personas de toda condición y pelaje implicados en esta acción, y fuimos por todos los centros, y ellos no contestaron. De hecho, el profesor Medel hizo un todo un panegírico en el Claustro de la toma de posesión de Arellano. Hace 3 años y medio no le pareció ilegítimo el proceso. Su posición ha ido cambiando y de forma elocuente viene exigiendo de forma cada vez más firme el debate sobre el sistema de elección. Pero el voto de confianza que dio en su día no lo comprendí. Yo entiendo la frustración de muchos compañeros que se han sentido ninguneados en el Claustro, lo entiendo menos de una persona que hizo ese panegírico.
Muy positivo. Creo necesario entender a los alumnos como parte sustancial de la universidad, no como menores de edad que piden cosas y se les concede o no, como creo que se les ha tratado hasta ahora. El estudiantado debe formar parte sustancial de los órganos de toma de decisiones, teniendo en cuenta sus singularidades de juventud y volatilidad que dificultan su incorporación a la gestión. No se puede prescindir de su visión mucho más joven, porque tienen un conocimiento de muchas cosas que para nosotros nos vienen grandes. De hecho, el jefe de mi campaña es un estudiante. Ese potencial creativo de juventud y energía no se puede desperdiciar. De hecho, el documento presentado me parece excelente, ningún núcleo de profesores tiene nada que se le pueda comparar. Por eso he asumido directamente una de las propuestas que es tener un defensor universitario adjunto encarnado en un alumno. Partiendo de la independencia total de que tener la Defensoría, esta figura puede ayudar a acercar y dinamizar el órgano.
Por supuesto, quiero articular reuniones frecuentes y periódicas, de forma que la comunicación sea fluida, y tomar todas las medidas en la escala pequeña y grande para fomentar la participación y que no se penalice. Ser representante cuesta ahora dinero, tiempo y sofocones, porque te boicotean sistemáticamente. Los estudiantes son el sector más crítico, más independiente, y pese a su debilidad en la estructura universitaria, también los más valientes.
Se critica su falta de experiencia en gestión para un cargo de tal magnitud, argumento también usado para justificar la elección de antiguos vicerrectores para ocupar el puesto de rector. ¿Cómo aspira suplir esta inexperiencia que le achacan?
Yo puedo decir de lo que tengo experiencia. He gestionado varios proyectos de investigación como investigador principal. He desarrollado mi carrera científica desde que empecé en el 88 en varias instalaciones, yendo al acelerador de partículas de Manchester. He organizado como 30 viajes a ese centro. He dirigido 6 tesis doctorales. Formo parte de varios paneles de expertos, entre ellos del panel del Sincrotrón español. También formo parte de la comisión nacional evaluadora de la calidad investigadora, que da sello de calidad en el área de Química, nombrados sobre la base de una carrera de 30 años. No he gestionado a pie de obra, sino arriba. Mi experiencia en gestión de la universidad no es dilatada, pero en esta universidad hay personas que tienen valiosa experiencia con las que cuento. No cuento con experiencia en la gestión de la Biblioteca del Prado, o de la Biblioteca Rector Machado Núñez, que está paralizado. Tampoco cuento con una gestión como la realización del MAES, responsabilidad directa del actual rector en funciones. No cuento con esas experiencias, ni espero contar nunca.