Alberto Abello es alumno de la Universidad Complutense de Madrid y ha participado en el hallazgo del sarcófago del sacerdote Uab de Amon-Re Anj-ef-Jonsu, siendo miembro del equipo de la misión arqueológica española en Asasif (Luxor occidental-Egipto) del Proyecto Visir Amen-Hotep Huy, Tumba AT nº -28-, del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto de Madrid. Este periódico ha querido entrevistar al estudiante, como hicimos con sus compañeros Marina Esteve, Daniel García, David Laguna y Alejandro Serrano, que nos ha dado las respuestas que presentamos a continuación.
¿Cuáles eran tus expectativas antes de comenzar la aventura?
Afortunadamente yo ya conocía el Instituto de Estudios del Antiguo Egipto por numerosos cursos de egiptología y había participado en el proyecto Visir Amenhotep Huy la campaña anterior. En vista de los hallazgos y éxitos precedentes, lo cierto es que mis expectativas no podían ser más altas. Aun así han sido superadas con creces por las experiencias vividas en este nuevo año y con el nuevo descubrimiento.
¿Qué fue lo primero que pensaste cuando encontraste la tumba intacta? ¿Y cuando la abrieron? :
Lo cierto es que el hallazgo de un enterramiento intacto produce una sensación difícilmente descriptible. En el momento del descubrimiento es difícil de asumir lo que está ocurriendo; sólo puedes pensar en observar todo lo que ocurre para atesorar todos los detalles de este momento, aprender de ello y colaborar con todo el equipo para que todo salga de la mejor manera posible. En momentos posteriores, ya fuera de la excavación y lejos de la emoción del momento, es cuando empiezas a darte cuenta de la magnitud de lo que has vivido. En primer lugar te sientes afortunado, dado lo excepcional de la vivencia, que incluso muchos egiptólogos de renombre nunca tuvieron la ocasión de experimentar. También orgullo de pertenecer a un proyecto de tal importancia, que además es español, y satisfacción por el trabajo realizado junto con todos los compañeros, de esta campaña y las anteriores, sin los cuales algo así no hubiese sido posible.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido de la expedición?
Como ya había tenido la oportunidad de acudir a la excavación el año anterior, sabía que en Egipto pocas cosas no sorprenden al que excava allí. La calidad de los objetos que se encuentran, el buen estado de conservación pese a su antigüedad, la información que aportan y sobre todo el gran número de hallazgos dignos de un museo que se esconden bajo su arena. También ha sido grata la convivencia con el resto de miembros del equipo, de gran calidad profesional y humana. Pero sobre todo, por lo excepcional de la experiencia, me resultó sorprendente el descubrimiento del sarcófago y el momento de su apertura. El hecho de ser las primeras personas que podían ver el interior del mismo tras tres milenios de entierro bajo el desierto es un sentimiento que no se puede describir.
¿Qué os dijeron vuestros familiares y amigos tras el hallazgo? ¿Y vuestros profesores de la universidad?
Mi familia y amigos, que antes de embarcarme en este proyecto ya me habían mostrado su apoyo y sus ánimos, se sorprendieron al conocer la noticia del hallazgo, y no tardaron en transmitirme su satisfacción y su enhorabuena a mí y al conjunto del equipo, por haber participado en este descubrimiento. En mi caso, este apoyo resulta fundamental.
En el caso de los profesores de la universidad, tras hacer el grado en Historia, estoy cursando por primer año el máster de Antropología Física que se imparte, entre otras, en la Universidad Complutense de Madrid, y lo cierto es que, pese a que no me han transmitido nada tras la campaña, me han apoyado tanto facilitando mi ausencia a determinadas asignaturas como enviándome material bibliográfico para que pudiese seguir el curso con relativa normalidad, y me animaron a acudir a Egipto cuando se lo comuniqué por primera vez.
¿Cuáles son tus planes al volver de la expedición? ¿Tienes pensado volver a Luxor o ir a otros yacimientos?
Como ya he mencionado con anterioridad, he tenido la suerte de acudir por dos años consecutivos a la misión Visir Amenhotep Huy, proyecto del que formo parte y que ha constituido un gran cambio tanto en mi carrera, que está comenzando, como en mi vida en general. Por tanto me sentiré muy honrado si los directores del proyecto, Francisco Martín y Teresa Bedman, quieren seguir contando conmigo como una pieza más de este engranaje que está llevando a cabo tareas tan relevantes en la ciudad de Luxor.
¿El descubrimiento ha aumentado tus ganas de dedicarte al mundo de la arqueología? ¿Cómo crees que influirá este proyecto en tu futuro profesional?
Resulta evidente que el hecho de vivir algo como este descubrimiento aumenta aún más el deseo de seguir en este mundo de la historia, la egiptología y la arqueología, que si bien carece del suficiente reconocimiento social, ofrece este tipo de recompensas únicas y que impulsan a seguir adelante.
En cuanto al proyecto en sí, está resultando fundamental en mi carrera profesional, ya que aparte de brindarme la oportunidad de trabajar en el importante proyecto que se está llevando a cabo, se me ha permitido desarrollar actividades en la egiptología y la antropología forense, las dos materias que estudio a nivel universitario y que espero formen parte de mi futuro profesional.
Por tanto, más que pensar en cómo influirá en mi futuro profesional, es destacable que este impacto positivo ya es palpable en el presente.
¿Qué ha aportado la Universidad Complutense de Madrid al proyecto? ¿Y la UCM a los estudiantes que os encontráis allí?
En cuanto a la Universidad Complutense de Madrid, es la institución que alberga, por ejemplo, diferentes cursos de egiptología del Instituto de Estudios del Antiguo Egipto a los que he tenido la oportunidad de asistir en la facultad de Ciencias de la Documentación. Pero lo cierto es que, a mi entender, le falta implicación con proyectos de este tipo. Como universidad más relevante de España en cuanto al campo de la historia se refiere, sería beneficioso un mayor interés tanto en el proyecto, como en sus alumnos que participan en él.