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25 abril, 2024
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[ENTREVISTA] Antonio Rabasco. “Debemos hacer a las personas más felices en la Universidad”

El catedrático de Farmacia y candidato a Rector, Antonio María Rabasco, recibe a Aula Magna en su despacho en la Facultad de Farmacia, atestado de papeles. También hay más de un trofeo, prueba de su aficción por el deporte universitario. Nos atiende en bata de investigación, con talante amable y ejemplos cercanos.

Su candidatura fue la última. No se esperaba de hecho. Además usted ha pasado de presentar una candidatura finalista a presentar un programa completo de gobierno. ¿A qué se debe? ¿Por qué evoluciona su candidatura?
Inicialmente el objetivo fundamental era cambiar el sistema de elección, a la par que presentar un programa de mínimos para que la universidad siga funcionando. Sin embargo hubo voces que nos dijeron que la universidad no podía pararse. Luego ocurrió que se fueron agregando personas, y a plantear propuestas. Al final ha salido un documento completo, y muy aplicable, en el que vamos a innovar. Son medidas concretas en las que no divagamos. Además son medidas totalmente aplicables y en un plazo de diez, doce meses con casi toda seguridad. Esto lo permite el plantear un programa para un tiempo reducido, no para cuatro años, en las que el entorno puede cambiar.

Aún no ha presentado equipo, al igual que su compañera Adela Muñoz, algo criticado. ¿Por qué? El candidato Castro sí lo ha hecho.
Bueno, hay varias razones. La primera es que desde que anunciamos nuestra idea, que va en consonancia con la de Adela (sobre el sufragio universal), surgen voces en listas de opinión de la US que piden la unión de candidaturas. Desde aquel mismo momento surge la posibilidad de fusionarnos. En cuyo caso hay contar con unos y otros del equipo. Por eso para los grandes pilares, los Vicerrectorados, he hablado con pocas personas. Para no dejar a nadie atrás en caso de fusión, que todo apunta a ello. Además, hay personas que tienen cierto miedo, aunque no sea políticamente correcto decirlo. Si ganas estupendo, pero si pierdes parece que quedas señalado, como si fueses de otra parte. Somos personas que venimos a trabajar por la Universidad, no somos componentes de “partes” de nada.

Otra razón es que si eres candidato hay determinadas manos que se levantan, pero si ya eres rector hay muchas más manos disponibles y puedes seleccionar en un abanico más amplio las personas con las que vas a trabajar. Hay otras elecciones que han sido recientemente, como las de la Universidad de Granada, en la que la hoy rectora no ha anunció su equipo cuando era candidata y es lícito.

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Ha comentado el asunto de la fusión con la candidatura de la profesora Muñoz. Ha sido algo reiterado durante toda la campaña. Pero el tema no se concreta. ¿Por qué se resiste tanto si tienen tantos elementos en común?
Tengo una actitud de generosa en las negociaciones que estamos teniendo, no pretendo ser protagonista. Por supuesto sería un orgullo ser rector de mi universidad pero no me importaría ocupar otro papel. Quiero que sea una fusión, no una OPA de ninguno de los dos equipos. Y la propia Asamblea de Universidad también apuesta por nuestra colaboración. Confío en que pronto lleguemos a un acuerdo, hemos tenido varias reuniones ya.

Usted plantea diez medidas para los diez primeros días, como estar situado a la entrada del Rectorado para recibir a toda la comunidad universitaria. Más allá de estos, ¿cuáles diría que son sus líneas maestras o sus medidas estrella?
Lo más importante que tenemos es intentar volver al sufragio universal ponderado, porque en esta universidad es necesaria una regeneración democrática. Pero no es lo único. Creemos fundamental hacer un Plan de Estratégico de la universidad. Que no se si existirá o no, pero que no es visible. Porque si está en un cajón, ah bueno está ahí, vaya gracias por enseñarlo. No, debe ser público. Lo segundo en importancia es en los primeros diez días vamos a tener reuniones con todos los equipos directivos de los centros para intentar hacernos una idea de las problemáticas y necesidades de cada centro. Hacernos una foto de la universidad, ver sus fortalezas y debilidades, y elaborar un cronograma para tomar medidas urgentes en algunos campos. Habrá medidas que no podremos tomar porque ya habrá acabado el año y medio, pero plantaremos unas semillitas de ideas nuevas para avanzar y dejárselas al siguiente equipo. Yo no digo que la Universidad de Sevilla funcione mal, pero sí puedo decir que hay muchas cosas mejorables e inercias que hay que romper.

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Una de sus medidas más destacadas plantea crear un Secretariado de Transparencia, dependiente de la Defensoría Universitaria ¿Considera que la UD se llega al punto de tener que crear un órgano específico? ¿No tiene la US herramientas suficientes?
Sí, seguro que es positivo y vamos a ver, a lo mejor solamente es necesario en este periodo de cambio. Las listas de distribución, por ejemplo, ¿por qué están paralizadas en lugar de fomentar la comunicación entre los miembros de la comunidad universitaria? Hay personas con cargos de representación que intentan contactar con sus representados y no pueden. El Secretariado de Transparencia puede ser un órgano que una vez implantadas determinadas medidas, quizás no sea necesario. Pero hay que cambiar el modus operandi, romper dinámicas.

Otra de sus medidas estrella es constituir una Mesa de interlocución con los representantes de estudiantes. ¿Con qué funciones?
Esta medida estaría dentro de nuestra planificación estratégica. Se trata de abordar cuestiones de carácter muy variado, colocarlas en un listado y trabajarlas conjuntamente entre el Vicerrectorado de Estudiantes y los representantes estudiantiles. Hay que cuantificar los problemas y establecer una metodología para solucionarlos. Además es necesario un espacio permanente porque los problemas van cambiando. Comunicación, comunicación y comunicación. Hay que comunicarse entre las personas. Yo veo que en el Rectorado están un poco descomunicados y pienso que la comunicación entre personas y estamentos debe ser fundamental.

La cuestión de las infraestructuras ha sido muy polémica en los últimos mandatos, y hay varios frentes abiertos. ¿Qué políticas plantean en esta materia?
Hay varios puntos críticos sobre los que hay que actuar como bien apuntas, algunos de ellos muy antiguos. Hay algunos centros, como la Escuela Politécnica, que tiene un proyecto y ubicación ya establecido. La Faculta de Farmacia le ocurre igual. O la Facultad de Medicina, que su problema viene de lejos, y la Escuela de Ingeniería Agronómica, que están de prestado. Entonces, el modus operandi sería qué fondos tenemos, y en base a ellos empezar a soluciones toda esta casuística poco a poco. Que además, es muy diversa. Porque la Politécnica por ejemplo, me han enseñado que dan clases en una caracola, por poner el nombre bonito, porque son barrancones metálicos. Cinco o seis profesores se apiñan un mismo habitáculo como despacho donde ni si quiera pueden poner estanterías. Farmacia, pues hemos tenido el desgaste de estar hablando mucho del proyecto pero aún no hemos al final. Había un departamento de aquí muy mal de espacio pero claro, al llevarse la Biblioteca de Farmacia al CRAI se ha liberado un espacio y las necesidades ya parece que no son tan acuciantes como antes. Medicina tiene varios edificios dispersos y eso complica el tema. Y mejor no hablamos de Agronómicas. Hay soluciones, pero hay que partir de la comunicación y saber por qué estamos donde estamos. Es un asunto muy difícil.

Estuvimos a punto de tener una huelga en la Universidad de Sevilla ¿Qué medidas plantean para intentar paliar la precariedad del profesorado, tanto en su variante contractual como económica? Las políticas de contratación del Rectorado también han sido un punto de constantes críticas.
Hemos vivido una época en la que los gobiernos central y autonómico nos han recortado los sueldos. Todo el mundo ha venido cobrando menos. Espero que eso lo vayamos recuperando poco a poco y volvamos a la normalidad. Después, en el ámbito autonómico, el gobierno andaluz se comprometió hace 12 o 14 años cuando salió la primera convocatoria de complementos autonómicos que saldrían cada equis tiempo y no han vuelto a salir.

La universidad española no tiene claramente definida una carrera académica. Pasar de un escalón a otro muchas veces ha dependido de un voto en un consejo de departamento o de una decisión política. Habría que luchar, no depende de este Rectorado pero sí crear un caldo de cultivo para intentar crear una carrera profesional digna, y sobre todo clara y transparente. En otros ámbitos, hay carreras claramente definidas, pero no es así en la universidad. Yo diría que habría que cubrir unos objetivos mínimos, y todos los que los alcancen, deberían pasar al siguiente escalón. Y que ese paso no dependiera de convocatorias con escasas plazas y alto número de solicitantes.
Y claro, solucionar problemas puntuales, muchos casos personales que estoy conociendo, que requiere de aplicar legislación vigente. Hay situaciones completamente injustas.

Por otro lado, lo que tenemos que hacer es facilitar la vida al PDI, porque si tú tardas equis minutos en hacer una gestión, que eso pase a ser equis partido de siete. ¿Cómo? Facilitando la burocracia, creando registros auxiliares en la mayoría de campus, aunque no sea todos los días, porque no todos los días todo el mundo tiene que llevar papeles. Y son medidas para las que no son necesarias grandes inversiones. Cada vez que alguien de Cartuja o Macarena tiene que presentar documentación, pierde muchas horarios. Son pequeñas cosas que son necesarias. Así se gana calidad de vida, porque aunque trabajes las mismas horas, aumenta tu rendimiento. Nuestro objetivo debe ser que las personas sean más felices, porque esto es un organismo con muchascélulas y cuando hay un mal, todo el organismo sufre.

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Recientemente dimitía tanto el catedrático Manuel Ángel Vázquez Medel como el antiguo director de secretariado Juan Vazquez ¿No siente que legitima el proceso?
Al revés, si me presento es por intentar romper esta inercia del proceso. Si todo el mundo mira para otra parte, ese 1% de la comunidad universitaria que controla el sistema se perpetúa para siempre. Muchos me dan en privado mensajes de ánimos, que en los momentos de flaqueza, que tengo algunos, me ayudan mucho. Hay gente que tiene la suerte de estar en el grupo, pero hay muchos otros que no. Humanamente es comprensible, si tú estás en la élite y llega un loco a decirte que quiere cambiar esto, que vas a cambiar tu zona de confort, te opones. A la gente no le gusta perder ni dejar de estar bien considerado.

Parte de su discurso va muy dirigido a la regeneración democrática. Pero usted ha sido 19 años director de Departamento. ¿No cree que pueda transmitir un mensaje contradictorio?
La primera vez que lo fui tenía 30 años. Mi catedrático se fue y yo era el único profesor titular del Departamento. Después de separarnos de otro departamento volvió a ser difícil encontrar otro director porque la mayoría de mis compañeros eran mis propios doctorandos. Nunca he tenido elecciones porque ser director implica asumir mucha tarea burocrática y el resto quería sacar sus oposiciones y afianzar su posición laboral. Así que nadie se quería presentar pese a que yo animaba a gente a que lo hiciese. Mis periodos como director ha sido espaciados y debido a estas circunstancias.

Fotos: Lorena Díaz Lucenilla


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