El mundo de la enfermería no solo está lleno de jeringuillas, catéteres o gasas… también hay espacio para el humor, y del bueno. Así nos lo cuenta Héctor Castiñeira, un joven enfermero que con sus experiencias y las de cientos de compañeros y compañeras de profesión acaba de publicar el tercer libro de Enfermera Saturada, un alter ego que reproduce el día a día de una enfermera con una visión muy particular de la vida.
¿Quién está detrás de Enfermera Saturada?
Yo soy Héctor Castiñeira, soy el creador de Enfermera Saturada. Esto surge en febrero de 2012 que s cuando creo en Twitter el personaje de Enfermera Saturada. Me preguntan muchas veces que por qué le pongo nombre femenino, es simplemente por una cuestión de mayorías, en España somos casi 300.000 enfermeros y enfermeras, y más del 90% son mujeres. El papel de la enfermería se asocia siempre a una mujer, entonces por eso consideré que al crear un personaje de un enfermero o enfermera y queriendo contar el día a día de un hospital podría llegar a más gente y se identificarían más.
¿Qué hay de Satu en Héctor y de Héctor en Satu?
La verdad es que ya casi es autobiográfico. Aún así hay un poquito de Bridget Jones en la historia, pero si que en el fondo prácticamente todo lo que cuento son cosas que he vivido yo, hay cosas que me cuentan otras compañeras o los seguidores que me cuentan sus historias y anécdotas. Sí que es mía la parte de enfermero temporal y de sustitución, así como lo de presentarse a todas las oposiciones es totalmente autobiográfica. Prácticamente todo lo he vivido yo en primera persona, un 75% del libro es autobiográfico.
Como sustituta Satu ha pasado por todas las plantas de un hospital ¿Cuál es la que más le gusta a Satu y cuál es la que más te gusta a ti?
A mi la que más me gusta es la de intensivos (UCI, cuidados intensivos y críticos), es la que más me atrae particularmente. A Satu creo que la parte que más le gusta es la de planta, porque Satu es más del trato con el paciente, de estar con sus compañeras y reírse y contactar con el enfermo y su familia.
Para un estudiante de enfermería, que va a comenzar ¿qué le recomendarías?
Sobre todo que los años de estudio, hay que aprovecharlos, aprovecha las prácticas, sin prisas por acabar e incorporarse al mundo laboral. Hay que aprovechar la carrera y la formación. Es una carrera muy bonita y para mi es la mejor del mundo. El hecho de poder estar presentes en todas las etapas de la vida de un ser humano te da una visión global hace que sea una profesión preciosa y que merezca la pena.
Hay que tomarse la profesión con humor, al principio vemos que todo es muy serio, afecta todo mucho más y nos lo llevábamos a casa, y así no se sobrevive. Hay que darse cuenta de que el humor es la mejor forma de sobrevivir. Hay que tomárselo todo con humor y reírse de hasta uno mismo.
¿Cómo es darle humor a algo como un hospital?
Ese es el reto, yo creo que primero como enfermero la mejor forma de sobrevivir es el humor, y reírte de ti mismo. Además creo que el humor y la risa alivia más que el Nolotil, y la mejor forma de aliviar el dolor es con una sonrisa. Cuando uno está en el hospital está mal y está preocupado por su enfermedad, pero si alguien entra en la habitación y rompe la monotonía, da un toque cercano y humano y saca una sonrisa hace que se lleve mejor la estancia.
Quizás me quedaría con la experiencia que tuve con el primer paciente, estando de prácticas, y que aparece en el primer libro. Cuando estudiaba enfermería y llegué por primera vez a un hospital y tuve contacto con mi primer paciente. Yo creía que no, pero el paciente notaba que yo estaba nervioso y que era alumno y mi primera vez. Entonces él me tranquilizó y me dijo que aprovechara las prácticas, que me tranquilizara y que me fijase mucho en cómo trabajan mis compañeras y que fuera cogiendo lo mejor de cada una. Curiosamente me lo dijo mi primer paciente, un consejo que casi te debería decir el profesor o una compañera, y quien me lo dijo era un paciente, el primero que atendí y la verdad es que no me olvido de él y de la frase aquella que me dijo.
Cuando hablas de la realidad de la enfermería en España haces bastante crítica de la situación en general ¿es uno de los objetivos del libro?
Sí, utilizo la presencia en las redes sociales con publicaciones y a través del humor, que se puede usar también para decir cosas muy serias, para hacer crítica. Al final las condiciones de los enfermeros son muy precarias con contratos de semanas, días o incluso horas. Eso contando que no se cubren bajas y las que tienen la suerte de estar trabajando cada vez tiene más presión asistencial y mucho más trabajo.
En el «prospecto» del libro señalas que no se recomienda la administración a ministros de Sanidad ¿qué le dirías a un ministro de Sanidad?
Ya no solo centrándome en la enfermería, sino en todo el colectivo sanitario, le pediría que consultase más al personal y que saliese del despacho y viese las carencias y los problemas que hay. Así se podría incidir más en planes de prevención, en la cobertura del nivel de plantilla, reducción de listas de espera… no solo como sanitario sino también como paciente.
¿Con qué te gustaría que se quedara de tu libro una persona ajena al mundo sanitario?
Con que viera la parte humana del personal sanitario. Uno llega a al hospital y parece que pasan de uno y que les da igual todo, y no, son personas que se preocupan del paciente y somos humanos, estamos atentos. Me gustaría acercar al paciente la figura del enfermero, que vea lo bueno y lo malo de nuestra profesión. Que valoren a los profesionales sanitarios.