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20 abril, 2024
AndalucíaEntrevistas

“Es esencial proporcionar al profesorado formación sobre las herramientas específicas para la docencia virtual”

María Luisa Pérez Cañado

La profesora de la Universidad de Jaén, María Luisa Pérez Cañado, lleva más de diez años impartiendo asignaturas online en cuatro másteres diferentes y relata, en esta entrevista, cuáles son los principales retos de la docencia virtual, tanto para profesores como para estudiantes, y qué herramientas y plataformas contribuyen a facilitarla. Su carga académica está enfocada a la educación bilingüe y a la metodología de la investigación. Actualmente la profesora del Departamento de Filología Inglesa de la UJA imparte 5 asignaturas en dos másteres virtuales (Máster Interuniversitario en Enseñanza Bilingüe y AICLE, y el Online Master’s in English Studies). La formación online es el principal recurso con el que cuentan las universidades españolas para mantener el ritmo del curso durante la cuarentena, y el gran reto para la comunidad universitaria en la actualidad.

¿Qué ventajas y desventajas tiene la formación virtual?

Hay quien mantiene que la enseñanza virtual genera oportunidades para hacer que el aprendizaje sea más memorable, pero que la esencia de la enseñanza está en la interacción presencial. Mientras que sí considero que quizás podemos llegar a nuestro alumnado de forma más directa mediante la docencia presencial, mi experiencia de más de diez años impartiendo asignaturas íntegramente virtuales me ha hecho constatar que podemos transmitir de forma igualmente eficaz a través de la formación online. Esta nos permite emplear las mismas metodologías centradas en el estudiante que la docencia presencial, monitorizar el progreso de nuestro alumnado y crear una comunidad de aprendizaje igualmente cohesionada, con interacción y contacto continuados con nuestros estudiantes. En este sentido, la formación virtual tiene como ventajas poder estar en contacto con el alumnado en cualquier momento, más allá de las horas presenciales de docencia; ofrecer mayor flexibilidad al alumnado para compatibilizar el aprendizaje con el trabajo o la vida familiar; monitorizar el trabajo en grupo y la participación de forma más nítida al quedar registradas todas las interacciones; proporcionar feedback más inmediato al alumnado, que no ha de hacerse esperar hasta la siguiente clase presencial; o el mayor desarrollo de la autonomía del aprendizaje. Quiero señalar, además, que una ventaja importante que va a revolucionar por completo la enseñanza virtual en los próximos años es la utilización de técnicas de Inteligencia Artificial que permitan que los sistemas informáticos donde el alumnado trabaje puedan adaptar de forma totalmente personalizada los recursos para cada estudiante. Es decir, la circunstancia de que haya estudiantes con distintos niveles de una misma materia no va a suponer ningún problema en los cursos online en el futuro. Como contrapartida, el alumnado puede tener cierta sensación de soledad debido a la falta de contacto presencial con sus compañeros y el profesorado debe ser consciente de que impartir correctamente una asignatura online genera una cantidad de trabajo muy superior a la que supone hacerlo de forma presencial.

¿Qué técnicas y actividades recomiendas para mantener el interés del alumnado por una asignatura desde la distancia?

Considero que la clave está, al igual que en la docencia presencial, en ofrecer una variedad de métodos y técnicas que involucren activamente al alumnado: actividades cerradas, debates abiertos, foros de interacción, hilos de preguntas y dudas, webinars que permitan la interacción en tiempo real, explicaciones adicionales en vídeo-guías, lecciones magistrales en tiempo real o combinación de actividades sincrónicas y asincrónicas. Y, sobre todo, feedback y monitorización constantes para que el alumnado no se sienta solo o desprovisto de atención. Este es un factor esencial para mantener el interés y la motivación del alumnado ya que, de lo contrario, se puede sentir abandonado durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.

Estas semanas de cuarentena permitirán conocer de forma más precisa las ventajas y fortalezas de ambas modalidades de enseñanza, presencial y a distancia

De cara al estudiante, ¿qué prácticas o comportamientos recomiendas para llevar a cabo la docencia virtual?

De una parte, deben utilizarse prácticas que favorezcan un aprendizaje activo del alumnado y que ofrezcan feedback adecuado en todo momento para que el estudiante pueda conocer su progreso. De otra, deben proponerse actividades que fomenten la colaboración entre los alumnos y que les ayuden a mitigar la sensación de soledad. Son igualmente interesantes los recursos y actividades que favorezcan un aprendizaje personalizado para el estudiante. Por último, la componente social del curso también ha de tener un papel protagonista, con el fin de que el alumnado no añore en ningún momento el contacto con sus compañeros, como sí sucede en la docencia presencial.

De cara al docente, ¿qué recursos y sugerencias destacarías para facilitar la formación online?

Es esencial proporcionar al profesorado formación concreta sobre las herramientas y plataformas específicas para la docencia virtual, con el fin de que puedan explotar todas sus potencialidades. Aunque muchas de ellas se pueden manejar de forma intuitiva, a veces no se maximiza su uso por desconocimiento de todas las opciones que ofrecen. Sería interesante proporcionar formación específica, por ejemplo, sobre las potencialidades de Adobe Connect, Zoom (que ahora se está utilizando mucho en EEUU con estos fines), Google Hangouts, Blackboard o nuestra propia plataforma ILIAS.

¿Podrías comentar algunas herramientas y plataformas de las que hacer uso para la docencia virtual?

Actualmente en la UJA utilizamos ILIAS, que, en mi opinión, es una muy buena opción para desarrollar la docencia virtual y que está permitiendo la exitosa impartición de másteres muy solicitados como son los dos que tenemos en nuestro Departamento (el MIEB y el OMiES). También existen otras plataformas para desarrollar la docencia online, como son Moodle, Blackboard o Canvas, por citar algunas de ellas. Asimismo, tenemos herramientas para realizar vídeoconferencia, donde el profesor puede mostrar el escritorio de su ordenador, dibujar o escribir como en una pizarra, y sus alumnos, además de escuchar y seguir la clase en directo, pueden realizar preguntas como en una clase presencial. Permiten desarrollar sesiones sincrónicas donde el alumnado nos puede ver e interactuar con nosotros.  Algunas de estas herramientas son Zoom, Skype, Google Hangouts y Adobe Connect. También son destacables las herramientas de edición de contenidos. Para la generación de documentos de texto podemos utilizar suites de ofimática como Office o LibreOffice, o el sistema de tipografía LaTeX. A su vez, como software de captura de pantalla, podemos señalar Camtasia Studio, Adobe Captivate o ScreenFlow. Por último, como herramientas de edición de vídeo tenemos Avidemux, Kdenlive y OpenShot. Con estas plataformas y herramientas podemos combinar la actividad sincrónica y asincrónica de forma muy productiva en nuestras clases.

En tu caso, ¿cómo estás desarrollando las clases en la actualidad y cómo está reaccionando tu alumnado?

En mi caso, esta situación excepcional no ha afectado a mi docencia ya que era 100% online en todas las asignaturas que imparto. El alumnado ha continuado trabajando al mismo ritmo que antes, si bien se ha flexibilizado ligeramente la temporalización de actividades para dar respuesta a la situación excepcional que estamos viviendo. Pero constato que siguen trabajando a buen ritmo e incluso avanzan con sus Trabajos Fin de Máster según lo previsto. También he podido comprobar que esta situación ha creado una comunidad de aprendizaje aún más fuerte y cohesionada, si cabe, donde el alumnado agradece el contacto sincrónico a través de los webinars más que nunca y se crea un verdadero sentimiento de grupo.

Puede haber cierta falta de empatía en las comunicaciones entre estudiantes y profesores, ya que hasta ahora no es fácil tener un feedback perfecto de los sentimientos de la otra persona cuando se interactúa en línea.

¿Qué valores crees que pueden perderse en la enseñanza no presencial que sí se dan en la presencial?

Los valores que se pueden perder son diversos. En primer lugar, puede haber cierta falta de empatía en las comunicaciones entre estudiantes y profesores, ya que hasta ahora no es fácil tener un feedback perfecto de los sentimientos de la otra persona cuando se interactúa en línea. Herramientas como vídeoconferencias o vídeollamadas pueden ayudar a mejorar la empatía en dichas interacciones. Además, la sensación de soledad puede aumentar la ansiedad de los estudiantes cuando se acercan fechas como los exámenes. Que los alumnos mantengan el contacto entre sí más allá del curso virtual, con herramientas de mensajería como Telegram, por ejemplo, puede ayudarles a sentirse más arropados. Por último, se puede ver reducida la colaboración o la sensación de que la asignatura sigue viva. En este sentido, lo principal de un entorno virtual es que exista actividad continuada que permita, no solo que el alumno acceda a recursos de aprendizaje o envíe su respuesta a alguna actividad propuesta, sino que dentro de los foros se establezcan conversaciones que enriquezcan la colaboración entre los estudiantes y el docente, algo que mitiga la distancia y separación derivada de la falta de presencia física.

¿Cómo crees que este periodo de cuarentena puede afectar a los estudiantes universitarios? ¿Y a los profesores?

A corto plazo, indudablemente va a suponer un reto adicional tanto para estudiantes como para profesorado. La situación tan complicada que estamos viviendo va a requerir un esfuerzo considerable por parte de ambos colectivos para adaptar contenidos, metodologías y modos de aprendizaje a un entorno de enseñanza virtual en tiempo récord, máxime cuando toda la docencia de una Universidad presencial no está totalmente adaptada para la modalidad a distancia. Sin embargo, quedándonos con lo positivo, puede que la comunidad educativa salga fortalecida a largo plazo, ya que estas semanas permitirán conocer de forma más precisa las ventajas y fortalezas de ambas modalidades de enseñanza, presencial y a distancia. Esto  permitirá a los docentes y sus entidades educativas tomar decisiones que redunden en una mejora de la calidad docente y que, en definitiva, ayuden a conseguir que las próximas generaciones de estudiantes estén mejor preparadas en un mundo cada vez más cambiante.

 


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