El turismo y su influencia en las ciudades y entornos sociales es uno de los temas que cada vez más preocupan a los ciudadanos. Desde la Universidad Internacional de Andalucía, en la programación de los Cursos de Verano, el turismo fue el protagonista del encuentro El modelo de ciudades turísticas a debate. Seguridad, turistificación y marca territorio.
De la mano de Elena de los Reyes Cruz Ruiz, profesora Área de Comercialización e Investigación de Mercados de la Universidad de Málaga, repasamos el efecto del turismo en las grandes ciudades.
El turismo es un aliciente económico para las ciudades pero también puede ser motivo de conflicto con su ciudadanía, qué prima más ¿sostener la economía o mantener la satisfacción social?
Considero que ambos factores son importantes. El turismo en nuestro país es un pilar importantísimo pues representa alrededor del 15% del PIB, por lo que creo que debemos de potenciarlo pero bajo una economía sostenible y ello implica también velar por los intereses de la ciudadanía y su satisfacción social, por lo que crecer es importante, pero reitero, hay que hacerlo de una forma sostenible y sin perjuicio de alguna de las partes. :
España está viendo en muchas de sus ciudades, como es el caso de Málaga, aparecer movimientos contra la “turistificación” ¿Qué puede señalarme respecto a este término? ¿Existe un sentimiento negativo hacia el exceso de turismo?
Este tema está creando bastante polémica y la prensa ya se ha hecho con esta terminología. Turistificación; o en otras palabras masificación turística. Pero en realidad, hay que analizar en profundidad que está pasando en nuestra ciudad. Por un lado, considero que se ha creado una alarma social por el incremento de turistas que estamos teniendo en los últimos años. Este incremento lleva provocando el crecimiento de espacios en el centro de Málaga para cubrir la demanda turística, lo que implica, más zonas o en el caso de centro de Málaga más calles donde han proliferado los espacio de ocio y restauración. :
Algunos residentes del centro de Málaga se quejan de que en ocasiones no pueden ni salir de sus casas sin esquivar la masificación de terrazas que cuenta el centro de la ciudad y eso provoca un descontento social importante.
Con respecto al sentimiento, si es negativo o positivo, creo que dependería de a quien le formule la pregunta, tendríamos una valoración negativa o positiva. Por ejemplo, si le preguntamos a los residentes del centro urbano de una ciudad, pues quizás en algunos casos se vean afectados en determinados momentos (llegada de cruceros o meses de temporada alta) por la gran afluencia de turistas que ocasionan y por lo que comentamos anteriormente de proliferación de espacios de restauración y ocio para los turistas.
Pero, si nos fijamos en otras variables dependientes directamente del turismo como pueden ser el factor empleo o innovación tecnológica, pues también tiene sus puntos positivos, por lo que hostereros y comerciantes se benefician inmensamente de que la ciudad acoja cada vez más turistas.
¿De quién es la responsabilidad de “controlar” el número de turistas que acceden a una ciudad?
Claramente de las instituciones locales. Debe de existir un equilibrio turístico donde estas organizaciones deben controlar el impacto que genera el crecimiento de turistas en una ciudad y no querer morir de éxito.
Sus inquietudes se resumen en la dificultad de acceso a la vivienda por la subida descontrolada de los alquileres, el encarecimiento y la transformación del comercio local, la saturación de la red pública de transporte, la masificación de calles y plazas, el uso desmesurado de infraestructuras, la precarización de las condiciones laborales, la banalización de los entornos urbanos y naturales y, de nuevo, la contaminación.
¿Puede afectar a la “marca” de la ciudad un exceso de turistas?
Por supuesto que sí. En mi opinión, la marca de una ciudad se ve condicionada por el posicionamiento que tiene la misma en la mente del turista. Y…¿qué es lo que impacta en el turista cuando visita un destino? Su EXPERIENCIA, y siguiendo con la reflexión, si los residentes de una ciudad muestra actitudes negativas hacia los visitantes al sentirse molestados, el turismo en ese lugar no perdurará mucho. El resentimiento de los residentes afecta, en última instancia, al modo en el que interactúan con los turistas y llevará, sucesivamente, a una peor experiencia para los visitantes, por lo que si el turista se lleva una experiencia negativa del destino, a la larga el posicionamiento del mismo empeorará y ello se refleja en la marca ciudad, con la consecuente pérdida de autenticidad e identidad de lugar.
¿Considera que en España se puede dar el caso de Venecia con su problemática y alerta social respecto al turismo?
En mi opinión, estamos lejos de esa situación. No obstante, se han de tomar algunas medidas. Me consta que el Área de Turismo del Ayuntamiento de Málaga está trabajando en ello en aras de mejorar esta problemática.
Si hablamos de masificación turística, considero que Málaga precisamente ha sabido reinventarse y a través de la oferta cultural paliar estos problemas de masificación o saturación. Hemos de tener en cuenta que en los últimos 10 años, la ciudad ha inaugurado 19 museos y el Ayuntamiento ha creado precisamente puntos de interés turístico fuera del casco antiguo, como la Colección del Museo Ruso o el Pompidou en el muelle Uno, acciones encaminadas precisamente para descongestionar el Centro Histórico de la ciudad.
En materia de seguridad ¿Se ha visto beneficiada España como zona turística tras la alerta y situación en otras zonas como Turquía?
Claramente sí. En los últimos 5 años España se ha beneficiado de un turismo derivado de otras zonas, en parte provocado por la inestabilidad política-económica de ciertos países, como pueden ser Turquía o Egipto o incluso Grecia o Túnez.
La seguridad es un factor importantísimo en un destino, yo diría que de los más importantes porque un destino puede tener un encanto u otro, más a o menos atractivos culturales, gastronómicos o paisajísticos pero si no te sientes seguro en un lugar el turista obviamente deja de visitar ese destino.
No obstante, empieza a notarse una recuperación importante de algunos de esos destinos y la demanda extranjera española se resiente ante dicha recuperación, por lo que dudo que volvamos a alcanzar al cierre de este año 2018 las cifras del 2017. Aunque no debemos de perder de vista que los números alcanzados hasta la fecha son buenos, dado que ese ligero descenso, se está compensando con el aumento de turistas nacionales.
¿Está España preparada para acoger a más turistas? ¿Cómo se puede conocer dónde está el límite?
Pues esa pregunta me la hago yo a mí misma y estoy segura que hay que poner límites. Reitero, ¿Estamos preparados para acoger más turistas y más y más y cada vez más? Es una cuestión difícil de resolver, y casi imposible establecer un límite, no existe una ecuación exacta aunque los números reflejan buenos resultados, por lo que, ¿por qué cortar el grifo que te da de comer?
Ahora bien, debemos gestionar adecuada y sosteniblemente los recursos que tenemos y hacer una planificación turística a largo plazo, no nos vaya a pasar como a destinos donde la saturación turística ha llegado. Hablo del caso de la Isla de Boracay en Filipinas, donde he leído recientemente que el Gobierno de Filipinas ha restringido el acceso a la pequeña Isla habitada por 12.000 personas y visitada el año pasado por casi dos millones de turistas. El agua de sus playas está contaminada a resultas de vertidos incontrolados, el desborde de sistemas de desagüe y la acumulación de basura. Así que como medida, 6 meses de cierre a turistas.
En el caso de Málaga, al igual que en otras ciudades, se acusa al turismo por afectar de lleno al acceso a la vivienda ¿qué medidas se puede tomar contra la expulsión de los vecinos de los centros de las ciudades y el aumento de las viviendas de uso turístico?
La situación del mercado turístico en general y del español en especial ha sido profundamente transformada en los últimos años por la irrupción de las nuevas plataformas tecnológicas (P2P) basadas en modelos de intermediación que priman la relación entre particulares.
En el mercado turístico esta tendencia global ha producido un incremento exponencial de la capacidad y el alquiler de viviendas como alojamiento turístico, afectando esta casuística a algunos barrios urbanos de ciudades como es el caso de Málaga.
Los ayuntamientos de localidades con esta problemática, como son Madrid, Barcelona, Palma de Mallorca, Valencia, Sevilla, San Sebastián o Málaga, entre otros, se encuentran en pleno debate sobre cómo regular el alquiler vacacional.
Entre las iniciativas propuestas podemos destacar la Zonificación por barrios. El problema es que ahora mismo existe cierto caos regulatorio a la hora de hacer frente al alquiler turístico y no tenemos una normativa estatal que regula esta casuística, así que los ayuntamientos han decidido hacer uso de sus competencias de ordenación urbanística para poner orden. ¿Cómo? Pues hasta la fecha, restringiendo la limitación de licencias, el establecimiento de moratorias o mediante la división de sus ciudades en diferentes zonas más o menos permisivas atendiendo al nivel de afectación de este en las distintas áreas.
¿Es un problema que se regulará solo o necesita mediación política?
Esta más o menos contestada con la anterior. Están trabajando en ello. Creo que este tipo de problemas no se regula solo sino que debe de existir una mediación.
Más allá del sol y playa, ¿hacia qué modelo de turismo se debería encaminar a las ciudades del sur de España?
Las ciudades se enfrentan a un cambio de modelo para dar cabida a nuevos visitantes, con mayores exigencias y nuevas necesidades. Desde el punto de vista del marketing, ya hace años que dejamos de vender productos o servicios turísticos y pasamos a priorizar las experiencias. Y creo que esa variable debe estar muy presente en la creación de los futuros modelos turísticos, siendo mucho más atractivo para los viajeros.
En el caso concreto de Málaga, se hizo una apuesta por el turismo cultural y eso nos ha impulsado a nivel internacional a un volumen de negocios en el sector importante. Ahora se ve muy claro, pues lo números arrojan buenos resultados, pero creo que hay agradecer la labor de las instituciones públicas por su buen hacer y por centrarse en un modelo turístico donde prima la cultura como impulsor económico de un país.
En este sentido, yo apostaría por un modelo turístico donde se siga priorizando la cultura y nos esforcemos igualmente en innovación tecnológica. La conectividad que el viajero necesita es cada vez mayor y a través de herramientas digitales podemos personalizar al máximo la experiencia de los viajeros, mejorando su satisfacción general de su visita y por ende las recomendaciones y lealtad al destino.