El estudio se ha apoyado en entrevistas con personas mayores de 63 años, de las regiones de Asturias y Andalucía, ya que estas comunidades tienen tasas de envejecimiento poblacional dispares y los mayores residentes en ellas difieren sustancialmente en aspectos esenciales, como el importe de sus pensiones o su nivel educativo.
En este sentido, los grupos de discusión se compusieron, sobre todo, de personas viudas, lo que demuestra que dicho segmento de población es mayoría dentro del colectivo analizado. “Lo que hemos observado en el estudio es que, en la actualidad, las personas mayores tienen una preferencia por la intimidad y la libertad, y eso se antepone a la compañía”, ha apuntado López Doblas a la Agencia SINC.
Personas mayores y apego a la vivienda
Uno de los aspectos más importantes para entender el motivo que lleva a la caída de la convivencia intergeneracional en España es la vivienda. Según el estudio, los mayores son conscientes de que no pueden exigir a sus familiares que se instalen en casa, de modo que deberían ser ellos quienes se trasladan. “Salir definitivamente del hogar donde llevan décadas residiendo genera inquietud en las personas mayores y provoca que prefieran vivir solas en su vivienda de siempre”, ha detallado.
“Tienen un fuerte apego emocional hacia su vivienda, aunque no reúna las mejores condiciones de habitabilidad, ya que consideran que mudarse de casa es un sacrificio personal innecesario y les aísla de su entorno social para que puedan relacionarse con la familia, el vecindario y las amistades“, ha asegurado el investigador. :
Convivir con sus familias
También refleja el estudio cómo de forma significativa las personas participantes en los grupos de discusión muestran cómo sería su vida si eligiesen convivir con sus familias. “Entienden que si compartieran el hogar con familiares significarían una carga para ellos, algo que quieren evitar a toda costa”, ha explicado López Doblas.
“La rechazan, además, para no entrometerse en su vida privada, ni quebrantar su intimidad, al igual que temen que el transcurso diario de la convivencia acabase generando irremediablemente malestar, discusiones y conflictos”, ha explicado el profesor de la Universidad de Granada.
Pensiones escasas
Respecto a las pensiones, aunque su importe suele resultar escaso, sobre todo para muchas mujeres viudas, “ello no impide que se las arreglen para ser autosuficientes. Es algo que consiguen mediante un control exhaustivo del gasto, lo que implica a menudo una austeridad en el consumo de bienes y servicios, incluso básicos”, ha opinado el investigador.
“Las personas viudas tienen que asumir roles y experiencias por primera vez que se les hacen muy duras, en un primer momento, además de la soledad. La adaptación es muy difícil, pero pasado un tiempo valoran también mucho la libertad”, ha concluido.