El llamado techo de cristal perjudica a la economía, según reflejan diversos estudios realizados en la Universidad de Almería por parte de los investigadores María del Carmen Valls, Salvador Cruz e Isabel María Parra. Conclusión a la que han llegado a través de la principal línea de investigación desarrollada en el último año en relación a estudios de género en la dirección de la empresa, y su influencia en cuestiones tan importantes como son la rentabilidad obtenida o la implantación de prácticas de responsabilidad social corporativa.
En este sentido, los investigadores de la UAL han explicado que sus hallazgos “constituyen una razón económica para promover la diversidad de género en los consejos de administración de las empresas y son de interés tanto para inversores como para políticos”. Y es que, abundado en cada uno de esos destinatarios, detallan que para los inversores “los resultados evidencian cómo una mayor presencia femenina en el consejo aumenta la valoración social-medioambiental y financiera de la empresa en el mercado”; y para los políticos “la implementación de acciones de discriminación positiva en favor de la mujer no sólo ofrece solución a algunos problemas del pasado, sino que implica beneficios económicos, sociales y medioambientales”. Reflexiones que, por su firmeza, han sido recogidas en una serie de artículos publicados en revistas de alto impacto.
El techo de cristal, analizado desde la UAL
Con una temática que gira en torno al techo de cristal, muy presente aún en la sociedad, el trabajo ‘Women on corporate boards and firm’s financial performance’, cuyos autores son María del Carmen Valls y Salvador Cruz, ha salido en la revista ‘Women’s Studies International Forum’; y el artículo ‘Gender policies on board of directors and sustainable development’, de los mismos autores y de Isabel María Parra, ha sido publicado en la revista ‘Corporate Social Responsibility and Environmental Management’.
En el primero, los investigadores de la institución almeriense analizan las empresas españolas que integran el IBEX35 durante un período de 15 años, de 2003 a 2017, obteniendo evidencia del positivo efecto de la presencia de mujeres en los consejos de administración sobre la valoración financiera de la empresa conseguida en el mercado. En el segundo, se demuestra cómo la presencia femenina en los puestos directivos está positivamente relacionada con las prácticas de responsabilidad social corporativa implementadas por las empresas, sabiendo que se ha incrementado el interés por las políticas medioambientales a raíz de los problemas de desarrollo sostenible causados por el progreso económico. :
De este modo, y con el fin de derribar ese techo de cristal, los investigadores han subrayado que “el fallo en mostrar a las empresas españolas las ventajas de tener más mujeres consejeras se aduce usualmente como una razón importante para explicar la falta de interés en lograr una representación más equilibrada, y nuestros estudios muestran una clara evidencia empírica para diseñar políticas basadas en cuotas”, literalmente. Así, el dibujo de la situación actual dice que, en la Unión Europea, por término medio, las mujeres ocupan algo más de un 25% de los puestos en los consejos de administración, pero la situación no es homogénea entre los diferentes países.
Por ejemplo, Francia y Noruega superan el 42%, mientras que Grecia y Portugal tienen los porcentajes más bajos, con poco más de un 11% y un 16% respectivamente. En cuanto a España, fue, después de Noruega, el segundo país europeo en promulgar una ley de género, en la que se requería que las empresas deberían tener al menos un 40% de mujeres para 2015. Sin embargo, ese objetivo no se ha cumplido, pues aún se mantiene ese techo de cristal y apenas se supera el 20% en la actualidad. La razón de ello es doble, señalan los investigadores de la Universidad de Almería. Por un lado, en España aún existen profundas raíces acerca del papel a desempeñar por la mujer y, por otro lado, el no cumplimiento de la ley no implica, en principio, sanciones para las empresas.
Por lo tanto, la escasa representación que tradicionalmente han tenido las mujeres en puestos directivos es debida al llamado ‘techo de cristal’, toda una barrera cultural invisible que impide que las mujeres que están mejor preparadas ocupen los puestos de responsabilidad en las empresas. Una exclusión sistemática de la mitad de la sociedad que ha dado lugar a consejos de administración no óptimos, y en este sentido la Comisión Europea estableció que los países miembros deberían desarrollar su legislación para incrementar el número de mujeres en los mismos con objeto de promover la igualdad de género en la toma de decisiones empresariales.
Una situación que ha generado opiniones controvertidas, “lo cual nos ha llevado a obtener datos empíricos que avalen las iniciativas legales desde un punto de vista económico, puesto que las razones éticas son más que evidentes”, han sentenciado los investigadores de la UAL.