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20 abril, 2024
AndalucíaJaén

Expertos de la UJA recrean un amanecer con 2.500 años de antigüedad

El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Íbera de la Universidad de Jaén recreará durante esta semana la ceremonia ritual con la que los íberos celebraban la entrada del otoño. Dicha recreación tendrá lugar los días 21, 22, 23 y 24 de septiembre en el yacimiento arqueológico de Puente Tabla, donde descansan los restos de un asentamiento íbero con más de dos mil quinientos años de antigüedad, y donde se han reconstruido las estructuras necesarias para realizar el mencionado ritual.

Esta ceremonia para celebrar el equinoccio de otoño tiene lugar en la denominada Puerta del Sol, construida en el siglo V aC en la entrada al poblado y orientada en dirección Este-Oeste. Una puerta que según explican los investigadores del Instituto funciona como un calendario, regulando la vida del poblado tanto desde el punto de vista de sus aspectos culturales como económicos. De esta manera, al salir el Sol por el horizonte su luz pasa a través del pórtico y alumbra una estela antropomorfa que representa a la diosa de la fertilidad, dando así comienzo al otoño. Los expertos del centro arqueológico subrayan, en este sentido, que tanto el equinoccio de otoño como el de primavera significan el inicio de un periodo agrícola y por lo tanto son fiestas de gran importancia en todas las sociedades que viven del campo.

Las personas interesadas en asistir a este amanecer con más de dos mil quinientos años de antigüedad pueden reservar plaza llamando al teléfono 953212132, en horario de 9 a 11 horas. Se adjudicarán dos plazas como máximo por llamada, el número total de plazas por día de visita es del 15, por riguroso orden de inscripción. Esta actividad cuenta con la colaboración de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

En definitiva, y según relatan los investigadores, el ritual consiste esencialmente en un juego de sombras y luces, que durante 45 minutos narran un mito relacionado con la fecundidad de la naturaleza, la vida y la muerte, la riqueza y quizás el amor. Y es que por un lado está representada la deidad femenina de la fecundación en la piedra, y por otro la divinidad masculina en el Sol, produciéndose un encuentro místico entre ambas. Se trata por lo tanto de un ritual dedicado a la fecundidad de la naturaleza y al crecimiento de los frutos, desde que comienza en primavera hasta que finaliza con la llegada del otoño.


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