La pasada semana tuvo lugar el II Congreso Iberoamericano de Neuropsicología en la Universidad de Almería. Un encuentro “de muy alto nivel porque tenemos a cuatro o cinco de los más importantes ponentes en el ámbito mundial, y es un hecho histórico poder contar con las mejores personas”, aseguró Juan Carlos Arango, investigador del Instituto Biocruces de Bilbao e impulsor de esta cita inédita hasta su primera celebración, en la capital vizcaína en el año 2016.
De este modo, esta segunda edición que se ha desarrollado en Almería, con catorce conferencias plenarias y doce talleres impartidos por profesionales provenientes de nueve países, es uno de los platos fuertes de la conmemoración del primer cuarto de siglo de la institución almeriense, siendo además una aportación de esperanza para las personas que han de convivir con algún daño cerebral.
Neuropsicología y rehabilitación
Además de ser el director de este II Congreso Iberoamericano de Neuropsicología, Arango tuvo la idea de “unir a las diferentes personas que trabajan en esta área y trabajar conjuntamente sobre las últimas técnicas que hay para la rehabilitación de estos pacientes”. Y es que el hueco, hasta la fecha, no se había dado por cubierto al tratarse de “una disciplina muy joven” ya que
“El cerebro no se conoce muy bien todavía, y es ahora cuando se está aprendiendo a rehabilitarlo”.
Tarea que se realiza “cada vez con mayor número de profesionales en el mundo hispano preparados para darle servicio a las personas afectadas” comentaba Arango. Personas que han sido el eje de esta cita en la UAL, con especial atención “a los ictus, a enfermedades neurodegenerativas –alzheimer o parkinson por ejemplo- a demencias o a causas externas, como los accidentes de distinto tipo, incluidos los de tráfico”. Circunstancias y padecimientos que pueden afectar al funcionamiento del cerebro, y cuyo grado de éxito en la rehabilitación depende de la persona tratada y del contexto.
Sobre todo ello se ha dado cuenta en un congreso muy cuidado, como manifestaba Inmaculada Fernández, directora del Centro de Evaluación y Rehabilitación Neuropsicológica de la UAL –CERNEP-. Un evento de gran magnitud en Almería donde “hemos sido capaces de atraer a personas, hay casi 600 aquí, que provienen de muchos países, ya que han llegado de Europa, de Latinoamérica y de todos los rincones de España”. Sin duda, una oportunidad única de traer a todos estos ponentes “de primer nivel”.

Una línea de excelencia del congreso que también expresaba Gonzalo Brito, ponente llegado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, al asegurar que “la calidad del congreso es realmente fantástica, con ponentes de primer nivel mundial, además de una organización bastante brillante, así que yo me siento muy contento por poder ser parte del mismo, incluso no siendo neuropsicólogo, pero aprendiente mucho de la experiencia”.
Brito y la importancia del terapeuta
La aportación de Gonzalo Brito, psicólogo clínico, se centró en la posición central de la figura del terapeuta ya que “la terapia centrada en la compasión se destina a personas con altos niveles de autocrítica y vergüenza, base de varias psicopatologías”. En este sentido, comenta, es un tipo de terapia que pone mucho énfasis “en la calidad de la relación terapéutica y cómo poder entrenar habilidades ‘compasivas’ en la relación del paciente consigo mismo y con los demás” pues
“Es enorme la relevancia de la calidad del vínculo terapéutico, la figura del terapeuta es fundamental”.
Asimismo, Brito ha recordado que “vivimos en una sociedad altamente competitiva e individualista, en la que vemos cómo estamos rindiendo en comparación al promedio, lo que eleva la autocrítica”. A esto se suma que el cerebro humano “tiene un sesgo negativo, se fija más en lo que anda mal que en lo que anda bien por una necesidad de supervivencia”, y cuando se instala en la relación con uno mismo “es muy complicado vivir con ello aunque sea muy común”.
Por otro lado, la ‘buena noticia’ que dejó este ponente de tan elevado prestigio es que pese a que “no está bien visto todavía ir al psicólogo, hay muchos prejuicios sobre ello”, sí es cierto que “hay herramientas para tratar todo esto”. Además, Gonzalo Brito quiso matizar que “la compasión en este contexto no se entiende como ‘lástima’ o como ‘algo blando’, sino como la capacidad de relacionarnos con el sufrimiento de una manera constructiva, es decir, sin añadir más sufrimiento”.