Sin noticias del modelo de financiación. El prometido, ansiado y más que nombrado modelo que iba a regular y legislar sobre la financiación universitaria andaluza no ha llegado en fechas. La promesa parece haber caído en el olvido, como palabras que eran se las llevó el viento.
En todas y cada una de las aperturas de curso, se presentaba la segunda quincena de octubre como el periodo donde el nuevo modelo de financiación saldría a la luz. De este modelo nada se sabe aún, lo que sí se conoce es la queja por la baja financiación de las universidades en los presupuestos generales de Andalucía.
Tras el paso del rector de la Universidad de Jaén, Juan Gómez, quien también ejerce como presidente de la Asociación de las Universidades Públicas de Andalucía, por la comisión de Hacienda del Parlamento, la solicitud de más financiación tomó forma oficial. En concreto 70,5 millones más en financiación básica operativa para las cuentas del próximo año. La petición vino de la mano de otra solicitud, unos 40 millones más de ampliación de la cuota de gasto, que no tienen otro fin que el de solventar el pago de las nóminas.
Estas cifras vuelven a configurar un sistema de universidades que tiene que rascar ya no para hacer su función, sino para poder pagar a sus trabajadores. Los expertos en economía avisan de la cercanía de otra “desaceleración económica”, un periodo del que parece no hemos aprendido nada. En la anterior crisis, fueron las universidades públicas las más afectadas, y de aquellos polvos estos lodos: España, y mucho más Andalucía, sigue a la cola de apoyo a la investigación y al desarrollo, una realidad que golpea de lleno al progreso social y económico de todo el país. Ya sabemos que solo invirtiendo en conocimiento e innovación se avanza, pero los encargados de dotar de esa financiación a las instituciones siguen viéndolas venir. Seguimos sin noticias de ellos.