Como docente de Ciencias de la Educación, escucho continuamente en mis clases: “hay que tratar a todos los alumnos por igual” o “hay que conseguir que todos los alumnos lleguen a ser iguales” (en masculino genérico, sí). Cada curso intento explicar que no es posible ni deseable que todo el alumnado llegue a ser igual, y que nuestros esfuerzos deberían orientarse a que cada persona que pase por nuestro aula se desarrolle al máximo de sus posibilidades, atendiendo a sus características particulares; y a contribuir a que dichas particularidades no impidan que tengan los mismos derechos y oportunidades en esta sociedad (neoliberal) que promueve un modelo concreto de ciudadanía productora y consumidora que la mantenga.
Más allá de esta labor docente, en el ámbito de la investigación, he ido profundizando en los estudios de género, feministas y queer, y he comprobado que la categorización binaria que se nos impone en función de nuestros genitales no es natural ni universal; sino que es una construcción social que sitúa en posiciones desiguales a hombres y mujeres; que dificulta la vida de quienes no representan los modelos hegemónicos; y que excluye a quienes, debido a su sexo, a su género o a su orientación sexual, no encajan en una de ellas; porque también nuestra sociedad (patriarcal) promueve unos modelos identitarios y relacionales cisheteronormativas que la sustentan.
Tomar conciencia de que la naturaleza humana es diversa y de que las identidades que conocemos son construcciones sociales surgidas de la intersección de distintos factores que nos posicionan en sociedad de manera diferente y desigual, me lleva a proponer que este 8M (extraño, controvertido, censurado…) nos escuchemos todas las mujeres, prendamos de nuestra diversidad, nos valoremos y luchemos juntas para que (al igual que intentamos en la escuela) cada una pueda desarrollarse al máximo con libertad y sabiendo que contará con los mismos derechos y oportunidades en una sociedad democrática y justa.
Por Guadalupe Calvo García
Directora de la Unidad de Igualdad Universidad de Cádiz