Investigadores del Departamento de Agronomía de la Universidad de Almería han analizado por primera vez los muros vegetales como aislante acústico en las carreteras. Los expertos concluyen que las paredes naturales reducen hasta la mitad el ruido, debido a la capacidad de las plantas de absorber los sonidos.
Se trata del primer estudio que, en colaboración con el Departamento de Ingeniería Térmica de la Universidad del País Vasco y la Universidad Politécnica de Cataluña, evalúa la influencia de la vegetación en la mejora del nivel de ruido de las vías de transporte. “Existen trabajos sobre reducción del ruido en carreteras, pero ninguno tiene en cuenta el componente vegetal”, indica el investigador principal de este proyecto, Miguel Urrestarazu, de la UAL.
El estudio titulado ‘Evaluation of Green walls as a passive acoustic insulation system for buildings’, ha sido publicado en la revista ‘Applied Acoustics’ en el que comprobaron la eficacia de los muros vegetales en la reducción del sonido de hasta el 50% y su absorción que alcanza el 20%.
Los investigadores han comparado las cubiertas vegetales con los materiales de construcción de los paneles que suelen instalarse en las autovías para suavizar el ruido (hormigón, cemento o vidrio). Los expertos comprobaron que la cubierta vegetal no refleja el sonido lo que no logran los tradicionales. “La reflexión funciona como un espejo que rebota el sonido y lo desvía hacia otro lado”, comenta el profesor Urrestarazu. Esta cualidad evita que el sonido se refleje y, por tanto, perjudique a otros entornos, como edificios adyacentes. :
Sistema sostenible
La sostenibilidad ha sido un punto clave de este trabajo a la hora de diseñarlo: “Ubicar una pared verde en carreteras supone prestar atención a factores como la selección de plantas, eficiencia en la toma de CO2, consumo mínimo de agua, etc. Todo tiene que contribuir al equilibrio entre eficiencia y mínimo mantenimiento”, afirma el experto.
Por este motivo, desarrollaron un sistema de jardinería específico, especialmente pensado para aprovechar con eficiencia el agua de lluvia además de utilizar plantas autóctonas que se adaptan mejor a las condiciones climáticas. “La idea es que el agua sobrante de los módulos de cultivo situados en la parte superior del muro caiga sobre la superficie recolectora de los inferiores. Así, sucesivamente, hasta llegar a las unidades inferiores”, indica el responsable del proyecto. En cuanto a los materiales, tanto el plástico con el que se fabrican los módulos como los sustratos para el cultivo, son reciclados y reciclables.
Los expertos reconocen que el principal inconveniente de la jardinería vertical aplicada a la mitigación de ruidos en carreteras es su coste. De ahí que sea inviable forrar con plantas un muro completo de una autovía. Por eso, su diseño está ideado para colocarlo en sitios emblemáticos, como los accesos a parques naturales o a espacios protegidos donde, además de funcional, tendrán un papel estético.