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24 abril, 2024
Nacional

La docencia ante el confinamiento, un salto al formato virtual a marchas forzadas

La formación online: una docencia adaptada a marchas forzadas

El curso 2019/2020 será recordado por docentes y estudiantes como el año en el que cambiaron las normas. Si los programas docentes sobre los que se matricularon establecían un tipo de exámenes, la llegada de la COVID-19 cambió todas las directrices hacia un nuevo formato de formación online. 

En enero se comenzó a hablar de docencia virtual por parte del ministro de Universidades, Manuel Castells, quien en su primera comparecencia en prensa se marcó el objetivo de fortalecer este tipo de formación para ampliar el alcance de la educación superior a todas las zonas de España. En apenas dos meses, este objetivo a largo plazo se transformaba en una realidad impuesta, tanto para los profesores y profesoras como para los estudiantes. Una a una las instituciones académicas españolas fueron adaptando sus programas y estableciendo nuevos criterios de evaluación, donde las clases por videoconferencia y los trabajos online marcaban la nueva realidad.

Una adaptación que no siempre se ha llevado bien. Así lo refleja una investigación realizada por la profesora del Departamento de Traducción e Interpretación y Comunicación Multilingüe de Comillas CIHS, la doctora Ingrid Gil. En su estudio, Gil ha recopilado la percepción sobre la formación online de un total de 215 profesores y profesoras de hasta 18 universidades distintas de toda España, tanto públicas como privadas. 

La encuesta se ha distribuido por diferentes canales a los docentes e investigadores, siendo el principal criterio en común que todos ellos impartían docencia presencial antes de la transformación por la llegada de la COVID-19.

Percepción docente

Tal y como ha señalado a doctora Gil “la percepción general de los profesores y profesoras es que el trabajo ha sido muy duro, la adaptación de una asignatura digital requiere un año de preparación, no unas semanas, lo que se ha traducido en muchas dificultades”.  Entre los problemas más reseñados por los docentes destaca la falta de tiempo para preparar los nuevos formatos de sus asignaturas, un inconveniente señalado por el 62,2% de los encuestados. 

También destacan los problemas que han surgido por la falta de conocimientos sobre la metodología a emplear (30,4%) y la falta de acceso a los medios para llevar a la cabo (señalado por un 10% de los docentes), situación que muchas instituciones han querido subsanar dotando de sistemas de operativos y mejores conexiones a tu plantilla. 

Siguiendo los datos recabados por Gil, los profesores y profesoras universitarios han cumplido de forma general durante el confinamiento. Así, un 29,5% señala que ha realizado docencia online todos los días, seguido por un 54,8% que manifiesta haber cumplido con la formación online varios días a la semana. Entre los puntos más resaltables de la encuesta se encuentran los datos sobre la aceptación y comodidad en la nueva metodología online, donde un 58,5% ha manifestado que prefiere la docencia presencial, mientras que el 29,5% estaría cómodo alternando entre los dos tipos (presencial y virtual). 

Finalmente, siguiendo los datos del estudio desarrollado dentro del Departamento de Traducción e Interpretación y Comunicación Multilingüe de Comillas CIHS, los profesores y profesoras universitarios españoles se sienten en un 41% bastante preparados para el futuro tras esta experiencia, dato al que se suman un 12,4% muy preparado; 33,2% suficientemente preparado y tan solo un 13% “poco” preparado”. 

Si formas parte del personal docente o investigador de alguna universidad española, puedes participar en la encuesta pinchando sobre el botón:

Un 67% de estudiantes desecha el formato online

Para contemplar la perspectiva de los estudiantes universitarios, junto a la encuesta de los docentes, la doctora Ingrid Gil ha creado una encuesta destinada a los alumnos y alumnas de Grado de todas las universidades españolas. 

La encuesta, todavía abierta, ha sumado más de 200 respuestas de 12 universidades tanto públicas como privadas. El objetivo del estudio, tal y como recalca Gil, ha sido “valorar qué tal se ha percibido el cambio de metodología docente entre los estudiantes, quienes al final han sido quienes más lo han sufrido”. 

Siguiendo los datos recabados por la doctora Gil, que seguirán desarrollándose hasta que se cierre la encuesta, un 67% de los alumnos y alumnas que han contestado no tendrían ganas de hacer ningún tipo de formación online en el futuro. Una decisión tomada tras la experiencias de estos meses y que deriva de los problemas a los que se han enfrentado. Entre estas dificultades, un 65% de los estudiantes universitarios han destacado la mayor exigencia que la formación virtual tiene sobre la presencial. Tal y como expone Gil “se trata de una percepción que suele ser falsa, pues la formación presencial suele conllevar más carga de trabajo, pero los alumnos están más dirigidos y se disipa más”.

La falta de motivación personal, ha sido otro de los puntos claves para que los estudiantes rechacen la formación online, alcanzando a un 55,6% de los encuestados, dato al que se suma un 45,% que ha destacado como no han sabido gestionar su propio tiempo. Según expone Gil “esto se debe a que el alumnado se ha visto sobrepasado al igual que los docentes. Se han sumado los problemas técnicos a los psicológicos, afectando a que trabajen a gusto y descendiendo la productividad”. Asimismo, la doctora Gil recalca que “la docencia virtual también ha mostrado la falta de autogestión, muchos alumnos no han sabido organizarse ni gestionarse su tiempo, aunque al final han conseguido sacar adelante el trabajo esto ha afectado a su percepción general”. 

Con todos los datos recabados, y a espera de seguir sumando más opiniones, Ingrid Gil señala como “hace falta más implicación por parte de todos. Estamos muy poco preparados en las competencias mediáticas y, en general, no hay formación en la narrativa transmedia y el lenguaje metodológico que implica la docencia virtual. Una formación digital de calidad no solo implica trasladar los contenidos de forma online y dar clases por videoconferencia, son muchas  las nuevas implicaciones para las que hace falta más formación”. En este sentido, destaca como conclusión final de los primeros datos del estudio como “en general los datos muestran cómo, pese haber conseguido superar este proceso, no ha sido positivo, pero con el tiempo puede llegar a verse con otros ojos”. 

Si formas parte de la comunidad de estudiantes de alguna universidad española, puedes sumar tu experiencia a través de la encuesta pinchando sobre el botón:


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