La formación universitaria es en esencia internacional. No se concibe en el siglo XXI una institución de educación superior encerrada en sí misma. El flujo de personas ha de ser parte intrínseca de su propia naturaleza.
La Universidad de Córdoba (UCO) tiene como eje de su estrategia la internacionalización, dotando de oportunidades a su alumnado para realizar estancias en el extranjero y atrayendo a los mejores estudiantes de otros países para que aprendan junto a nosotros y sean, a su vuelta, embajadores de lo que aquí aprendieron.
Este hecho último, llamado comúnmente internacionalización en casa, no es sino la apertura de nosotros hacia el mundo y una declaración de intenciones sobre el tipo de sociedad global que queremos fomentar e inculcar en nuestro alumnado.
No hace tanto tiempo, siendo estudiante en nuestra Facultad de Filosofía y Letras a principio de los noventa, la presencia de estudiantes extranjeros era una cuestión anecdótica. Estaban los alumnos Erasmus, cuyos nombres conocíamos todos, porque cómo olvidar al primer escocés, alemán o francés que conocías en tu vida. Y luego los americanos que estaban detrás de la cafetería, los PRESHCO, cuyo programa recientemente ha cumplido 35 años con nosotros. :
Hoy en día, la mayor presencia de alumnos extranjeros en nuestras aulas universitarias hace que la formación integral de nuestros estudiantes sea mejor, entre otras cosas porque los estereotipos se combaten con el conocimiento, porque es difícil tener recelo de un país conociendo a las personas y porque, más allá de lo académico, el beneficio personal es infinito.
El fortalecimiento de los programas de movilidad, particularmente en un momento de escasez como el que seguimos viviendo, pone de manifiesto la determinación de nuestra universidad en pos de la igualdad de oportunidades para nuestros alumnos.
Cuando la formación académica es un valor que se da por supuesto, la diferenciación de un currículo o perfil está en ese alumno universitario que demuestra su voluntad por ver las cosas desde otra perspectiva, que está dispuesto a moverse de su área de confort para encontrar respuestas a ciertas preguntas. Este tipo de persona siempre brilla de una manera especial, también cuando realiza una entrevista de trabajo.
La formación de idiomas es otra herramienta esencial para internacionalizar la universidad. El requisito lingüístico (eso que la mayoría de estudiantes y profesores llama “el B1”), visto por muchos como un escollo que salvar, supone una medida de cuyos beneficios estamos empezando a ser conscientes.
Más allá de la eterna polémica de si ésta es o no “la generación más preparada de la historia”, lo que resulta innegable es que el nivel de competencia lingüística de nuestro alumnado es muy superior al de hace unos años. Y eso se consigue a través de incentivos.
Incentivos que van más allá de los estudiantes y que van dirigidos a toda la comunidad universitaria.
La internacionalización de la Universidad es pues un objetivo en continua progresión que nos hace plantearnos metas cada vez más ambiciosas en busca de una mejora constante de la formación de nuestro alumnado.
por Antonio Raigón Rodríguez @ori_UCO
Director de la Oficina de Relaciones internacionales (ORI) de la Universidad de Córdoba