La importancia del debate en la formación universitaria
Desde que se instauraron los grados en la enseñanza universitaria se incorporó el concepto de competencias en la educación superior. Este concepto, que procedía de la formación profesional, se convirtió en el eje vertebrador del nuevo modelo educativo. Así, algunas competencias vinculadas a la expresión oral y al pensamiento crítico han aparecido en los títulos oficiales de todas las universidades españolas. En todos los nuevos estudios, ya sean de Medicina a Derecho, pasando por Física o Bioquímica, todos los grados nuevos tienen al menos 2 de estas competencias. ¿Qué es lo que ha venido ocurriendo desde entonces? Pues, como dice el refrán, “el uno por el otro, y la casa sin barrer”. Nadie, ningún profesor, ni casi ninguna asignatura, se ha ocupado realmente de fomentar estas competencias que son particularmente importantes no sólo para el desarrollo intelectual de los estudiantes; sino también para su futuro profesional y, sobre todo, para poder ejercer sus tareas como ciudadanos responsables.
Es aquí donde se pone en valor la importancia de una actividad como es el debate. La práctica del debate, entendido éste como un diálogo racional y un intercambio de ideas y argumentos, se ha demostrado eficacísima a la hora de mejorar el rendimiento académico de muchos estudiantes. No sólo se fomenta la expresión oral, cuestión imprescindible para un mundo con el de hoy, sino que también se potencia el pensamiento crítico, herramienta imprescindible para el fortalecimiento de los mimbres sobre los que se apoya la democracia.
Desde hace 3 años dirijo un proyecto de estas características en la UCO, el Aula de Debate, y he podido comprobar que los estudiantes inicialmente acuden a nosotros para recibir una ‘espada’ metafórica, que sería la capacidad de ser más convincente y elocuente con la palabra. Sin embargo, no se quedan por esa espada metafórica, se quedan en el Aula de Debate por el ‘escudo’ metafórico, que consiste en la capacidad de pensamiento crítico que les va a proteger frente a discursos falaces, sesgados o tendenciosos.
Por Manuel Bermúdez Vázquez, director del Aula de Debate de la Universidad de Córdoba (UCO)
@AulaDebateUCO