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19 abril, 2024
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La UAM presenta un estudio sobre el impacto de la COVID-19 en los profesionales sanitarios

La UAM presenta un estudio sobre el impacto de la COVID-19 en los profesionales sanitarios

El equipo de ‘Personalidad, Estrés y Salud’ de la Facultad Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid ha analizado el impacto de la COVID-19 en los profesionales que trabajan en hospitales, centros de salud y residencias. Los resultados, publicados en International Journal of Nursing Studies Advances, muestran que, durante los meses de marzo y abril de este año, la carga laboral, los riesgos, el estrés y la falta de recursos eran altos en estos contextos sanitarios, lo que a su vez predecía un mayor desgaste profesional y estrés traumático secundario.

El estudio ha sido desarrollado por los miembros del equipo de Personalidad, Estrés y Salud de la UAM, Eva Garrosa, Luis Manuel Blanco, Jennifer Moreno, Bernardo Moreno, quienes han recibido varios premios en reconocimiento a su labor.

En su trabajo el equipo muestra que los niveles de reto de los profesionales sanitarios son altos, lo que vincula con la parte vocacional de estos profesionales, así como una alta motivación por su trabajo y la tarea asistencial que realizan.

“Nuestro equipo está estudiando las consecuencias de los estresores laborales durante la crisis del COVID-19, mostrando qué recursos son necesarios para reducir su impacto en los profesionales sanitarios, planteando medidas preventivas organizacionales y laborales para futuras crisis, desde esta perspectiva el estudio conlleva también un seguimiento longitudinal”, afirman los autores.

De acuerdo con el estudio, en este momento los profesionales sanitarios desarrollan su trabajo en un contexto de elevada urgencia, estrés y toma de decisiones rápidas, con un alto sentido de la responsabilidad. A veces en un lugar restringido, lleno de ruidos y con condiciones inadecuadas de iluminación o la propia falta de camas en los hospitales. Las consecuencias de cometer errores pueden ser irreversibles y por ello pueden sentir una importante presión y deber en su trabajo. Son testigos repetidamente del dolor, sufrimiento y muerte, en no pocas ocasiones de personas que no pueden tener contacto con sus familiares y de los que ellos son su único contacto, así como de las reacciones emocionales intensas de familiares.

También se han enfrentado a importantes dilemas éticos como el hecho de priorización en función de edad y de patologías previas, y a la falta de recursos humanos y tecnológicos. A lo que hay que añadir otros estresores presentes en la profesión, como son el contacto interpersonal constante o la sobrecarga asistencial. La exposición repetida a estos factores pone en riesgo a estos trabajadores de sufrir determinados riesgos psicosociales, como son el estrés laboral, el desgaste profesional o burnout, el estrés traumático secundario o el conflicto trabajo-familia.

“La presencia de estos riesgos psicosociales tiene consecuencias importantes para su salud y su bienestar, así como para la calidad asistencial y el aumento de la probabilidad de los errores. No obstante, esta relación no siempre será lineal, y la manera en la que los profesionales responden ante las demandas de trabajo, así como los recursos que la organización pone a disposición de sus trabajadores y trabajadoras, podrán invertir ese proceso de deterioro”, aseguran los autores.

Estrés, presión social y miedo

Los resultados preliminares de los profesionales socio-sanitarios de las residencias de mayores muestran que están experimentando altos niveles de carga de trabajo, presión social, miedo al contagio, altas dosis de contacto con la muerte y el sufrimiento, y síntomas compatibles con el estrés traumático.

“También encontramos altos niveles de preocupación debido a la falta de recursos de protección. El apoyo social en estas circunstancias es esencial. De hecho, los trabajadoras con mayor carga y presión por el trabajo y mayor apoyo de supervisión y compañeros/as experimentaron menos estrés traumático”.

La edad fue una variable significativa en este grupo: profesionales de mayor edad experimentaron más miedo. Con todo ello, de manera simultánea los resultados de este estudio asimismo revelaron niveles muy altos de satisfacción profesional entre trabajadores socio-sanitarios de las residencias durante esta crisis producida por la COVID-19, especialmente por el hecho de poder ayudar a las personas.

“Nuestro equipo ha tratado de contribuir de manera inmediata y urgente para evaluar cómo la crisis producida por la enfermedad COVID-19 está afectando al bienestar psicológico y salud mental de los profesionales sanitarios que se encuentran realizando laborales asistenciales en este momento, mediado por una mayor exposición y crudeza de los factores y riesgos laborales psicosociales presentes en esta grave situación”.

“El propósito es contribuir a sensibilizar además en la toma de medidas urgentes, tanto a nivel de prevención e intervención en el momento actual, como en la prevención de futuras situaciones. A pesar de que la sociedad está reconociendo a diario su valioso valor y trabajo, no nos podemos quedar sencillamente en el plano simbólico  y es necesario que se tomen políticas de prevención e intervención adecuadas y urgentes. De tal forma que la crisis sanitaria que estamos viviendo debe tratar también de cuidar la salud integral de los profesionales sanitarios, no solo en temas de contagio respecto al virus, también a nivel de estrés, desgate y trauma profesional, y de la situación de conflicto trabajo-familia en la que viven”, enfatizan los autores.

En definitiva, la situación producida por la pandemia del COVID-19 no ha hecho más que agravar y multiplicar la presencia de estos factores psicosociales de riesgo en los profesionales sanitarios, así como aumentar la probabilidad de que se desarrollen problemas psicológicos durante y al finalizar esta crisis sanitaria, que podría llevar al abandono de la profesión.

Los profesionales sanitarios, además de la exposición a estos factores, se han encontrado separados de sus seres queridos y apenas han tenido períodos de recuperación o distanciamiento psicológico del trabajo. El impacto psicológico se podría traducir en mayores niveles de estrés agudo, estrés postraumático, agotamiento, desapego, ansiedad al tratar con pacientes contagiados, irritabilidad, bajo estado de ánimo y depresión, insomnio, poca concentración e indecisión y deterioro del desempeño laboral.

Igualmente, la presencia de estos factores, riesgos y consecuencias, se extiende a los profesionales sanitarios que se encuentran trabajando en este momento en residencias de personas mayores, pues su situación de aislamiento, falta de recursos y contacto con la población de mayor riesgo les sitúa en una situación de especial vulnerabilidad.

 


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