El 30 y 31 de marzo el Claustro de la Universidad de Sevilla afrontará un debate largamente pospuesto: cómo elegir a su máxima autoridad, el rector. Sin embargo, ni si quiera el marco de debate ha concitado el consenso de los sectores universitarios en un asunto que ya de por sí viene dividiendo a la Hispalense desde que en 2007 el rector Miguel Florencio modificase la norma y devolviese a la US a la elección mediante Claustro Universitario. El hoy rector, Miguel Ángel Castro, abrió un periodo de recogida de propuestas, circunscrito solo a los claustrales, del 17 de febrero al 14 de marzo a través de un formulario en torno a tres cuestiones: “Los sistemas de elección del rector y de los decanos y directores de centro, el establecimiento de medidas para racionalizar los procesos electorales y la cobertura de vacantes en los órganos colegiados y la posible incorporación del voto electrónico en la Universidad de Sevilla”.
“El modo es, como poco, alegal” , así o describe la profesora Teresa Duarte, de la Coordinadora de ADIUS. “Lo que quiere en realidad [el rector] es mezclar distintas reformas para dispensar la tensión y así lograr enredar al Claustro. Únicamente lo que queremos es debatir el sufragio universal. Lo demás es meter ruido” protesta Duarte, cuya asociación viene reclamando un debate monográfico sobre esta cuestión desde 2012. “La única reivindicación encima de la mesa es cambiar el sistema de elección de rector. La US es la única con el actual sistema, y la única que no ha atendido la reclamación de debatirlo, ilegalmente”, explica Duarte, refiriéndose a la recogida de firmas que 124 claustrales suscribieron en 2012 mediante el procedimiento reglado y que fue ignorada, un error como reconoció el propio rector actual, entonces vicerrector, en la campaña electoral. Preguntada sobre si no considera este método de formularios más democrático, Duarte estima que “se viste de democracia pero es un movimiento populista con un formulario que se ha sacado de la manga”.
En una línea similar se manifiestan los estudiantes, que critican que el rector “ha impuesto unos tiempos que no están en normativa” explica Helena Quintas, delegada del CADUS. Coincide con Duarte que “con este procedimiento se le resta importancia al sistema de elección de rector, además de sacar propuestas, como el sistema de elección de decanos o el voto electrónico, que no ha dado tiempo de bajar democráticamente a las Asambleas”. Para Quintas estamos ante “una maniobra, pese a hacerlo parecer democrático, pero cuyo objetivo es dividir a la Comunidad Universitaria”. Argumenta que “el formulario ya está muy limitado a los temas que ellos quieren. ¿Quién ha dicho de debatir esos temas?”.
Pese a sus duras críticas a los formularios del rector, tanto CADUS como ADIUS los han utilizado para elevar una vez más su histórica reivindicación de implementar un sufragio universal ponderado respetando los actuales porcentajes de representación.
El Rectorado no entra en polémicas
La Hispalense, en el artículo 146 de su actual Estatuto, establece que la iniciativa de reforma debe partir de “al menos noventa claustrales” de distintos sectores o del Consejo de Gobierno. Sin embargo, el proceso de reforma abierto ha sido una iniciativa del rector Miguel Ángel Castro, que lo comunicaba en una carta a los claustrales el 14 de marzo. Pero fuentes del Rectorado se escudan en que “se ha establecido un mecanismo previo para ordenar el debate” pero la reforma se ajusta “a lo recogido en el Estatuto” y “al compromiso electoral del rector”.