Con la última remodelación del Gobierno andaluz, Lina Gálvez entraba en la Consejería de Conocimiento, Innovación y Universidades para sustituir a Antonio Ramírez de Arellano, quien pasaba a asumir la dirección de la Consejería de Hacienda. Se dividía de nuevo las carteras que asumían el área económica con las que se encargaban del estado de las universidades y el sistema de conocimiento andaluz. Por su dilatada experiencia al frente de varios cargos de gestión de la Universidad Pablo de Olavide, así como su conocimiento del entorno internacional y de la aplicación del Espacio Eureopeo de Educación Superior (EEES), Lina Gálvez ha tomado las riendas de esta Consejería los últimos meses, previos a las próximas elecciones del día 2 de diciembre. Como una cartera cuya labor continúa repercutiendo directamente en el futuro de los andaluces, Gálvez ha continuado la estela de Ramírez de Arellano mostrando sus apoyo a las políticas de inclusión, a través de las medidas de bonificación y ayudas propias, así como al emprendimiento y la investigación, con el impulso necesario a los CADES y los programas de atracción de talento.
Un sistema internacional
Gálvez cuenta con un doctorado en el Instituto de Posgrado Europeo, una institución de la Unión Europea que avala a los mejores investigadores de cada país miembro de la unión. Su formación académica, que incluye el sistema universitario francés y la docencia e investigación en Gran Bretaña, le sirve de aval a la hora de trabajar en la dirección del sistema de universidades andaluz. Preguntada al respecto sobre qué modelos transferiría a Andalucía, Gálvez expone que hay que ser cuidadosos pues “hay cosas que tenemos que ver cómo podemos ir modificando, en parte sobre nuestra cultura o sobre lo que ya tenemos. Los sistemas paracaidistas no funcionan y no se integran “, pero esto no deja de lado el interés por algunos modelos como el francés o en anglosajón, del que Gálvez rescata la estructura modular y la flexibilidad a la hora de configurar las ramas del conocimiento que componen los grados.
Atracción de talento
Si hace poco el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades Pedro Duque señalaba que “Dame 700 millones y te diré cuántos científicos pueden regresar a España”, Gálvez expone como “somos más modestos tenemos el programa Talentia Senior, que hemos empezado con un primer presupuesto de 10 millones para atraer 10 personas en distintas categorías”. La atracción del talento se posiciona así como uno de los obetivos para la actual Consejería, la cual no deja de lado a los investigadores e investigadoras que actualmente conforman el sistema andaluz, para lo cual Gálvez subraya que hay que “atraer y que se queden sin que haya un perjuicio a la comunidad universitaria excelente que está aquí”.
Medidas para los estudiantes
Las principales medidas de ayudas y atención a los estudiantes universitarios viene de la mano de la bonificación de las matrículas, los complementos al B1 y las ayudas a los estudiantes Erasmus, las cuáles no solo van a continuar sino que se trabajará para que “el alumnado lo vaya conociendo y lo vaya demandando más. Un ejemplo es el propio complemento Erasmus, pues nuestros propios estudiantes Erasmus no son conscientes de quién le está pagando ese plus para que ellos puedan tener una vida digna, aquellos que no tengan una familia que les pueda permitir vivir bien en el extranjero”. Un conocimiento que ya existe fuera de Andalucía, pues
“la bonificación ha tenido una gran aceptación y ahora nos quieren imitar, también desde aquí se transfiere modelos en el ámbito de la gestión política”
Asimismo, Gálvez señala la importancia de buscar un sistema que recompense a los estudiantes excelentes, siendo este el nuevo objetivo futuro para su Consejería, a la cual se une la labor para promocionar a los estudiantes “que todavía no han entrado en la universidad, los que aprobar bachillerato ya es un reto, tenemos que establecer medidas puntales para que lleguen a las personas que tienen el talento y las ganas, pero que viven en zonas muy deprimidas o excluidas”.
De esta forma, Gálvez subraya la necesidad de comenzar a enfocarse en «aquellas personas que viene de familias con renta comprometidas. Estamos hablando de gente que ya ha entrado en la universidad, tenemos grandes capas de la población que no llegan a la universidad o que no consiguen entrar en las carreras que querrían porque viene de zonas muy deprimidas donde sacar el bachiller ya es el milagro». Una realidad para la cual se plantean establecer medidas puntales que lleguen a esas personas que tienen el talento y las ganas pero que viven en zonas muy deprimidas o excluidas.
En materia de igualdad, uno de los enfoques más desarrollados por Gálvez al frente de la Consejería, destaca la implantación en las universidades de la Nueva Ley de Igualdad, la cual “a la universidad le pasa de lleno, en ella estamos formando a los profesionales”, por lo que “se deben establecer que los estudios de la mujer, feministas y de género sean un área específica del conocimiento, también de cara a la acreditación y los sexenios de investigación, con vistas a seguir avanzando, porque para poder transformar la sociedad tenemos primero que conocerla y diagnosticarla bien”. De esta forma, entre las medidas propuestas desde la Consejería destacan las matrículas gratis paras las víctimas de violencia de género, entendiendo que los hijos e hijas también son víctimas. Asimismo, también se señala acciones concretas como la Mesa de la mujer y la niña en la ciencia, pues «también hay que insistir en las nuevas vocaciones, donde se trabajen con referentes de mujeres que existen y explicando por qué había tan pocas científicas».
“No podemos confundir la especialización con la docencia”
Tras trabajar de forma completa en la implantación del Espacio Europeo de Educación Superior, más conocido como el Plan Bolonia, en la Universidad Pablo de Olavide como vicerrectora de Posgrado y Formación Permanente, Lina Gálvez mantiene un profundo conocimiento de la organización y el sistema de créditos que conforman los nuevos planes de estudio. Conocimiento que une a sus estancias en el extranjero, de donde ha podido observar de cerca la aplicación de otros sistemas a la universidad. Preguntada al respecto por los modelos extranjeros y el actual modelo implantado en España, Gálvez subraya cómo es importante la especialización de los estudios pero “pero no hay nada absoluto, no se puede hacer borrón y cuenta nueva y no se puede implantar un sistema ideal o que esté fuera de la realidad”, algo que va de la mano de las propias culturas donde se implantan pues “cierta flexibilidad me parece interesante, pero no podemos cambiar todo el sistema que ya tenemos, que también se basa en cada cultura, que digamos aplicar un sistema extranjero a uno de aquí no funcionaría, pues las culturas son distintas”.
En un contexto andaluz con 10 universidades generalistas, Gálvez da su apoyo a la especialización, sin olvidar que “tenemos un mapa de titulaciones, con unos departamentos, un profesorado y una especialización y por tanto cualquier paso que demos tiene que basarse en lo que ya tenemos”, una postura en la que destaca como “el adanismo queda muy bonito a la hora de dar una declaración pero es inútil y destructivo”.
En Andalucía, como en el resto de comunidades, existe un sistema dual, donde se aúna el trabajo docente e investigador, por lo que es importante tener en cuenta que “somos personal investigador y docente y es importante que el profesorado sepa dar clase y sepa investigar, dando transferencia a la sociedad, pero no necesariamente se tiene que dar todo en clase: al final los grados son más generalistas mientras que la investigación es mucho más especializada”. Un punto de vista que defiende el modelo de universidad en el que tanto docencia como investigación se dan la mano, dando la posibilidad tanto a investigadores como docentes a desarrollar su papel en la institución, trabajando por la transferencia del conocimiento, ya sea en las propias aulas o en los laboratorios. Ser generalistas no implica no tener especialización, pues “se puede tener muchas titulaciones de grado y no ser especialista en todas las asignaturas que se impartan”.
El papel de la UNIA
«En la UNIA se le podría hacer muchas más cosas, siempre en relación con el resto de las universidades andaluzas, y dentro del sistema público andaluz de universidades». Tal y como señala Gálvez, la UNIA tiene algunos posgrados que son insignias que responden a algunas necesidades específicas y cumple su papel en el sistema universitario andaluz, dando la posibilidad a la creación de títulos que necesitan mucho profesorado externo por su vinculación con áreas específicas, donde » la UNIA da esa facilidad y es más flexible para integrarlos».
Con vistas al futuro, la consejera señala también que «la UNIA podría jugar un papel importante, por ejemplo en la formación online y sobre todo en la internacionalización de todo el sistema andaluz de universidades», recalcando las relaciones con determinadas instituciones importantes, como es el caso de la Cátedra de la UNESCO. En esta línea, la UNIA también se señala como válida para realizar conferencias y dar más peso a la relación universidad-sociedad, «aprovechando que también está presente por todo el territorio, se puede aglutinar más todavía a Andalucía», una postura donde se recalca de esta institución que «es una universidad diferente y debe servir a todo el sistema y al resto de cada una de las universidades».